Capítulo 55: Jijluisha

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(Origen desconocido) Fuerte deseo de vivir y seguir viviendo.

Athan esperó a Luary frente a su casa desde muy temprano esa mañana. Luary se alistó tan temprano como pudo. Trató de disfrutar su última noche en su casa, algo le decía que no volvería a esa habitación en la cual ha librado tantas batallas.

Dejó las maletas en la puerta de su habitación, se recogió el pelo, tomó su violín, el atril y su mochila y bajó. Dejó todo a los pies de las escaleras y se dirigió a la cocina. Cada paso que daba se repetía que no debía sentirse culpable.

–Buenos días, Lu. –La saludó su padre.

Dijo "Lu" así que ya no estaba tan molesto, Luary pensó que se llevaría una gran decepción en unos minutos.

–Buenos días.

–¿Qué vas a desayunar?

–Nada, gracias.

–¿Segura? No comes nada desde ayer. –le dijo su madre más tranquila que el día anterior, de hecho, parecía estar de muy, muy buen humor. –Come algo.

El timbre sonó, 7:00, tal como habían quedado. Fue la madre de Luary la que abrió.

–Buenos días, señora Tametz. –Saludó Athan.

–Buenos días. –Saludó extrañada. –Disculpa, ¿Quién eres? Y ¿en qué puedo ayudarte?

–Soy Athan Zeev, mucho gusto. ¿Está Luary?

–Sí, claro. Pasa.

–Gracias, con permiso.

La madre de Luary quedó encantada con el niño, era bastante atractivo, claro que no perdería la oportunidad de molestar a su hija con él.

Cuando él entró, compartió con Luary una mirada de complicidad, ella lo veía como si fuera su ángel de la guarda. Su hermana se quedó boquiabierta cuando lo vio, lo reconoció al instante, pero era más atractivo de lo que esperaba.

–Buenos días. –Saludó el muchacho con la reverencia correspondiente.

–Lu, vinieron a verte. Es Athan. –Dijo claramente emocionada.

–Es un placer, señor Tametz. –Saludó Athan. Luego miró a la otra chica sentada al lado del señor.– Tú debes ser Nyx.

–Sí, hola.

–Mucho gusto, Athan. – Dijo el padre de Lu. –Pasa por favor, estás en tu casa.

–Gracias. –Se acercó a Lu. – Hola ¿Estás lista?

–Sí, las cosas están en la puerta de mi habitación.

–Con permiso. –Athan repitió la reverencia y subió las escaleras.

–¿Qué pasa Lu? –Dijo su hermana.

–Hoy es el examen para ver si califico al viaje. Aunque no quieran apoyarme, pienso ir.

Athan bajó en ese momento cargando ambas maletas.

–¿Segura que es todo?

–Lo demás lo llevo yo.

–De acuerdo. –Athan volteó hacia los cada vez más asombrados padres de Lu. –Señor y Señora Tametz, lamento esta situación, espero poder presentarme adecuadamente otro día. –Hizo una última reverencia y salió de la casa.

La madre de Lu se sentó, estaba molesta, pero siguió con su desayuno como si no fuera la gran cosa.

–¿Vas a seguir con esto? ¿No has tenido suficiente? –Increpó su padre.

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