En la enfermería los maestros le preguntaron a cada uno lo que había pasado, sentaron a Leo, Jyn y Alex más alejados que el resto, Athan y TJ se sentaron en dos sillas mientras Luary, Takashi y Ryke se sentaron en una camilla cada uno.
–Ella nos golpeó, profesora Andraste. –Exclamaba Leo.
–Creo que me rompió una costilla al patearme. –Se quejaba Jyn.
La maestra Senesh corrió la cortina para que Lu no los viera.
–Están exagerando, auch. –Dijo Lu al sentir el hisopo en su labio. –Cuidé de no golpearles en el rostro, supuse que me metería en problemas si lo hacía.
–Pero ellos sí te golpearon en el rostro. –Le dijo Senesh notablemente molesta. Lu calló, La nariz le sangraba, tenía el labio partido y el pómulo reventado.
Takashi era el más mal herido, una ceja partida, el labio partido, arriba y abajo y un ojo morado.
El maestro Yuan terminó de interrogarlo, y salió junto con la maestra Senesh para conversar con los demás profesores.
Debían decidir qué harían con los estudiantes, en especial con Jyn, Leo y Alex. Yuan abogó por su expulsión, pero Svajone dijo que era muy exagerado, que era suficiente con suspenderlos; Andraste dijo que esas decisiones perjudicarían al musical. Finalmente decidieron que ya no interpretarían a sus personajes del musical, serían suplentes y les suspenderían una semana. Evander acató la decisión, pero él hubiera preferido expulsarlos a los tres, así que llamó a sus padres y les informó de su suspensión inmediata, además que, si se volvían a acercar a alguno de los estudiantes que golpearon, serían expulsados. Pero ahora la cuestión era Luary.
Dentro de la enfermería nadie hablaba, ya todos sabían todo lo que había pasado, con más o menos detalles añadidos. Luary estaba sentada frente a Takashi, colocando una bolsa de hielo sobre su ojo. Su mejor amigo estaba hecho un desastre.
–¿Por qué no te defendiste? –Le preguntó.
–No pude. Esperaba que se detuviera pronto. Lamento que te hayan golpeado, incluso te torciste la muñeca.
–¿Tienes idea de lo preocupada que estaba?
–Claro que sí, estallaste en ira cuando llegaste. No recuerdo cuándo fue la última vez que atacaste en silencio. –Rieron para luego quejarse de dolor. –La patada que le diste a Leo estuvo genial.
–Apunté al hombro, pero se agachó. –Lu volteó a ver al amigo de Takashi, que se encontraba en la otra camilla. –No entiendo, ¿Por qué nadie más les ayudó?
–Porque todos son unos superficiales de mierda. –dijo TJ acercándose.
Luary sintió que hacía mal tercio entre Takashi y TJ, claramente ambos querían hablar, pero ninguno se atrevía a pedirle que se fuera.
–Iré por agua. –Dijo con una mirada traviesa.
TJ se acercó a Takashi y se sentó a su lado.
–¿Te ayudo? –le dijo tomando una bolsa de hielo y se la colocó suavemente en el ojo.
–Gracias...
–No me dijiste que tu amiga era una matona. –Takashi sonrió, abriendo sus heridas, lo que provocó un quejido de su parte.
–¿Por qué? ¿Te asusta que tu amigo salga con una matona?
–Me tranquiliza de hecho. –Suspiró con pesar. –Lamento lo que hizo Jyn.
–Está bien ya lo compensarás luego.
TJ sonrió son tristeza mientras ayudaba a Takashi.
Luary caminó hacia Athan y se sentó a su lado.
–¿Estás bien? –preguntó ella adelantándose.
–Hm... –No pudo decir nada más.
Lu lo miró, lo tomó del mentón y le revisó el rostro, al finalizar suspiró aliviada.
–Que alivio.
–¿Qué cosa?
–No te golpearon en el rostro. –Lu sonrió con dulzura y habló con alivio. – Me odiaría si te lastimaran el rostro por mi culpa.
–¿Soy muy guapo para salir herido? –Preguntó, Luary lo empujó con suavidad mientras él reía.
La maestra Andraste y Svajone entraron a la enfermería.
–Ustedes dos, a la oficina del maestro Lantsov. –ordenó Andraste a TJ y Athan. –Takashi, a la oficina del maestro Yuan. Luary, a mi oficina.
El japonés miró preocupado a su amiga, ella sonrió como si nada pasara. Pero Takashi y el Destino sabían que no era verdad.
–¿Cómo está tu mano? –le preguntó la maestra sentándose en su escritorio.
–Duele un poco, pero la enfermera dijo que estaría bien.
–No podrás tocar una semana, eso no es estar bien. Siéntate. –Lu obedeció. –Decidimos no suspenderte, pero perderás tu plaza en el festival, no podrás tocar con Ze Lei.
–Está bien.
–Lo aceptaste muy rápido.
–La violencia no siempre es la solución, Takashi siempre me lo dice. –Andraste asintió.
–Espera aquí, tenemos que llamar a tus padres.
–Maestra, por favor no haga eso. –Andraste detuvo el teléfono en su oído. –Mis padres no saben que estudio aquí.
–¿Aún no se los dijiste? –Lu negó. –Pues me alegra ser quien les avise.
Lu sintió todo el miedo que no sintió antes. Sudó frío, comenzó a mover su pierna derecha, al tiempo que se rascaba el dedo pulgar con el índice.
–Buenas tardes, ¿señora Tametz?... Le habla la maestra Siah Andraste, de la sinfónica del Instituto Merak... Bien gracias, le llamo por su hija Luary Tametz, ella es una estudiante becada de nuestro instituto... No señora, no es ningún error, su hija audicionó hace un mes y algo más... Sí, ella me dijo que no le había comentado nada, pero no le llamo por esa razón. El día de hoy hubo una pelea en el instituto, dos estudiantes atacaron a Takashi Yanase y Ryke Samboni y... Así es señora, su hija salió a defender a Yanase... sí, acaba de salir de la enfermería, la golpearon, pero no pasó a mayores, todas sus heridas fueron tratadas, le llamaba para que venga por ella... Entiendo, ¿hay alguien más que pueda venir a recogerla?... Comprendo. Hubo un estudiante que salió a defenderla, puede llevarla a casa, ¿le parece bien?... Perfecto, entonces yo le digo... sí puede venir cuando guste... No hay de qué, mil disculpas por el problema... hasta luego.
Luary estaba al borde de las lágrimas, ella sabía lo que venía luego, no quería que fuera esta la forma en la que salga del Instituto.
–Tu madre me dijo que no podrá venir, y al parecer tu padre está en una reunión con los maestros de tu hermana menor.
–Sí...
–Le pediré a TJ que te lleve a casa. Puedes retirarte, nos vemos mañana.
Luary se quedó sentada un minuto más antes de levantarse, caminó con lentitud hacia la salida. No habló ni cuando Takashi y los demás le preguntaron cómo estaba, todos comprendieron que no le fue bien. Cuando la dejaron en casa Athan bajó con ella, por si sus padres estaban en casa, pero no era así.
–Quédate con el violín. –le dijo ella, y sin dar más explicaciones entró a su casa.
Tenía que prepararse para lo que vendría esa noche, y suavizar la situación para que el día siguiente no fuera catastrófico.
ESTÁS LEYENDO
La Isla Fel
RomanceAthan Zeev tenía poco más de 20 años cuando su familia lo envió a La Isla Fel para continuar con un tratamiento para sus ataques de pánico, tras una serie de éstos antes de su debut en Corea del Sur. Es en el momento más oscuro de su vida cuando re...