Capítulo 53: Peiskos

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Disfrutar el calor de la chimenea.

TJ le preparó a Luary un té mientras ella contaba todo lo que había pasado.

–Estoy segura de que dije más... pero ya no lo recuerdo. –tomó un sorbo.

Al levantar la cabeza notó un dolor punzante en el lado izquierdo de su cuello. Emitió un quejido. El dolor se extendió hacia su nuca, llevó su mano a ella.

–¿Estás bien? –Preguntó Athan.

–Sí, es sólo un... –Nueva punzada. –Aouch.

–Déjame ver.

Athan se acercó a masajearle el cuello causándole un poco más de dolor.

–Te estresaste mucho. –Dijo Takashi.

Sonó el timbre, había llegado la comida, TJ y Takashi se encargaron de preparar las cosas mientras Athan terminaba el masaje aplicando una crema con un fuerte aroma.

–Lo siento. –Dijo ella. –Siempre te causo problemas.

–No es verdad. Este tipo de situaciones es recurrente entre nosotros. Siempre estamos en problemas.

Rieron.

–¿Te sientes mejor luego de decirles todo eso?

–No me siento bien, pero tampoco me arrepiento. Tenía mucho que decirles, desde hace mucho tiempo.

Athan le colocó un parche y se arrodilló frente a ella.

–Yo creo que estuviste genial.

–Sólo tú creerías eso.

–Probablemente.

–¡Vengan a comer! –Llamó TJ.

Cuando Athan y Luary se aproximaron a la mesa, los tres chicos comenzaron a cantar la típica canción de cumpleaños, sólo que esta vez lo hicieron en tres idiomas, Inglés, japonés y coreano, situación que la hizo reír mucho.

–Athan, ¿hiciste la sopa de algas? –Preguntó TJ.

–No, la olvidé. –Respondió inocente

–Idiota.

–Está bien, no me gusta la sopa de algas. –Terció Luary.

–Ves, no le gusta. –Complementó Athan con superioridad.

–Dios de la Papaya los cría y ellos se juntan.

Las risas abundaron durante la comida. Luary los observó reír entre ellos un momento, se sintió apreciada...

–Gracias por todo. –Dijo ella en un momento. –Esperaba nombrar este el peor cumpleaños de mi vida.

–Aún no termina el día. –Dijo Athan. –teníamos planeado hacer una maratón de películas y pizza.

–Sólo era una peli y una pizza. –Dijo Luary.

–¿Por qué limitarnos?

–Gracias, pero tengo que volver a casa.

–¿Por qué no te quedas? –Propuso TJ sorprendiendo al resto. –tengo mucha lencería femenina por si necesitas, así no tienes que volver a casa.

–¿No las quemaste? –Preguntó Takashi.

–Pensé en venderlas.

Rieron por la respuesta sin filtro.

–No lo sé... –Luary dudó.

–Quédate. –Dijo Athan, el corazón de Lu latió con fuerza, obligándola a contener un poco la respiración. –Te prestaré ropa y puedes dormir en mi habitación.

–Yo puedo llamar a tu madre. –Dijo Takashi. –Me quedaré también.

–Ok. Pero, ¿podemos dejar las películas para otro día? La verdad me siento muy cansada y quisiera dormir.

–Pero son las cuatro...

–Claro. –Athan interrumpió a TJ. –Ven conmigo.

La llevó a su habitación y sacó una mudada de ropa.

–Puedes ducharte mientras yo alisto la cama. –Athan enrojeció por la frase.

–Sí... está bien. –Dijo ella igual de sonrojada.

Cuando salió de la ducha llevaba puesta la ropa que Athan le prestó.

–Me queda enorme.

–Perfecto para dormir. –le dijo Athan. –Espera. –Athan sacó otro parche y se lo colocó en el cuello. –Duerme con esto para que se te quite el dolor, si te sigue doliendo llámame.

–Gracias, doctor Zeev.

Lu entró y se metió en la cama, dejó que el aroma de Athan la arropara, rememoró todo lo que pasó ese día, y se permitió llorar, hasta quedar dormida.

–Ustedes... –Observó TJ cuando Athan se reunió con ellos. –Parecen una pareja.

–Sí. –Afirmó Takashi.

–No es verdad, sólo somos amigos.

–Demasiada atención para que ella sea sólo tu amiga.

–¿Le dirás que regresarás a Corea? –Le preguntó Takashi. –Ella te quiere mucho y le dolerá enterarse por alguien más.

–Se lo diré... cuando sea el momento. Hoy es su cumpleaños y ya la pasó mal allá, quiero que al menos se sienta bien conmigo aquí.

–Sólo amigos, sí cómo no. –Comentó TJ con ironía.

Takashi llamó a la madre de Luary poco después. La señora estaba más preocupada que molesta, pero molesta al fin de cuentas. A Takashi se le hizo un poco difícil hablar con ella, quería saber a toda costa dónde y cómo estaba su hija. Takashi terminó tan agotado como incómodo, odiaba ese tipo de situaciones, pero no tenía cómo evitarlo.

–¿Tan terrible estuvo? –Dijo TJ secándose las manos luego de lavar los platos.

–Sí, está bastante molesta. Perdona, se arruinó la cita.

–Ya tendremos otra. Ahora mismo me preocupa más Luary, creo que sería bueno que se quede unos días, al menos hasta el viaje.

Takashi abrasó a TJ de manera efusiva.

–Oh... ¿Y esto?

–Gracias. –Takashi no dejó de abrasarlo.

–No es nada, es como mi hermana ahora. –Se separaron. –Además, sé muy bien lo que se siente estar en una familia que te hace menos todo el tiempo. Ella estará bien, le dolerá apartarse de su familia, pero... será mejor que seguir con ellos.

–No estoy tan seguro de eso... por cierto ¿dónde se metió Athan?

–Entró a cambiarle el parche a Lu.

–Ah... mmmh. –Rieron por la entonación que Takashi utilizó.

Efectivamente, Athan entró a su habitación mientras ella dormía, sabía que cualquier cosa la despertaría, así que cuidó hasta el ruido de su respiración. Se arrodilló al lado de la cama para verla dormir con la tenue luz de la lámpara de lava alumbrando su rostro.

Ahí estaba ella durmiendo en su cama, olía a parche medicinal, tenían los ojos rojos y cansados de tanto llorar, su piel natural sin maquillaje mostraba todas sus imperfecciones y resaltaba las ojeras que contaban las horas de estudio de la semana pasada. Su pelo estaba todo alborotado sobre la almohada, tenía las puntas picadas. Sus uñas estaban rotas, y sus pulgares mostraban las recientes heridas que se hizo, por encima de las cicatrices que le quedaron por los retazos de piel que se sacaba por tanto rascar en el mismo lugar.

La chica que amaba estaba sufriendo y él sólo podía quedarse ahí, viéndola dormir en su cama...

La Isla FelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora