(Inuit) No merece la pena preocuparse por las cosas que no podemos cambiar.
Dilara sabía que luego del episodio Athan sentiría más cosas por Lu, tenía que hacer algo...
Cuando vio que Athan llegó al Instituto ese día corrió a abrasarle, no importaba nada más, él estaba ahí ahora.
–Hola, Di. –Le saludó él, con su sonrisa habitual, pero había algo diferente.
–¿Cuándo saliste?
–El sábado en la mañana.
–¿Y no me lo dijiste? Pude ir a tu casa ayer.
–Estábamos ocupados, mis padres vinieron y... teníamos mucho de qué hablar.
–Ah... Pero, podías presentarme a tus padres.
Luary llegó al Instituto, TJ la vio entrar y se lo hizo notar a Athan.
–¡Lu! –la llamó.
La pelinegra sonrió al verle, Dilara se dio cuenta de que sólo sonreía así cuando saludaba a Luary. Se había percatado de ello hace tiempo, pero ahora le dolía mucho más.
–Hola, chicos. –saludó Luary.
–¿Vienes a inscribirte otra vez? –preguntó TJ, ya enterado de su regreso.
–¿Inscri...? –Dilara intentó preguntar, pero nadie la escuchaba.
–Sí, Lantsov me está esperando en su oficina para oficializar que regresé.
–¿Regresarás al Instituto? –preguntó Dilara subiendo el tono de voz.
–Sí, volveré. –estaba tan emocionaba que casi daba saltitos. –Debo irme, nos vemos más tarde.
La sonrisa de Athan no podía lanzar un mensaje más claro.
–¿Tú sabías que ella volvería? –Preguntó Dilara.
–No era seguro, aún tenía que hablarlo con su madre, pero... Sea como fuera, me alegra mucho que haya regresado.
Dilara se sintió amenazada, pero se repetía que no importaba, ella pasaba más tiempo con Athan que cualquier otra chica. Las cosas no siguieron como ella esperaba. Athan sí pasaba más tiempo con ella, pero...
Unos cuantos días fueron suficientes para que Dilara se diera cuenta de que Athan ya no era el mismo, no había nada por lo que pelear con él, no podía hacerle escenas de celos, no podía decirle que no le gustaba cómo vestía, porque él simplemente sonreía y le restaba importancia. Necesitaba salir con él, necesitaba ir a alguna parte lejos del Instituto, lejos de ella...
–Athan. –lo llamó saliendo de clases. –¿Vamos a almorzar juntos?
–Di, lo siento, pero quedé con los chicos para ir a comer. ¿Te parece si luego vamos a cenar? O si prefieres, vamos a esa cafetería que te gusta.
–¿Prefieres ir a comer con tus amigos a comer conmigo?
–No es eso Di. Te dije esta mañana que almorzaría con ellos.
–Bueno, creí que podrías cambiar tus planes por mí.
–Am... No. De verdad quiero ir a comer con ellos, no lo hago desde antes de entrar al hospital.
–¿Y sólo importa lo que tú quieres?
–No, no quise decir eso. Lo estás mal interpretando.
–¿Qué estoy malinterpretando? Fuiste muy claro, quieres estar con ellos y no importa cómo me hace sentir eso, no te importa si me agradan o no.
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La Isla Fel
RomanceAthan Zeev tenía poco más de 20 años cuando su familia lo envió a La Isla Fel para continuar con un tratamiento para sus ataques de pánico, tras una serie de éstos antes de su debut en Corea del Sur. Es en el momento más oscuro de su vida cuando re...