capítulo 34: Trouvaille

18 0 2
                                    

Algo descubierto por accidente.

Cuando Lu fue a la cocina a preparar los emparedados, Seth la siguió, esperó a que ella estuviera sola en la cocina y cerró la puerta tras él.

–Así que... TJ. –Dijo llamando su atención. Luary regresó la mirada a lo que hacía casi inmediatamente, él se acercó un poco más.

–Así que... Zephyr –Mencionó a la chica con la que se besó él, casi de la misma manera en la que él mencionó a TJ.

–Hubo presión social, ¿Qué iba a hacer? Si me negaba ella se sentiría mal.

–Ay sí, pobre alma en desgracia. –Lu rio por la referencia a Úrsula.

–¿Y tú? ¿TJ es bisexual? ¿Te metiste en un poliamos? ¿Qué hay del otro?

–¿Por qué? ¿Celoso?

–¿No preferías besarme?

–Zephyr estaba ahí, ¿Qué iba a hacer? Si te besaba ella se sentiría mal.

–Ah sí, pobrecita. –Rieron divertidos. Lu cerró los sándwiches y volteó a verle mientras se apoyaba en el mesón.

–Además, no es como si tuviéramos algo como para...

No terminó la frase, Seth la besó, fue un beso intenso, la sorprendió. La besó como si hubiera deseado hacerlo desde hace mucho tiempo.

–¿Y eso? –dijo ella al separarse.

–Sólo quería besarte.

–Ah... –Lu se acercó a él y lo besó, esta vez duraron más que la primera vez.

«Esto está mal...» Pensó ella. Estaba disfrutando el beso. Los labios de Seth eran suaves y el beso era atrevido, lleno de anhelo.

Se separaron.

–Tus labios saben a labial de fresa. –Lu se limpió los labios en cuanto terminó la frase. Tomó los platos y salió de ese lugar.

Seth no pudo decir nada. Él no usaba bálsamos labiales. Al hacerle notar que sus labios sabían a otra chica, Luary marcó un límite a sus intenciones. Ya no jugaría más.

Luary suspiró al recordar todo, miró a sus amigos comer como si fueran niños con sueño y hambre.

–Llamaré a Athan para que venga por nosotros.

Lu sacó el celular de TJ de su chaqueta y marcó a Athan.

–Amigo ¿qué pasó? –Su voz desató una ola de emoción que recorrió su cuerpo, sintió como si miles de estrellas salieran de su corazón y se esparcieran por todo su cuerpo.

–¿Athan? Soy yo, Luary.

–Ah... ho-hola Lu. –Escucharlo mencionar su nombre era como beber café.

–Hola... lamento molestarte, sé que es algo tarde, pero...

–No tranquila, dime, ¿pasó algo?

–¿Podrías venir a recogernos? Es que TJ está algo drogado y, además, bebió mucho.

–¿Y tú? ¿Estás bien? –Luary sonrió, la calidez de Athan la derretía completamente.

–Sí, pero también bebí, y no estoy en condiciones de conducir.

–Mándame la dirección, ya voy para allá te llamo cuando llegue.

–OK, gracias.

La preocupación y la emoción por verla hizo que Athan no se cambiara de ropa y saliera a toda velocidad en pijamas.

La Isla FelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora