Capítulo 4

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Podía decirle la verdad. Podía decirle que había pensado en sus ojos y en sus caricias mil veces desde aquella noche, pero eso haría que las dos volvieran a tener una relación y Lia no estaba ni preparada ni interesada en ello. Sobre todo cuando el sentimiento no parecía ser recíproco.

-No he venido aquí para resucitar nada -dijo decidiendo que lo mejor era dejarlo todo bien claro. inmediatamente, antes de que alguien se hiciera una idea equivocada o el tren descarrilara aún más-. He venido porque me interesaba el programa de software que mencionaste.

Yeji se echó atrás y echó un brazo a lo largo del asiento.

-No puedo creer que recuerdes eso.

-Me pareció muy interesante. Es interactivo, fomenta la lectura a la vez que enseña a los niños a disfrutar de la naturaleza. Es algo que combina el aprendizaje electrónico y que despierta el interés por las actividades al aire libre al mismo tiempo.

Ésa había sido una de sus primeras conversaciones y parte de eso la había hecho interesarse por Yeji. Habían empezado hablando del mejor cumpleaños que recordaban y de ahí habían pasado al trabajo de ella, a lo frustrada que se sentía con niños tan sedentarios y carentes de conexión con lo que los rodeaba. Esto último era lo que había propiciado el comentario de Yeji sobre la idea que tenía para un programa informático y entonces, antes de poder darse cuenta, Lia se había visto envuelta por sus ojos, su voz y sus caricias.

Yeji se había mostrado tan emocionada con ese proyecto que Lia disfrutó escuchándola y se contagió de ese entusiasmo.

-Eso del software... no era más que una idea -dijo Yeji-. Mi empresa no fabrica esa clase de cosas, en realidad. Estamos especializados en paquetes de seguridad para grandes empresas. Prevención de fraudes, prevención de hackers, esas cosas. El otro programa... era un sueño.

-Pues aquella noche me pareció que hablabas muy en serio.

-Yo... -se detuvo-. Hace mucho tiempo solía pensar que ésa era la clase de empresa que quería dirigir, la clase de software que quería fabricar. Pero el dinero no está ahí, y cuando diriges un negocio tienes que ser práctico. Es más, hace poco le propuse la idea a mi equipo y la rechazaron.

¿Rechazado? ¿No iba a hacerlo?

Había ido hasta Las Vegas con un plan que era una locura. Estaba claro que no lo había pensado bien... o que la había malinterpretado totalmente aquella noche. Creyó que Yeji hablaba en serio y por ello pensó que sería la persona ideal para ayudarla a crear el programa, a la vez que lograba conocer bien a la madre de su bebé.

Lo había invertido todo en esa opción... sin un plan B, y sólo eso ya indicaba que cuando se trataba de Hwang Yeji, ella no pensaba con claridad. Tenían que ser las hormonas del embarazo. De lo contrario, ¿por qué estaba tomando decisiones de ese modo tan apresurado?

-¿No tienes planes de desarrollar el programa?

-Me encantaría... algún día -miró a otro lado y no dijo nada durante un segundo antes de volver a mirarla-. ¿Por qué?

¿Algún día? Necesitaba que fuera ahora. Ella centró su atención en la carta del restaurante.

-Por nada -dejó de estudiar la lista de pastas y ensaladas-. Es sólo que... parecías tan emocionada cuando hablabas del programa que... pensé que te dedicabas a eso y no a esto. Es más, eso es lo que pensé cuando te conocí. Cuando llegué a Las Vegas me sorprendió ver que te dedicabas a los sistemas de seguridad.

Yeji suspiró y apartó la carta.

-Hace mucho tiempo...

-¿Hace mucho tiempo qué?

Embarazo en las Vegas (YEJISU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora