Capítulo 25

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Una vez ahí, se dirigió a la sala de investigación y desarrollo. Aunque sabía que era posible que Lia no estuviera allí, que se hubiera ido a cenar con sus amigas, no podía irse sin asegurarse. Sin preguntarle por qué se había marchado tan bruscamente.

Pero no, la puerta estaba abierta y vio a Lia recogiendo sus cosas.

-Lia.

Ella se giró ante el sonido de su voz, sorprendida, y la bolsa de piel se le cayó de las manos con todo lo que llevaba dentro. Se agachó rápidamente para recogerlo, pero no antes de que Lia pudiera ver el libro que había caído encima de todo, Yeji se agachó para recogerlo... Y se quedó paralizada. Un diario con pasta dura titulado "Recuerdos para tu bebé"

¿Un diario de bebé? ¿Por qué tenía Lia algo así? ¿Sería un regalo para una amiga?

Lia se lo quitó de las manos y metió el libro en su bolsa.

-Eh, gracias.

Entonces Yeji empezó a pensar en lo blanca que se había puesto al ver los cebos, en el ligero aumento de peso en la zona de la cintura, y ahora el libro.

Pero sobre todo pensó en aquella noche, en esa loca y embriagadora noche en la que las dos habían actuado demasiado deprisa, demasiado apresuradamente...

-¿Estás embarazada?

-Yo... -abrió los ojos de par en par y un rubor tiñó sus mejillas. Con esa respuesta bastó.

-¿Cuándo ibas a decírmelo?

-Pronto, te lo juro. Es sólo que... no encontraba el momento adecuado.

-¿Es... mío?

Ella retrocedió, ofendida, fue como si la hubiera abofeteado y Yeji quiso no haber formulado esa pregunta.

-Claro que sí. ¿Es que crees que voy a por ahí acostándome con extraños todo el tiempo?

-No quería decir eso, Lia. En absoluto. Lo que quiero decir es que... bueno, podrías haber tenido una relación cuando nos conocimos. No hablamos de esas cosas.

Ella se entretuvo recogiendo el resto de sus libros y cuando Yeji se agachó para ayudarla sus manos se rozaron. Lia se apartó.

-Hace mucho que no tengo una relación con nadie.

-Oh -eso sólo podía significar una cosa. El niño era suyo. Yeji se dio la vuelta y se pasó una mano por el pelo.

-No había contado con esta complicación.

-Es un bebé, Yeji, no una complicación.

-No estoy preparado para tener una familia. Es más, no entra en mis planes en absoluto.

Vio la decepción que se reflejó en los ojos de Lia y cómo intentó marcar las distancias retrocediendo dos pasos. Pero, ¿qué tenía que hacer? ¿Mentir? ¿O decirle la verdad? ¿Que por un segundo había pensado que ya lo tenía todo, que había mirado su vientre y se había imaginado cómo sería tener en brazos a su hijo?

Pero entonces recordó que Yeji no podía ser madre. Había sido una hermana mayor terrible.

-No estoy pidiéndote que hagas nada -le dijo Lia.

-Pero está claro que hay cosas que debería hacer -respondió Yeji-. Como madre.

-¿Como por ejemplo?

Yeji pensó en las necesidades básicas y lo primero que se le ocurrió fue sacar el talonario del bolsillo de su traje.

-Necesitarás dinero para el niño. Para pañales, una cuna...

-¿Vas a pagarme un sueldo? -el impacto que se reflejó en su voz hizo que ésta subiera varios decibelios.

-Claro que no, sólo voy a darte dinero...

-Para librarte del problema, de la "complicación" -pronunció la palabra casi como si se la estuviera escupiendo a la cara. Sacudió la cabeza y fue hacia la puerta-. Creía que te conocía, Yeji. De verdad que sí. Pero me equivocaba.

Antes de poder detenerla, Lia ya se había ido. La puerta se cerró de golpe dejando muy claros los sentimientos de esta. No quería saber nada de Yeji y tampoco podía culparla.

¡Maldita sea!

Se había girado para marcharse cuando se fijó que había algo contra la pata de la mesa. La bolsa de piel de Lia. Al recogerla, el libro que había encima de todo volvió a caer al suelo. El diario Recuerdos para tu bebé. Comenzó a hojearlo.

Era uno de esos libros con preguntas que las futuras madres tenían que ir rellenando.

Encontró una página titulada: Sobre tu mamá.

Nombre de la madre: Hwang Yeji.
Cumpleaños: ??
Color de ojos: Marrones.
Color de pelo: Marrón oscuro.
Profesión: Presidente de una empresa.
Dónde nos conocimos: Tomando una copa de vino en Las Vegas.

Su mente volvió a aquella noche en el Bellagio, a la desenfrenada pasión que había nacido entre las dos, a las ansias por subir a la habitación y a la primera vez que habían hecho el amor... sin tomar precauciones.

Una estupidez, sí, pero después, la segunda vez, cuando su mente había estado más despejada y se había tomado su tiempo para hacerle el amor a Lia, había sido lista... e idiota a la vez por pensar que con una sola vez no bastaba para que una mujer se quedara embarazada.

Pasó todas las páginas del diario y no encontró más que huecos en blanco para preguntas del tipo:
"¿Dónde creció tu madre?", "Sus recuerdos más felices de la infancia", o "¿Qué nombres le gustaban para ti?"

Unas páginas más adelante encontró unas líneas con información sacada de la conversación que había tenido con Harry en el acuario. De pronto, todas las preguntas que Lia le había hecho durante los últimos días cobraron sentido y las páginas en blanco no hicieron más que dar testimonio de lo poco que se había abierto a ella. No le había abierto su corazón, sólo su talonario.

Suspiró y dejó la bolsa de piel donde la había encontrado, pero se llevó el diario con ella, apagó la luz y salió de la habitación.

Embarazo en las Vegas (YEJISU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora