Capítulo 6

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-Perfecto. Sólo necesito algo que hacer hasta que comience el siguiente curso escolar. He enviado solicitudes de empleo a otros colegios y seguro que me saldrá algo antes de septiembre. No busco un cambio de empleo, sólo... Un puente de enlace con mi próximo trabajo. Si a ti te parece bien, entonces creo que formaremos un buen equipo.

Se sonrojó. ¿Por el doble sentido de las palabras o por algo más?

De nuevo, Yeji estaba segura de haber captado un mensaje oculto, aunque desconocía qué era. Pero la tenía muy intrigada.

¿Lia podía seguir interesada? De ser así, tendría que dejarle claro que no tenía intención de comenzar una relación ni con ella ni con ninguna otra mujer. A pesar de lo bella que era Lia, y de lo memorable que fue aquella noche, su vida era como era y en Yeji no había sitio para una mujer así.

Una mujer que era la clase de mujer que decides sentar cabeza. A pesar de aquella única noche salvaje, Choi Lia, la maestra de preescolar, era mujer de zona residencial y familia.

-Me parece bien -dijo Yeji-. ¿Estás segura?

-No estaría aquí si no lo estuviera.

-Quería decir... -se inclinó hacia delante y miró a la mujer con la que había pasado una noche inolvidable, una noche apasionada, una que no había podido olvidar por mucho que lo había intentado-, si te parece bien trabajar codo a codo conmigo durante unas semanas.

Pero... ¿estaba Yeji preparada para ello?

(***)

El grito de alegría de Shin Ryujin se pudo oír desde el otro lado del espacioso y hermoso vestíbulo del hotel McJeon.

-¡Lia! -abrazó a su amiga después de dos meses-. ¡Cuánto me alegro de verte! -Lia se apartó riéndose.

-Yo también me alegro mucho de verte. San Diego no es lo mismo sin ti y sin Chaeryeong. Los mensajes de texto, los e-mails y las vídeollamadas no son tan maravillosos como poder ver a mis mejores amigas en persona -Ryujin señaló un par de sillones y las dos mujeres se sentaron.

-Apuesto a que San Diego está mucho más tranquilo -dijo ella con una risa.

-No tanto. Más aburrido. Yuna y yo seguimos yendo a la tetería, pero pasamos la mayor parte del tiempo preguntándonos cómo estaréis las dos -sonrió-. Las cuatro nos hemos divertido mucho en ese sitio.

Las cuatro solían ir a la Tetería Victoria, uno de los lugares favoritos de San Diego del casco antiguo. Les encantaba la comida, el ambiente y sobre todo la oportunidad de estrechar lazos con sus amigas mientras compartían unas galletitas.

-Sí que nos divertimos mucho allí. Bueno, ¿y qué te trae por aquí? Además de venir a vernos a Chaeryeong y a mí, claro -los ojos marrones de Ryujin bailaron de alegría. Lia no recordaba haber visto a su amiga así de feliz, resplandeciente-. El matrimonio te sienta bien.

-Es Heejin, ella me sienta muy bien. Es maravillosa. Jamás pensé que encontraría a una mujer tan... -se detuvo y sonrió: fue esa clase de sonrisa sobre la que Lia había leído en las novelas y que las mujeres les dirigían a las personas que amaban, y se preguntó si ella algún día sonreiría así también-. Es increíble. Cuando me mira, me siento amada. No tiene que decir nada, tan sólo mirarme.

Una oleada de envidia sacudió a Lia con tanta fuerza que se sorprendió. Era feliz con su vida y se alegraba de haberse divorciado porque Soobin nunca la había mirado así y, de hecho, nunca se había parado a escucharla o a comprenderla.

Además, con un bebé en camino, ahora tenía otra vida de la que preocuparse. Pero entonces, ¿por qué de pronto deseó estar en el puesto de Ryujin? ¿Para saborear la felicidad que emanaba de ella?

Embarazo en las Vegas (YEJISU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora