El uso formal de su nombre hizo que le recorriera un cosquilleo. Miles de personas la llamaban así regularmente, pero oír su nombre saliendo de los labios de Lia fue como oír un flirteo.
"Márchate", le dijo su sentido común.
"Vuelve al trabajo. No debes acercarte a una
mujer como ésta. Una mujer que se merece... lo que no puedes y no deberías darle".Se acercó más a ella ignorando las advertencias de su cabeza y viendo únicamente sus ojos, sus labios y su sonrisa.
-Eso parece.
Lia tomó aire y sus ojos se abrieron como platos cuando Yeji se acercó más aún.
-Entonces, ¿qué deberíamos hacer? -Yeji sabía lo que quería hacer; quería continuar con lo que habían empezado dos meses atrás. Quería volver a besarla, llevarla a su piso y pasar días, no sólo una
noche, explorando cada centímetro de su dulce piel.Besarla de pies a cabeza. Hacerle el amor una y otra vez hasta que se disipara ese deseo que sentía cada vez que estaba cerca de ella.
Ese deseo, ese anhelo por algo imposible. Por lo que su hermano había tenido. Levantó una mano y agarró un largo cabello castaño que se deslizó entre sus dedos como si fuera seda y el recuerdo de tenerla en sus brazos volvió a sacudirla.
Separó los labios y las ansias de besarla, de volver a saborear sus labios, golpearon con fuerza su cerebro.
¡Cómo la deseaba! Siempre la había deseado, pero ése no era el problema. El problema era tenerla.
Su teléfono móvil vibró contra su cadera y con ello volvió a la realidad. Tenía gente esperándola. ¿Qué demonios estaba haciendo? Tenía que ser inteligente, sensata, no irracional. No podía dejar que sus hormonas controlaran sus ideas.
Dio un paso atrás y rompió el contacto.
-Lo siento, pero mi tiempo es demasiado limitado como para ayudarte. Roy me conoce lo suficiente, por eso le he nombrado diseñador jefe del proyecto. Estoy seguro de que con su ayuda podrás llevar esto a cabo sin necesidad de mi aportación.
Entonces se dio la vuelta y se marchó antes de que ser responsable se convirtiera en un sinónimo de ser lamentable.
Al final del día, Lia subía en el ascensor de la empresa diciéndose que debería irse, volver a las Torres Hamilton. Su trabajo ya estaba hecho por hoy y todos los demás se habían ido a casa... excepto Yeji.
Lo sabía porque había recibido un e-mail suyo hacía cinco minutos. Directo, al grano, sin desviarse en ningún momento del tema laboral. Si era lista, lo interpretaría como lo que era: una señal clara de que Yeji no quería que entre ellas hubiera nada más que trabajo.
Pero...
Había visto algo en sus ojos, algo que la trasportó a aquella noche y ahora entre ellas había mucho más. Se llevó la mano al abdomen. Tenía que contarle lo del embarazo.
Tal vez si la encontrara sola... daría con un modo de hacerlo. Las puertas del ascensor se abrieron en la planta de los despachos y Lia entró en el
silencioso pasillo. Sólo había encendidas algunas luces dándole al lugar un ambiente muy íntimo que le recordó que allí sólo estaban Yeji y ella y tal vez algún miembro del personal de seguridad.La última vez que habían estado solas en un lugar oscuro habían terminado juntas en la cama. Pues bien, eso no volvería a pasar, se juró. Giró a la derecha, salió al pasillo y rodeó una esquina.
Y casi se chocó con Yeji.-Lia. ¿Aún estás aquí?
-Me he quedado trabajando hasta tarde, igual que tú -sonrió.
-¿Has avanzado mucho hoy? -Lia asintió.
-Roy y Jerome tienen mucho talento. Me ha
impresionado cómo han sabido plasmar mis ideas con sólo unos clics del ratón. Oh, y también se nos ha ocurrido un nombre. Estábamos pensando en llamarlo "Juegos dentro y fuera"-Me gusta.
A Lia la invadió la emoción.
-Bien.
Pero no estaba bien. No debería alegrarle tanto que Yeji estuviera satisfecha con el nombre del juego, ¡por el amor de Dios! Tenía que centrarse en su objetivo, llegar a conocer a Yeji y encontrar un modo de contarle cuál había sido el resultado de la
noche que habían pasado juntas.-Mañana, cuando empecéis con el módulo...
-No quiero hablar de trabajo -interrumpió ella-. Tengo que preguntarte algo.
-Dime.
Antes de poder cambiar de idea, le formuló la pregunta que había estado persiguiéndola durante semanas.
-¿Por qué sólo una noche? -algún día su hijo, o hija, le haría esa pregunta. ¿Por qué sólo habían pasado una noche juntas? ¿Por qué Yeji no había querido más?-. Quiero decir, no sé tú, pero yo no soy una persona de relaciones de una noche. En absoluto. Esa noche fue un total...
-Arrebato.
-Sí, exacto.
Yeji se acercó.
-Para mí también -la miró a los ojos y se preguntó qué veía ahí o, mejor dicho, qué estaba buscando-. Pero a mí no se me dan bien ni los compromisos ni las relaciones, Lia.
-¿Por qué?
Yeji suspiró.
-Otra pregunta complicada.
No se lo estaba poniendo fácil y tampoco podía decirse que Yeji fuera un libro abierto. ¿Qué esperaba? ¿Salir del ascensor y que Hwang Yeji le pusiera su corazón sobre la mesa para que lo examinara?
Comenzó a rugirle el estómago. Se había saltado el almuerzo porque no se encontraba bien y se le había olvidado tomarse unas galletas de las que había en la sala de descanso. Ahora las nauseas matutinas, un término de lo menos apropiado
teniendo en cuenta que eran casi las siete de la tarde, habían vuelto con fuerza.-Lo que he dicho hoy -le dijo Lia intentando ignorar el malestar que sentía-, sobre querer conocerte mejor iba en serio.
Una sonrisa se reflejó en la cara de Yeji.
-Eres una mujer decidida.
-No por norma general. Es sólo que... -buscó las palabras, una explicación para esa nueva Lia, esa mujer que intentaba tomar las riendas porque de pronto había mucho en juego.
-¿Sólo qué? -le preguntó Yeji cuando ella no terminó.
El estómago le daba vueltas. ¡Dios! iba a vomitar. Tenía que salir de allí.
-¿Lia? ¿Estás bien? Estás un poco pálida.
-Estoy... -respiró hondo-. Bien. De verdad.
Yeji, con rostro preocupado, fue a agarrarla, pero antes de poder tocarla ella farfulló una excusa y salió corriendo por el pasillo, escapando así, de la peor forma posible, justo antes de decirle que estaba embarazada.
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Embarazo en las Vegas (YEJISU)
FanfictionDesde que Lia vio a Yeji en Las Vegas, donde había ido a pasar un fin de semana con sus amigas, se quedó prendada de ella. Conectaron al instante y se dejaron llevar por el momento. Lia volvió a casa tras esa fantástica aventura, pero nunca imaginó...