Lia jugueteó con su cena, llevó el pollo de un lado a otro del plato e hizo una montaña de risotto que luego derribó con su tenedor. Estaba en el Sparkle, el precioso restaurante situado en la última planta del hotel McJeon con Ryujin y Chaeryeong, que había puesto una excusa para no asistir a una gala benéfica con su nuevo esposo, Jonas, e ir a cenar con ellas.
Lia sabía que tendría que estar emocionada por haberse reunido con otra de sus mejores amigas, pero no parecía encontrar la energía necesaria.
-¿Qué pasa, Lia? -le preguntó Ryujin-. No puede decirse que esta noche seas la alegría de la fiesta.
-¿Estás bien? -le preguntó Chaeryeong con expresión de preocupación en sus marrones ojos
-. Apenas has probado bocado.Lia soltó el tenedor y apartó el plato a un lado.
-No. Sí -suspiró-. Tal vez.
Ryujin y Chaeryeong se rieron y se miraron.
-No. Sí. Tal vez -repitió Ryujin-. Es como decirlo todo de una vez. ¿Estás enferma?
-No. Sí. Quiero decir, estoy bien, pero...
-Qué respuesta más rara. El único momento en el que una mujer se encuentra fatal, pero está bien, es cuando está embarazada y es imposible... -Ryujin dejó de hablar y miró a Lia.
Lia tragó saliva y una débil sonrisa se marcó en sus labios. Se encogió de hombros.
-¿Lia? -preguntó Ryujin.
-No lo estás, ¿verdad?
-Acabo de descubrirlo. Estoy de dos meses.
Ryujin y Chaeyeong estallaron en gritos de alegría y la abrazaron con tanta fuerza que no podía respirar.
-¿Dos meses? -preguntó Ryujin-. No puedo creer que no nos lo hayas contado. ¿Cómo pasó? Quiero decir... -entonces se le encendió la bombillita. Abrió la boca y los ojos de par en par-. Hace dos meses estábamos aquí. En Las Vegas.
Lia volvió a asentir. Tenía que contárselo. Esas mujeres eran dos de sus mejores amigas. Necesitaba buscar respuestas porque con el tiempo se le notaría el embarazo y empezarían las preguntas. ¿Cómo iba a decirle a la gente que su embarazo era el resultado de una aventura de una noche? Pero a sus mejores amigas tenía que decirles la verdad. Después de todo, ellas lo entenderían.
Respiró hondo y comenzó con la historia.
-¿Recordáis la segunda noche que estuvimos aquí, cuando cada una fue por su lado? -Chaeryeong asintió.
-Tú y yo nos fuimos a uno de los bares del Bellagio, pero dijiste que te dolía la cabeza y que te ibas a tu habitación.
-Y eso hice. Pero cuando me marchaba entré en otro salón, uno con un piano maravilloso, pensando que tal vez una copa de vino me haría sentir mejor -un calor inundó sus mejillas-. Y mientras estaba allí sentada, conocí a alguien.
Podía verlo todo otra vez como si en ese mismo instante estuviera en el bar Baccarat del Bellagio, con una luz tenue y el pianista tocando una pieza de jazz. Y entonces, cuando estaba a punto de marcharse, Yeji se sentó a su lado y lo cambió todo.
-Se sentó en el taburete a mi lado y pidió una copa de bourbon con hielo. Era guapa... muy guapa... pero eso no fue lo que me llamó la atención.
-¿Y qué fue? -Chaeryeong se inclinó hacia delante, sus ojos marrones estaban abiertos de par en par.
-Fueron sus ojos -respondió Lia-. Cuando la miré, la vi... -buscó la palabra adecuada para describir a la Yeji que había conocido aquella noche, la única
palabra que podía capturar la razón por la que había decidido flirtear y, después, acostarse con ella-, perdida.Ryujin también había apartado su plato y las tres se volcaron en la conversación en lugar de comer.
-¿Perdida como si necesitara un GPS o perdida en otro sentido?
-Como si estuviera buscándose a sí misma -y podía entenderla. Ella se había sentido así durante el año que había estado casada pensando que había cometido el mayor error de su vida y durante los dos años siguientes a su divorcio. Se sentía así.
Perdida, intentando descubrir quién era y qué quería de la vida. Pensó que lo había sabido... hasta hacía un par de meses-. Por eso empecé a hablar con ella.-¿Tú empezaste a hablar con ella? ¿Tú? ¿La mujer que estuvo todo el viaje aleccionándonos para no hablar con desconocidos mientras estuviéramos aquí?
Lia se rió.
-Tal vez fue por el alcohol, tal vez por estar en Las Vegas, o tal vez fue por ver lo que le había pasado a Yuna cuando su compromiso fue cancelado de ese modo tan desastroso. De pronto quise disfrutar del momento, pero sí, me presenté y dije que era maestra de preescolar y que estaba aquí pasando el fin de semana con mis amigas.
-¿Cómo pasasteis de eso a...? -Chaeryeong señaló el vientre de Lia.
-Descubrimos que teníamos mucho en común -o por lo menos eso creía ella en aquel momento. La mujer a la que había conocido aquella noche se había mostrado mucho más relajada, más suelta. Más feliz. No tan acartonada y condicionada por una agenda. ¿Había sido el alcohol? ¿El lugar? ¿U otra cosa? ¿Algo verdadero?-. Y entre nosotras había atracción, muy grande.
Aún podía sentir el deseo que había vibrado entre las dos. Su excitación justo después del primer beso y cómo se había preguntado cuándo volvería a besarla, cuándo volvería a tocarla. Su mente evocó unas imágenes de lo más claras y realistas, como si Yeji estuviera allí mismo a un paso de acariciarla.
-¿Y decidiste dejarte llevar por esa atracción con una perfecta desconocida? -preguntó Ryujin interrumpiendo los pensamientos de Lia-. Eso no es propio de ti, Lia.
-Lo sé. Y supongo que por eso lo hice. Estaba hablando con ella y al instante estábamos agarrándonos las manos, besándonos y antes de darme cuenta estábamos subiendo a su habitación. Quería... -dejó escapar un suspiro y miró hacia la ventana, pero allí no vio las luces de neón y el interminable mar de negocios que abrían las veinticuatro horas al día, sino que vio a la persona que había sido aquella noche.
Alguien distinta de la Lia predecible que hacía lo mismo todos los días y que de ello no había sacado más que un matrimonio fallido y un divorcio aún peor-. Quería ver lo que sería dejarme llevar por mis impulsos, aunque fuera por una vez.
-¿Y cómo fue? -preguntó Chaeryeong con una picarona sonrisa-. Dejarte llevar por tus impulsos, quiero decir.
Lia suspiró.
-Maravilloso -alucinante, increíble. No había adjetivos suficientes en el diccionario para describir aquella noche. El modo en que Yeji se había tomado su tiempo para hacerla sentir como si fuera la única mujer en el mundo. Hacerla sentir especial, bella.
La noche había sido ardiente y apasionada, sí, pero al mismo tiempo extrañamente romántica.
-Y bueno... ¿dónde está la señorita "Maravillas"? ¿Sabe lo del bebé?
-Está aquí, en Las Vegas -aunque no era exactamente la misma señorita Maravillas de
aquella noche, pero eso Lia no la mencionó. Si lo hacía, probablemente se echaría a llorar y se negaba a derramar una lágrima más por Yeji-. Y no, no lo sabe. Se lo diré. Pronto.-Tengo la sensación de que te estás dejando parte de la historia. Tal vez la parte más importante. Como, por ejemplo, qué pasó cuando llegaste a Las Vegas para reunirte con la chica maravillas en el bar.
-No pasó nada. Cuando la vi, no era... la misma -jugueteó con su bebida. Había perdido el apetito al pensar en la decepción que sintió al llegar y encontrarse un escenario muy distinto al que se había imaginado. Eso le pasaba por leer tantas
novelas-. Sólo necesito tiempo para decidir qué hacer.-Lo comprendo -Chaeryeong jugueteó con el anillo de boda que llevaba y Lia se preguntó cómo irían las cosas entre Jonas y su amiga. La pareja tenía química, pero eso no significaba que su matrimonio de conveniencia fuera a funcionar.
Mientras Lia estaba con Yeji, Chaeryeong se casaba con Jonas, un completo desconocido, en una de esas capillas del amor. Había accedido a seguir casada con él y ayudarlo a conseguir la alcaldía de Las Vegas.
Sin embargo, Chaeryeong no tenía el mismo brillo de felicidad que Ryujin.
ESTÁS LEYENDO
Embarazo en las Vegas (YEJISU)
FanfictionDesde que Lia vio a Yeji en Las Vegas, donde había ido a pasar un fin de semana con sus amigas, se quedó prendada de ella. Conectaron al instante y se dejaron llevar por el momento. Lia volvió a casa tras esa fantástica aventura, pero nunca imaginó...