Capítulo 30

238 37 2
                                    

-Yeji, deja de traer regalos. Deja de enviarnos dinero -cuando Yeji empezó a protestar, Minji alzó la mano-. Lo único que queremos los niños y yo es a ti. Necesitan una figura de Hyunjin en sus vidas, alguien que se preocupe por ellos y que les dé la clase de consejos que esta mamá no puede darles.

-Minji, no se me dan bien los niños. No debería...

Ella se inclinó hacia delante, le puso una mano en la rodilla y la interrumpió.

-Deberías. Y los niños quieren ver a su tía. Nos has ayudado económicamente y te doy las gracias, pero como tía...

Se detuvo ahí, pero ella supo cómo habría seguido la frase. "Como tía los había dejado de lado"

-Quería, pero... -¿cómo podía explicar que cada vez que miraba a los niños le recordaban al padre que habían perdido y que ella había sido la causa de esa pérdida? ¿Qué clase de influencia podría ser con todo eso pesando sobre sus hombros?

Minji le dio un apretón en el brazo.

-No más peros, Yeji. Creo que lo mejor para ellos y para ti es que los tres pasen tiempo juntos. Nada repara más un corazón roto que la familia. Y, si quieres que te diga la verdad, creo que tú eres la que más necesita recuperarse de todos.

(***)


Lia ya llevaba en casa una semana. Había pasado una cantidad de tiempo ridícula organizando cajones y armarios que no había que organizar, y después saliendo al jardín, cuidando las plantas y plantando nuevas. Entre medias, salía a pasear a Bella y cada vez recorría más distancia en un intento de despejar su mente y de mover el cuerpo, cosa que el médico le había dicho que le iría bien al encontrarse en el segundo trimestre. A veces se llevaba también a Duke, el perrito de su vecina, la señora Whitcomb, porque la anciana ya no podía moverse tan bien como antes y al perrito le encantaba jugar con Bella.

Las solicitudes de empleo que había enviado antes de marcharse a Las Vegas habían resultado en varias llamadas y en dos entrevistas de trabajo por el momento, siendo una de ellas bastante prometedora para el próximo mes. En una situación normal estaría encantada y emocionada con el nuevo curso escolar, conociendo a sus alumnos, planeando un nuevo programa de estudios, diseñando divertidos boletines de notas y proyectos, pero...

Por alguna razón, su corazón no se encontraba en una situación normal.

Yuna había hecho todo lo posible por animarla, invitándola a cenar, llevándola de compras y a hacerse una pedicura. Lia había aceptado con la esperanza de que esos momentos con su amiga aliviaran el peso que cargaba sobre sus hombros.
Pero no había sido así.

Llamaba a Ryujin y a Chaeryeong, mantenían el contacto mediante mensajes de texto y les aseguraba que se encontraba bien. Pero cuando le preguntaban por Yeji, evitaba responder...

Porque no le gustaba la respuesta que tenía.

Ya había pasado el primer trimestre y las náuseas matutinas habían desaparecido. Su ginecóloga le había dicho que todo parecía ir bien y que el bebé debería llegar en marzo. Había llegado el momento de empezar a hacer planes porque si empezaba a
trabajar en un nuevo colegio estaría demasiado ocupada preparándolo todo y apenas tendría tiempo para dormir. Lo mejor era empezar a prepararse ya para la llegada del bebé.

Entró en una tienda infantil y empezó a vagar por los pasillos de cunas decoradas, llenos de mantas color pastel y pilas de peluches. Montones de parejas abarrotaban la tienda y charlaban emocionados e intercambiando besos...

Y haciéndola sentirse más sola que cinco minutos antes. Se llevó la mano a su vientre, que ya empezaba a notarse, razón por la que había tenido que comprarse unos pantalones más anchos y una casaca. No era ropa de premamá todavía, pero sí algo más cómoda.

"Oh, bebé, ojalá tu madre estuviera aquí". Pero no estaba. Y esa situación no cambiaría.

Se giró, dispuesta a marcharse, cuando vio a Yuna entrando en la tienda. Esbozó una sonrisa y recibió a su amiga con un abrazo.

-¿Qué estás haciendo aquí?

-Habías dicho que hoy vendrías a comprar muebles para el bebé, y no podía dejar que lo hicieras sola.

-Me alegro mucho de que estés aquí -contuvo las lágrimas.

-Nada de lágrimas -dijo Yuna-. Esto tiene que ser divertido, así que vamos a elegir muebles, ¿de acuerdo?

"¿Qué tiene eso de divertido?"

Lia asintió.

-Todo irá bien, Lia -Yuna abrazó a su amiga y se dirigieron hacia la zona de las cunas. Empezarían con lo básico porque eso era más fácil que empezar a hablar de las razones por las que Lia estaba comprando con su mejor amiga...

Y no con la madre de su bebé.

(***)

-¿Cuánto tiempo vas a seguir siendo una idiota?

Yeji levantó la mirada y vio a Yeonjun de pie en su despacho y de brazos cruzados.

-¿Cómo dices?

-Estás hundida. Estás aquí. Ella está allí. Súbete a un avión y ve a verla.

-Es complicado, Yeonjun.

-¿Y cuándo no es complicada la vida? ¿Crees que mi relación con mi mujer ha sido un camino de rosas desde el principio? Hemos tenido nuestros baches -se acercó a la mesa de Yeji y se sentó en una de las sillas.

Yeji miró el reloj con forma de dado que tenía encima, ese recuerdo que quedaba tan fuera de lugar en el elegante despacho, pero que era un constante recordatorio de su cita con Lia y de esas pocas veces que se había olvidado de sus
responsabilidades y se había divertido.

Lia. En los últimos días era prácticamente lo único en lo que había pensado. Jugueteó con el reloj recordando la noche en el acuario, el día en el lago. No había respondido ni a sus llamadas ni a sus correos. Seguro que la odiaba.

¿Y podía culparla?

-Hablando de Lia, ¿has visto el nuevo software? -le preguntó Yeji a Yeonjun.

Después de que Lia se hubiera ido, Yeji se había apartado del proyecto. Había sido su idea desde el principio, pero en cuanto ella se marchó su entusiasmo parecía haberse ido con ella. Apenas había mirado el programa y se lo había pasado al equipo de marketing para que ellos decidieran la mejor forma de venderlo.

Yeonjun volteó los ojos, pero cedió ante el cambio de tema y hablaron unos minutos sobre el lanzamiento que tenían programado para primavera.

-Sé lo que estás haciendo.

-Intentando fijar una fecha de lanzamiento -miró su calendario-. Me gustaría que pudiéramos tenerlo a la venta antes de que acabe el curso escolar. Podemos ofrecérselo a los padres como un refuerzo para el verano...

-No pienso hablar más de esto contigo, no hasta que veas el software, Yeji -dijo Yeonjun poniéndose de pie-. Creo que te sorprenderás con lo que vas a encontrar, con las cosas tan fantásticas que ha ideado Lia. No puedes evitar esto eternamente.

-No estoy evitando nada. He estado ocupada.

-Ahora estás mintiéndote. ¿Sabes? Por un momento llegué a pensar que habías cambiado y me alegré mucho de verlo, porque si hay alguien en esta empresa que merezca tenerlo todo, ésa eres tú.

Le tiró un CD sobre la mesa y salió del despacho. El disco plateado captaba la luz del techo y pareció hacerle un guiño a Yeji como esperando a que decidiera si Yeonjun tenía razón.

Si Yeji había cambiado. O si estaba decidida a quedarse exactamente en el mismo punto donde había estado la mayor parte de su vida.

Embarazo en las Vegas (YEJISU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora