Capítulo 16

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Ella abrió la boca de par en par en una expresión de sorpresa.

-¿No?

-Besarte aquella noche fue... increíble. Maravilloso. Algo que volvería a hacer sin dudarlo. Si...

-¿Si qué?

-Si mi vida fuera diferente.

-¿Qué quiere decir eso?

-Que no soy una mujer de familia.

-¿Y quién ha dicho que yo sea una mujer de familia? ¿O es que crees que lo sabes todo sobre mí? -enarcó una ceja con un gesto desafiante y se apoyó contra la pared del ascensor con los brazos cruzados-. ¿Qué le pasó?

-¿A quién?

-A la chica que casi hizo volar por los aires a todo un vecindario con su juego de química. Porque esta Yeji -se acercó a ella y le tiró de la blusa-, parece dedicarse sólo a trabajar y no a jugar.

-Oh, sí que juego -dijo con una profunda voz mientras sus recuerdos vagaban por aquella noche salvaje. Quería besarla, volver a tenerla en sus brazos, repetirlo todo.

Porque sabía cómo era tenerla en sus brazos, sabía cómo era tener su piel bajo sus manos, conocía los suaves sonidos que emitía cuando se sentía bien y sabía cómo se acurrucaría contra Yeji después. Lo sabía todo y por muy mal que estuviera querer repetir aquella noche... quería hacerlo. Le daba igual.

-Bien -dijo ella y una misteriosa sonrisa curvó sus labios-, porque te lo tendré en cuenta. Muy pronto.

Las puertas del ascensor se abrieron en el piso de Lia y ella salió dejándola desconcertada y preguntándose si debería ir tras ella.

Por el contrario, la vio alejarse y esperó a que las puertas volvieran a cerrarse. Al instante ya estaba en su ático.

Sola.

Y diciéndose por enésima vez que había tomado la decisión correcta. La única que podía tomar.

Lia estaba hojeando el diario "Recuerdos para tu bebé" que había comprado esa mañana y pensó en los pocos huecos que había rellenado. Sabía más sobre la empresa de Hwang Yeji que sobre su vida personal.

Tenía rellenos los apartados de "Color de ojos de la madre", "Color de pelo de la madre" y "Altura de la madre", pero las páginas con "Primer recuerdo de la infancia", "Comida favorita" y "Sueños de futuro" estaban en blanco, al igual que muchas otras.

La noche anterior en el acuario había podido ver algo de Yeji, la mujer, pero ella se había asegurado de no exponerse demasiado. No le permitía a nadie que entrara en su corazón..

Llevaba varios días en Las Vegas y ya había progresado mucho con el programa... Pero nada con Yeji, excepto por los pequeños detalles que había reunido la noche anterior.

Dejó escapar un suspiro de frustración mientras pensaba en todas las páginas que tenía que rellenar. ¿Cómo iba a conocer en profundidad a la madre de su bebé? No podía dejar esas páginas en blanco. ¿Qué iba a decirle al bebé cuando fuera lo suficientemente mayor como para empezar a hacer preguntas?

"¿Ve a Google y haz una búsqueda de tu madre?"

No. Eso jamás lo haría.

Tenía que encontrar el modo de lograr que Yeji le abriera su corazón. Ésa era la única respuesta. Pero ahora el problema era cómo hacerlo sin parecer una acosadora o que estaba interesada por ella.

Porque no estaba interesada por ella lo más mínimo. Bueno, tal vez no del todo.

Metió el diario en su bolsa de piel, sacó un espejo de mano y se miró en él. Fijó la mirada en sus labios, en la boca que Yeji había estado a punto de... besar la
noche anterior.

Hasta que ella lo detuvo.

Se llevó los dedos a los labios y su mente voló dos meses atrás, hasta la última vez que Yeji la besó.

Fue un momento emocionante, increíble, que le había hecho perder la razón y el sentido. Cuánto deseaba otro beso como ése. Y otro, y otro más. Pero, si volvía a cruzar esa línea, ¿dónde acabaría? De vuelta al mismo sitio que antes. No. No podía hacerlo.

Ahora tenía una nueva prioridad, una que no implicaba una relación con Hwang Yeji. En el acuario ella había dejado claro que no le interesaba formar una familia y criar unos hijos. Los niños no le interesaban lo más mínimo.

Si así era, pensaba Lia mientras se dirigía a la sala de investigación y desarrollo, ¿por qué había invertido tanto en un programa destinado para niños? No tenía sentido, Hwang Yeji era una paradoja, una mujer que mostraba una cara un día y otra al siguiente.

¿Qué mujer era? ¿la que había conocido en el bar o la presidente de empresa sin tiempo para disfrutar de la vida?

Li abrió la puerta de la sala y entró.

-Buenos días -le dijo a Roy-. Has llegado muy pronto.

-Me gusta estar aquí cuando todo está tranquilo. No hay nadie que me interrumpa, no hay teléfonos sonando. En una hora o dos, este lugar será un hervidero de actividad y a menudo cuesta concentrarse -dejó su taza de café y se sentó detrás del ordenador

-Ayer avanzamos mucho. Jerome está enfermo, así que he pensado que...

-Hoy me gustaría trabajar todo el día con Yeji.

-¿Con la señorita Hwang? -preguntó Roy anonadado.

-Bueno, después de todo, todo esto es idea suya. Creo que tiene que dar más aportaciones.

-Eh, está bien. Buena suerte. ¿Has visto su agenda?

-La he visto.

-No quiero agobiarte, Lia, pero llevo seis años trabajando aquí y nunca he visto a la señorita Hwang tomarse una tarde libre para ir a jugar al golf y eso que le encanta. Hace que los demás nos sintamos culpables por no venir a trabajar cuando tenemos la gripe.

Pero Yeji se había tomado un par de horas libres el día que ella había llegado a la ciudad, lo cual le indicaba que se le podía llegar a convencer. Y, además, una vez había sido una niña audaz con un juego de química y Lia pretendía sacar ese lado de su personalidad otra vez porque sospechaba que ésa era la llave que abriría su corazón.

-Ya lo veremos -Lia agarró su bolsa y salió de la sala para dirigirse al piso veinte.

Lo haría por el bien del bebé, no porque tuviera curiosidad. No porque cada vez que miraba esos ojos marrones el corazón se le aceleraba. No porque volver a verla hubiera reavivado la atracción casi eléctrica que había sentido aquella noche, y que le había hecho preguntarse por la Yeji que había conocido, esa sexy y divertida mujer.

Lia recorrió todo el pasillo. Como aún era pronto, la mayoría de los despachos estaban vacíos, todavía ni siquiera había llegado la asistente de Yeji.

Embarazo en las Vegas (YEJISU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora