Capítulo 32

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-He visto el software, Lia.

-Oh -así que por eso estaba allí. Porque no le gustaba el trabajo que había hecho. Había ido a decirle que tenía que rehacerlo, o devolverle el dinero que le había pagado-. Lo siento si...

-Es increíble. Más de lo que esperaba -se inclinó hacia delante y la miró fijamente con ese intenso marrón de sus ojos, directa y poderosa-. Es como si me hubieras leído la mente.

-Simplemente seguí tus notas -respondió ella sintiendo un calor cada vez más intenso bajo la mirada de Yeji. Tenía ese modo de mirarla, de mirarla de verdad, que la hacía sentir como si fuera la única mujer en el mundo. La única persona que Yeji veía. Su intensidad la complacía, la asustaba, por lo embriagadora que resultaba.

-No, fuiste más allá de mis notas. ¿Cómo lo hiciste?

Ahora ella no podía obviar la respuesta.

-No te entiendo. Sólo... hice mi trabajo, Yeji. Hice eso para lo que me contrataste.

Bella se acercó a Yeji y olfateó a la extraña que estaba en su cocina. Yeji sonrió y se agachó para acariciarla detrás de las orejas. La perrita soltó un gruñido de satisfacción y rozó su cuerpo contra la pierna de Yeji, dejándole el traje lleno de pelos. Sin embargo, a ella no pareció importarle.

-Tomaste lo que era una idea, una visión, y la convertiste en algo que superaba con creces lo que yo había soñado, Lia. Tus ideas... -sacudió la cabeza-. Por ejemplo, me encanta que cuando termina el juego del saltamontes, se anime a los niños a salir y buscar saltamontes de verdad, a observar cómo actúan y después a volver al programa para dar las respuestas y poder pasar al siguiente nivel. No hay duda de que has encontrado un puente de unión entre el mundo de la informática y el mundo de la naturaleza.

-Simplemente intenté hacer lo que tú dijiste.

-No, hiciste más -una sonrisa cruzó sus labios-. Es increíble, es diferente y va a hacer que Sistemas Hwang avance en una nueva dirección.

-Me alegro -se levantó, incapaz de seguir mirándola. Sabiendo que ella sólo estaba allí por lo mismo de siempre.

Por trabajo.

Contuvo las lágrimas y se giró hacia la pila. ¡Maldita sea! ¿Por qué seguía esperando que fuera diferente? ¿Por qué seguía esperando lo imposible?

-Entonces, ¿has venido a darme las gracias? -le preguntó con un nudo en la garganta.

-Sí. Y...

No se giró mientras esperaba a que ella terminara su frase. No podía.

-Y para explicarte algunas cosas.

Oyó la silla chirriar contra el suelo y al instante Yeji ya estaba detrás de ella: la fragancia a madera de su colonia despertó sus sentidos y la tentó a caer en sus brazos. Pero no lo hizo. Se mantuvo firme sujetándose a la pila, segura de que si la miraba, ella vería sus emociones reflejadas en su rostro...

Y sabría que se había enamorado de ella.  Yeji le puso una mano en el hombro y con delicadeza la giró.

-Tal vez si te lo cuento, entenderás por qué he tomado algunas decisiones. Puede que no sean las correctas, pero a mí me parecían las mejores, entonces y ahora.

-De acuerdo -debía escucharla y tal vez así, si la comprendía, le resultaría más fácil dejarlo marchar. Olvidarla. Tener una sencilla relación con la madre de su hijo.

Yeji respiró hondo y se pasó una mano por el pelo.

-Ya te he contado que mi hermano murió hace tres años, pero no te lo he contado todo -tragó saliva y continuó-. Hyunjin nació con una enfermedad coronaria congénita. Lo operaron para repararle una válvula del corazón cuando era un bebé, pero los médicos dijeron que siempre sería vulnerable a infecciones y que tenía que cuidarse. Pero Hyunjin no era esa clase de niño. Él era un temerario, le gustaba trepar árboles y hacer esquí. Quería divertirse y no quedarse sentado y preocupándose por su corazón. Siempre decía que nuestros padres ya se preocupaban demasiado por él como para poder permitirse no tener que hacerlo él y por eso nunca recordaba tomar su medicación o tal vez lo olvidaba a propósito. Creo que odiaba que le recordaran que era "diferente" o débil.

-Apuesto a que tus padres se preocupaban mucho por él -dijo Lia pensando como una futura madre. Qué difícil debía de haber sido para los padres de Yeji tener un hijo con una enfermedad así.

Yeji asintió.

-Constantemente. Al principio mi madre estaba pendiente de su medicación y de sus citas con los médicos. Después, cuando Hyunjin creció y empezó a salir creímos que maduraría y que sería responsable, pero... no lo fue. Seguía yendo a esquiar en lugar de ir al médico y se olvidaba sus medicinas. Más de una vez acabó en el hospital.

Lia esperó y dejó que Yeji se tomara su tiempo.

-Más o menos en esa época mis padres tuvieron un accidente de coche. Fue... -sacudió la cabeza y caminó hasta el otro lado de la cocina. Se detuvo delante del ventanal y se quedó mirando el jardín de Lia sin decir nada durante un rato-. Mis padres no sobrevivieron. Mi padre murió en el acto y mi madre sufrió muchas lesiones internas.

Lia le puso una mano en la espalda intentando transmitirle su comprensión, deseando poder haber estado con ella en aquel momento.

-Debió de ser muy duro para ti.

-Tenía dieciocho años y Hyunjin dieciséis -suspiró y Lia pudo oír el peso de su dolor en ese sonido-. Lo último que me dijo mi madre fue: "Cuida de tu hermano, cuídalo por nosotros". Y eso fue lo que hice. Hyunjin y yo hicimos un trato; yo estaría pendiente de él, de sus medicinas, de sus revisiones médicas y él fingiría llevar una vida normal. Ni siquiera le habló a su mujer de su enfermedad. Yo eso no lo sabía, pero conociendo a Hyunjin, tiene sentido. Quería ser... normal y yo ya me preocupaba por los dos.

Ahora todo comenzaba a cobrar sentido y Lia empezó a verlo todo más claro.

-Yeji, no puedes culparte por no haber estado ahí cuando tu hermano murió. Esas cosas pasan...

Embarazo en las Vegas (YEJISU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora