Capítulo 24

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-No puedo creerlo... -Lia sacudía la cabeza-. Dijo que no querría tener hijos nunca.

-Y tal vez sigue sin quererlo. Lia, estás mucho mejor sin él.

-Ya lo sé, lo que sucede es que jamás pensé que fuera a cambiar de idea en ese aspecto -le dolió ver la invitación y la fotografía de Soobin con el bebé. Todos esos sueños que había tenido durante tanto tiempo acabaron aplastados en un matrimonio que la había asfixiado y ahora él había cumplido esos sueños con otra persona.

Y ahí estaba ella, teniendo el bebé de sus sueños... Sola.

Ojalá Yeji fuera... Pero no lo era. Una vez más, había elegido mal.

¿No le había dejado claro que no le interesaba tener hijos? ¿Que en su vida no había tiempo para una familia? ¿Que sus prioridades siempre, siempre, eran el trabajo?

Por mucho que Lia deseara que en esa imagen de la invitación estuvieran Yeji, su bebé y ella, eso no podía ser. Y cuanto antes lo aceptara, antes seguiría adelante. Sola.

Las lágrimas se acumulaban en sus ojos, pero se negaba a derramarlas. Por ello cambió de tema y le preguntó a Yuna por su trabajo. Durante los siguientes treinta minutos mantuvieron una animada charla, de ésas que sólo pueden tener las buenas amigas, hablando de nada y de todo a la vez. Yuna le preguntó dónde pondría la cuna del bebé, de qué color tenía pensado pintar su habitación y demás detalles de todos esos felices planes de futuro.

Justo antes de desconectar, Lia ya se sentía mucho mejor. Debería haber sabido que sus amigas la comprenderían, que estarían ahí para apoyarla, pasara lo que pasara.

-Tengo que irme, pero prométeme que se lo dirás.

-Lo haré - le respondió Lia.

-Y recuerda que allí tienes a Chaeryeong y a Ryujin, por si quieres hablar o salir a comprar ropita de bebé.

Lia se rió y se despidió de Yuna. Después de desconectar posó una mano sobre su abdomen. Dentro crecía una vida, demasiado pequeña aún, pero que pronto se haría notar.

-Ey, bebé -susurró y al hacerlo le pareció sentir una conexión con la diminuta personita que aún no conocía-. Pronto te contaré todo sobre tu mami y espero que ella esté tan feliz como yo de saber que vienes en camino.

(***)

Yeji logró trabajar dos horas... con demasiado esfuerzo.

Durante todo el tiempo su mente estuvo reviviendo el día que había pasado con Lia, desde el momento en que la había secuestrado hasta el momento en que le había dicho adiós delante del edificio de Sistemas Hwang.

Al contrario de lo que había pensado, ella no se había dirigido a la derecha, hacia el aparcamiento, para recoger su coche de alquiler. No, la había visto desaparecer dentro del edificio y sospechaba que se habría dirigido a la sala de investigación y desarrollo para trabajar... y evitarla.

Quería saber por qué. Por qué le había mentido y por qué había dado el día por terminado de ese modo tan brusco.

Un día que, en su opinión, había sido perfecto.

Cuando Lia le había propuesto la idea en un primer momento, Yeji había pensado que estaba loca y que estar fuera del despacho durante tantas horas la consumiría viva. Pero no había sido así. Por el contrario, había vuelto al despacho con las pilas cargadas, como nueva, y a pesar de sentirse completamente distraída por la imagen de Lia en biquini y por el deseo de besarla, se había visto dispuesta a trabajar.

Tal vez Lia tenía razón. Tal vez podía permitirse un día libre de vez en cuando.

Pero entonces su mirada se posó en la fotografía que había en la esquina de su escritorio. Hyunjin con su mujer y sus dos hijos. La culpabilidad la golpeó con fuerza una vez más y decidió que no, que su trabajo era estar allí y asegurarse de que a sus sobrinos huérfanos de padre no les faltara de nada.

Su trabajo era mantener su promesa y no iniciar una relación con una mujer que quería hijos y una casita en una zona residencial.

Pero entonces, ¿por qué su mente no cesaba de mostrarle la imagen de Lia en sus brazos dentro del agua? ¿De lo maravilloso que era acariciarla? ¿De cómo era besarla?

Yeonjun asomó la cabeza por la puerta de su despacho.

-Ey, Yeji, ¿sigues aquí? Creía que te habías tomado el día libre.

-Y eso he hecho, pero he vuelto. Ya me conoces. No puedo estar alejada de este lugar -dejó escapar una carcajada que le hizo daño en la garganta.

-Ya me lo imaginaba -Yeonjun levantó una carpeta-. Te traigo los pronósticos del presupuesto para el año que viene, iba a dejarlos sobre tu mesa, pero ya que estás aquí, ¿tienes unos minutos antes de la reunión de las cinco?

Otra reunión, más cifras y datos. En cualquier otro día no le habría importado y después la habría tachado de la lista con satisfacción, pero hoy, a pesar de sentirse llena de energía por el medio día que se había tomado libre, no podría importarle menos si terminaba una cosa o veinte. Porque, por mucho que intentara convencerse de lo contrario, había un detalle que había dejado en el aire, y hasta que lo aclarara sabía que podía ir olvidándose de su concentración.

Yeonjun entró en la oficina dispuesto a entregarle la carpeta a su jefa, pero Yeji alzó la mano para detenerlo. Trabajar no tenía sentido, al menos por ahora. En las últimas dos horas no había rendido como ella solía hacerlo y estaba claro que ahora
tampoco podría.

-¿Sabes? Creo que hoy me voy a marchar pronto. Tengo unos... asuntos que atender. Dejemos la reunión para mañana. Que todo el mundo se vaya a casa a cenar con su familia.

Yeonjun se quedó boquiabierto.

-¿Marcharte pronto? No creí que esas dos palabras estuvieran en tu vocabulario.

-Y no lo están -Yeji sonrió-. Es sólo que esta noche tengo algo que hacer... Confía en mí, no voy a convertirme en una vaga. Mañana será un día normal.

-Oh, siempre tengo la esperanza de que cambies, al menos un poco. Soy optimista, siempre -le sonrió y salió del despacho-. Programaré la reunión para mañana y dejaré que te largues de aquí... espero que para hacer algo divertido.

En cuanto Yeonjun se fue, Yeji apagó el ordenador y fue al ascensor, donde pulsó el botón que la llevaría al sexto piso.


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Embarazo en las Vegas (YEJISU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora