[ Capítulo VIII ]

6.8K 549 213
                                    


Una vez que Severus abrió los ojos, el dolor se hizo presente en todas sus extremidades. Mientras se acomodaba adolorido en el respaldar, los recuerdos comenzaron a venir uno por uno.

Sin embargo, tan pronto como llegaron, deseó haberlo olvidado.

Y no era para menos, había sido besado por el jodido Sirius Black. Las ganas de escupir del asco no le faltaron. Pero más que asco, se sentía humillado. Y eso era lo que le daba rabia. ¿Por qué razón más lo haría el pulgoso ese? Solo la mente retorcida de Black podía llegar a tales extremos solo para denigrarlo. Era tan jodidamente molesto. Le había afectado más de lo que es capaz de admitir. Por primera vez lo había agarrado con la guardia baja, porque ¿Quién demonios se prepara para que la persona que lo ha violentado por años lo bese?

—Agh...la cabeza me va a estallar. —Soltó un pequeño quejido. Con una mano se agarró la cabeza y con la otra golpeó duro la cama.

Maldito, Black. Se lo iba a pagar con creces, pensó retorciéndose de dolor. Besarlo había sido la cosa más demente que había hecho y por Salazar, que Black hacía locuras todos los días.

Aunque el enojo e indignación de Severus no paró ahí, mientras revisaba sus recuerdos, un recuerdo algo borroso captó su atención e hizo que rápidamente se dirigiera a un punto en concreto. Abriendo las cortinas, su mirada fue directo a la bien ordenada cama de Regulus Black.

Él no volvió por su cuenta.

Lo sabe porque llegando a las mazmorras, recuperó el conocimiento. Pero estaba tan débil en ese momento que no tardó en dormirse. Sin embargo, era obvio para Severus quién lo trajo.

—¡Al final despiertas! —exclamó Regulus con alegría sobria, caminando un poco apresurado a su cama pero sin perder su habitual elegancia.

Severus tenía sentimientos encontrados justo ahora. Al frente suyo, estaba Regulus. Impecable como siempre, sin ningún cabello fuera de lugar y llevando su porte serio acostumbrado. No obstante, a diferente de otros días, esta vez traía un pequeño raspón en la frente.

Severus tenía una buena pista de lo que podía haber ocasionado esa herida. Se cruzó de brazos, reflejando enojo en su rostro. La burla también estaba plasmada. Y como no, si cuando estaban volviendo a la Sala Común, Regulus y Severus cayeron de las escaleras todo porque el primero tropezó con sus propios pies.

No hace falta decir que esa fue la razón por la que acabó despertando. Dejando eso de lado, le daba un poco de gracia que el pobre Regulus, quién viene de una familia acomodada y de buen estatus, y que en su vida ha cargado un costal, haya tenido que cargarlo y que además fracasara en el proceso. Ganas de reírse en su cara no le faltaban.

Ver al pequeño Regulus tirado en el suelo debió ser todo un espectáculo.

—¿Cómo te sientes? —preguntó el Black con voz tranquila, luego de ver que Sev se había quedado absorto.

El pelinegro no tardó en volver a la realidad con esa pregunta. Sí, debió ser muy ridículo ver a alguien como Regulus con su usual porte indiferente y serio tirado en el piso porque se tropezó. Pero aunque tenía muchas ganas de burlarse de eso, también estaba enojado.

De hecho estaba muy enojado con Regulus. Y sabía que su mejor amigo lo sabía, porque aunque demostraba calma al hablar y su comportamiento no había cambiado, más solo esa alegría genuina de verlo despierto, sus ojos lucían temerosos y también estaba el hecho que no había mostrado sus manos.

Su mirada se afiló, y decidió no responder nada hasta que el otro lo hiciera. Por supuesto, el Slytherin más pequeño lo comprendió de inmediato, deformando su gesto a uno de notable culpa.

James lo sabe [Snirius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora