Le dolía el cuerpo. Incluso respirar era dificultoso. Parpadeó un par de veces intentando aclarar su vista y su consciencia. Cuando lo logró, miró sus manos impasible. Despertar en la enfermería era de sus cosas menos favoritas. En especial cuando había tenido una mala noche. Sus músculos estaban agarrotados así que Remus no pudo hacer mucho más que sentarse en la camilla mientras intentaba reprimir los gemidos de dolor que salían a cada movimiento. Se sentía roto y estaba seguro que si se viera en el espejo ahora mismo, se vería tan desastroso como se imaginaba.En un intento de quitarse el cabello de su rostro, rozó una herida todavía fresca en su frente. Aunque no era profunda, le hizo soltar un jadeo debido al ardor. Esta vez no pudo evitarlo. Sirius despertó escandalosamente, desde el asiento a su lado, luego de escucharlo.
—Lo siento —murmuró Remus con una pequeña sonrisa que más lucía como un mueca—. No quise despertarte.
—No lo lamentes —dijo Sirius mientras se estiraba—. Esta silla es jodidamente incómoda de todos modos. Creo que me quebró la espalda.
—Pads...—Se sobó un ojo—. ¿Qué haces aquí?
—Cuidándote, por supuesto —Sonrió de manera abierta—. De hecho, hicimos un cronograma.
—¿Hicimos? —Alzó una ceja con curiosidad.
—Sí. James y Peter cubrirán nuestras clases de la mañana y mediodía mientras que yo asistiré a las de las tarde/noche. ¡Ah! y para las clases que ninguno se apuntó, Peter se comprometió a obtener las anotaciones de otros alumnos para ti. Dijo que conocía a alguien que había tomado todas las electivas. ¿Puedes creerlo? Debe ser un demente.
—O quizás solo es un alumno muy dedicado —Suspiró dándole una mirada entre aliviada y cansada—. Sirius.
—Dime.Al recibir una agradable sonrisa, Remus de pronto se sintió tímido. Aunque estaba en proceso de recuperar sus recuerdos, todavía tenía presente la pelea de Sirius y James la noche anterior. Se rascó la mejilla.
—... ¿Las cosas entre James y tú están bien de nuevo? Digo...—dijo con cautela—. Pensé que...
—Que cada uno iría por su lado y no te cuidaríamos como solemos hacerlo ¿verdad? —Lo interrumpió dejándolo mudo. Era exactamente lo que había pensado. Supuso que años de amistad lo habían vuelto más predecible ante sus ojos.
—Bueno. —Frunció el ceño—. Se dijeron cosas horribles.
—Umm. —Asintió a modo de comprensión—. Si te soy sincero, no tengo muchos ánimos de hablar con él ahora.
—¿Entonces todavía no se han arreglado? —preguntó preocupado.
—No, pero lo haremos eventualmente. Sabes que nunca duramos molestos tanto tiempo, Moony.
—Lo sé, pero...—Se mordió el labio inferior.
—Oye...—Apretó su hombro—. Estaremos bien ¿sí? Ahora preocúpate en recuperarte. Por cierto, Pomfrey me dijo que te diera esto una vez te despertarás.
—¿Es para la migraña?
—Creo que sí.Sin esperar comentario, Remus tomó el contenido de la poción de un sorbo. Al siguiente segundo, aparecieron arrugas en su frente y los labios se contorsionaron en una mueca de desagrado. Podría tomarlo mil veces y nunca se acostumbraría al sabor.
Sirius lo miró con comprensión en sus ojos. Con tranquilidad, tomó la mano de su compañero y puso un barra de chocolate en la palma de su mano. Remus parpadeó un poco.
—Lo sentimos —dijo con un gesto triste adueñándose de sus facciones—. Gracias a nuestra pelea, tuviste una mala noche.
—Eso no es cierto. —Le contestó con los ojos abiertos—. No hay relación que pueda-
—No lo sabemos de verdad, pero lo que sí sé es que tu lobo actuó diferente anoche como si estuviera enojado y triste con el mundo. En nombre de todos, pido disculpas. No merecías ese comportamiento tan inmaduro de nuestra parte.Dio un suspiro mientras miraba el rostro acongojado de Sirius. Aunque estaba enojado con ambos, eran sus mejores amigos y era un poco débil ante ellos. ¿Y cómo no serlo? ellos fueron los primeros amigos que tuvo, que comprendieron su condición y no lo juzgaron. Inclusive, se convirtieron en animagos para acompañarlo en las noches difíciles, todo eso y más lo hacía sentirse en deuda con ellos.
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James lo sabe [Snirius]
FanfictionJames ya está cansado de los cambios de humor de Sirius, y aunque muy profundamente sabe la razón de esa irritabilidad repentina y de sus momentos de ensimismamiento, no lo quiere aceptar. Su mejor amigo no podía estar enamorado de su peor enemigo.