[ Capítulo XXVIII ]

1.8K 212 44
                                    

Severus se vio así mismo como si estuviera frente a un espejo. Idénticos ojos. Mismo cabello. Igual estatura. Aunque pasó solo un segundo, su reacción fue tardía. Pues cuando concluyó que la persona frente suyo estaba suplantándolo, su falso yo ya había conjurado un desmaius para la chica tirada en el suelo y luego apuntaba hacia él. Severus no tuvo tiempo de ver cómo era su varita cuando sintió una especie de estremecimiento recorrer su cuerpo, luego llegó el aturdimiento.

Solo recordaba su propia voz, lastimando e hiriendo.

Alguien lo despertó de su ensoñación. Era la voz de Lily llamándolo con una mirada conmocionada y casi desesperada. Algo le estaba diciendo... algo como...

—...rus... ¡Severus! —La realización del tiempo presente lo golpeó. Los ojos de Lily lucían aterrados—. Tienes que ayudarme a llevarla a la enfermería ¿bien? ¡Tenemos que sacarla de aquí!

Las acciones siguientes fueron precipitadas y no le dio tiempo de pensar porque sentía que algo andaba mal con él. Tomó a la chica debajo de los brazos y Lily ayudó sosteniendo sus piernas. Con un ritmo casi caótico y asfixiante llegaron a la enfermería.

Madame Pomfrey los atendió al instante que su mirada cayó en ellos. También estaban Lupin y Potter. Igual de desconcertados que lo estarían cualquiera que viera una chica herida en los brazos de dos adolescentes. Cuando la lograron poner en una camilla, Pomfrey usó un hechizo de diagnóstico mientras pasaba su varita por todo su cuerpo. Los resultados del examen no fueron favorecedores.

—Señorita Evans llame a la jefa de Hufflepuff y a Minerva, por favor. —Al ver que Lily no respondía agregó—: ¡Urgente! —Esta vez, saltó desde su lugar y con rapidez cruzó el ala con las miradas preocupadas de todos sobre ella.

Severus se quedó solo con sus pensamientos. El pitido en su oído se hizo cada vez más fuerte.

—Necesito que reaccione, Señor Snape —La voz firme de la bruja le devolvió a la realidad—. Venga aquí y ayúdeme a administrarle unas pociones a su compañera. ¿Podrá hacerlo?

Silencio. Por su mirada, James pudo notar que Snape se veía desorientado. Dándole un poco de lástima,
dejó su lugar al lado de Remus y decidió intervenir.

—¿Puedo ayudar en algo?
—Es mejor que se quede junto a Lupin, Potter —le respondió Pomfrey sin dejar de tratar a la paciente. Su voz se volvió a alzar—. Todavía requiero una respuesta de usted, Señor Snape.
—Yo...
—Es mejor si lo hace alguien en sus plenas facultades, Señora —la intentó convencer, luego le echó una mirada al Slytherin—. Snape se ve... algo indispuesto.

Al escuchar eso, Severus no pudo evitar rodar los ojos. Aunque el aturdimiento seguía ahí, la irritante voz de Potter fue suficiente aliciente para responder.

—Puedo hacerlo, Potter —Bufó—. No seas arrogante.
—No te mataría ser un poco amable, Snape. —Hizo una mueca, arrepintiéndose de sentir algo de pena por el chico.
—No quiero ser amable.
—¡Basta los dos! —gritó la enfermera de Hogwarts cuando vio a dónde escalaba eso—. Ahora si fuera tan amable, Señor Snape, de combinar estas dos pociones en las dosis especificadas de aquel libro sería de gran ayuda. El profesor Slughorn me ha comentado que eres bueno con las mediciones.

Severus no confirmó ni negó aquello, simplemente se dirigió hacia la mesa auxiliar y cogió los dos frascos que la enfermera había seleccionado. Luego tomó el libro del gabinete, que estaba a unos metros, y fue directo al índice.

Minutos después, estaba siendo colocado frente al rostro de la bruja un nuevo frasco con un líquido celeste claro. La mujer intentó no levantar la ceja de sorpresa.

James lo sabe [Snirius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora