Las señales siempre estuvieron allí. Si se lo preguntaban, diría que todo comenzó desde primer año, en el tren.
James conocía poco a Sirius en ese entonces, pero eso no lo detuvo de ver el brillo extraño que se asomó en sus ojos cuando Severus Snape levantó la mirada de su libro.
Imaginó que era incomodidad y rechazo. James tenía también 11 años así que en su mente infantil pensó que, como a él, Severus Snape le había parecido el niño más extraño y feo que había visto. Estos pensamientos claramente motivados por la cercanía que parecía tener con la niña más linda que habían contemplado sus ojos. Ella se veía tan dulce y amable. ¿Cómo podía ser amigo de alguien tan endeble y sin gracia como Snape?
Su rechazo se pronunció más cuando Snape confesó querer ser parte de la Casa de Slytherin, cosa que disgustó de sobremanera a Sirius. Toda torpeza y nerviosismo huyó de su cuerpo y frunció el ceño.
Sirius Black odia a los Slytherin. Aunque James tampoco le agradan ya que de ahí provinieron muchos magos oscuros, para Sirius era algo más personal que eso. Su familia tiene antecedentes de pertenecer a esa Casa, todos y cada uno de ellos eran unos malditos locos, en palabras de amigo, y como cabeza de todo ello, su madre, dijo, la insoportable vieja bruja que le decía todo el tiempo sobre los deberes que tenía que cumplir cuando cumpliera la mayoría de edad.
Eran oscuros, malos y calculadores. Su amigo jamás recibió ni una cosa buena de ellos, a excepción de su hermano menor y su tío Alphard por supuesto. Y tal vez su prima Andrómeda. Así que, para él, los Slytherin era la peor cosa en el mundo. Y que Snape dijera que era la mejor casa, lo sintió como una completa ofensa.
James también sintió lo mismo ese día cuando Lily defendió a Snivellus, pero él jamás la trató mal a pesar de dirigirles palabras secas. Sirius, por otra parte, lo encontró degradante y decepcionante.
—Es muy vengativo cuando quiere... —murmuró para sí.
Aunque muchas veces podían decir que ellos dos eran como siameses, ahora podía darse cuenta la grandes diferencias que tenían. James no era vengativo, pero sí muy explosivo. Cuando algo lo molestaba, actuaba sin pensar en las consecuencias. Por eso, siempre terminaba en serios problemas.
Sirius era impulsivo, pero era consciente de cuánto daño estaba causándole a alguien. No era estratégico y no lo pensaba con calma, pero podía llegar a ser cruel y malicioso. No lo iba a saber él que sus lentes habían sufrido cada vez que había discusiones entre ellos.
Rió un poco, su amigo, así como lo describía, también tenía un corazón. A menudo suele pensar que Sirius se aguanta de darle un abrazo más, luego del quinto abrazo.
Es gracioso ver a Remus intentando alejarlo o verlo ser regañado cuando Canuto moja el dormitorio con sus patas luego de jugar bajo la lluvia. Bastante fiel y pegado a sus amigos. Sirius es capaz de levantarle el ánimo con esa manera de expresarse tan sin filtros, ruidosa y entusiasta. Su forma animaga de verdad coordina perfectamente con él.
Realmente gustaría que más gente conociera esa parte tan sensible de él, pero Sirius antes muerto que mostrarse débil ante una persona que no sea de su círculo de amigos.
Volviendo a sus memorias, si James piensa en el segundo año solo ve una copia un poco más cruda de lo que fue su primer año en Hogwarts, en relación con Snape.
—¿A dónde tan rosita, Snivellus? ¿Irás a un desfile de modas? —Se burló Sirius golpeándole el codo a James mientras se reían a carcajadas.
Ese día habían tenido el honor de ver a Snape asistiendo a clases con su uniforme de color rosa, todo de la mano de Sirius y James a quienes se les ocurrió originalmente la idea.
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James lo sabe [Snirius]
Fiksi PenggemarJames ya está cansado de los cambios de humor de Sirius, y aunque muy profundamente sabe la razón de esa irritabilidad repentina y de sus momentos de ensimismamiento, no lo quiere aceptar. Su mejor amigo no podía estar enamorado de su peor enemigo.