El rumor de que Sirius Black se había escapado del Castillo para tener una cita en el Salón de té de Madame Tudipié se había extendido al punto que no había habitante en Hogwarts que no supiera, lo que le costó a Sirius un castigo lavando los baños del segundo piso a petición de una enojada McGonagall. Fue el principio de la catástrofe.
El que se haya confirmado su presencia en un lugar asquerosamente cursi y romántico al que varias chicas intentaron fuertemente que las llevara (sin éxito) fue lo que empañó los sentimientos de varios amores fugaces y generó un nuevo resentimiento en el ambiente.
Sirius no era un tipo romántico, solo era bueno con su labia, quizás demasiado, y las hacía reír a menudo. Debido a su naturaleza refrescante, sangre pura y algo rebelde es que se había ganado el corazón de varias chicas sin mucho esfuerzo. Sumado a su apariencia atractiva y magnética sólo le hizo ganar más puntos. Sin embargo, cuando intentaban que fuera a una cita romántica con ellas, él no lograba ceder y la ilusión se rompía.
"Eso es como quitarle la diversión a todo ¿no?" probablemente ese sería su habitual respuesta.
Sucumbir a sus exigencias no estaba en el top de prioridades de Sirius. De hecho, llegaba a abrumarlo y volverlo incluso más terco, consiguiendo a veces a lastimar sin querer los corazones de algunas niñas lo que le ganaba uno que otro regaño de Remus.
Pese a eso, no cambió y todos siguieron intentando arreglar aquel desperfecto, como si el mayor de los Black fuera algún tipo de proyecto del que todos se habían comprometido a ser parte solo para el deleite de decir que alguien había conquistado su corazón lo suficiente como para cambiar.
Por un tiempo pensaron que nadie lo lograría, sobre todo luego de su repentino desinterés por cualquier ser humano en general, hasta hoy.
Severus Snape había tenido una mañana tranquila. La Sala Común de Slytherin no se calló cuando la atravesó ni tampoco hubo ningún encuentro desafortunado o miradas desdeñosas en todo el trayecto que hizo hasta el Gran Comedor.
Severus pensó que ya que había tenido mucho público en Hogsmeade no dejarían pasar la oportunidad de molestarlo, pero por alguna razón la gente del Castillo parecía interesada en otros asuntos, con sus cotilleos a base de susurros e ignoraron su existencia. Levantó los hombros. Supuso que habían encontrado otra cosa con qué entretenerse. Lo que es ser adolescente y tener tiempo libre.
Con calma, su mirada se pasó por las cuatro mesas. Había...un sentimiento extraño en el ambiente, casi repelente y que lo hizo mantener su espalda tensionada. Sin más, se sentó al costado de Regulus con Barty al frente.
—¿No les parece que hay un poco de presión en el espacio? —preguntó casualmente Severus, mirando curioso las demás casas. Slytherin parecía un poco más tranquila a diferencia.
Regulus, que ya estaba poniéndose al día con su correspondencia, contestó sin levantar la mirada.
— Debe ser porque te están buscando a ti.—soltó con suavidad.
Severus levantó la mirada. Barty alzó una ceja.
—¿A mí? —Ahora que Regulus lo decía, Severus parecía estar intuyendo la razón.
—En efecto. —Asintió con lentitud—. ¿Sabes? mi hermano es muy popular con las mujeres.Al decir eso, al otro le tocó bufar.
—Sin ofender pero encuentro ese dato poco relevante en mi vida.
—Ahora te concierne —dijo haciendo que Severus parpadeara—. Verás, Sirius no tiene muy buena elección en cuanto a mujeres se trata...
—Dudo siquiera que tenga un criterio. —Rodó los ojos—. No veo por qué este tema ha salido a colación.
—Supongo que lo que Reg quiere decir —intervino Barty con una mueca—. Es que toda esta presión realmente son...
—...mujeres—lo miró de reojo—sin la menor intención de ser agradables contigo, Severus. No van a descansar hasta encontrarte. —hizo una mueca—¿sabes? Las mujeres pueden ser aterradoras cuando están celosas pero ¿resentidas? esa combinación es más que espeluznante.
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James lo sabe [Snirius]
FanficJames ya está cansado de los cambios de humor de Sirius, y aunque muy profundamente sabe la razón de esa irritabilidad repentina y de sus momentos de ensimismamiento, no lo quiere aceptar. Su mejor amigo no podía estar enamorado de su peor enemigo.