Capítulo 32

972 90 13
                                    

Capítulo 32: Empieza la nueva misión.

Narrador omnisciente.

El día siguiente llegó con lentitud para ambos miembros de la pareja.

Por un lado, Shouta no estaba en absoluto emocionado por la visita que le harían a sus padres, aunque agradecía que Eri no tuviera que ir, temía los comentarios que podrían hacerle a la pequeña.

Por el otro, TN estaba nerviosa, quería dar una buena impresión... Aunque a Shouta no le importara, ella tenía la sensación de que era su obligación.

—¡Oh, ya estáis aquí!, que alegría que hayáis podido venir al final, estábamos deseando conocerte, TN—. Los recibió la madre de Shouta en el mismo momento en el que abrió la puerta, era una mujer de aspecto dulce, pero mirada dura y fría—. Pasad al salón, yo voy en un momento.

No era una casa grande, ni tampoco pequeña; la decoración no era sobrecargada, pero tampoco minimalista. Era normal, todo lo normal que se pudiera imaginar.

Hubo algo que sorprendió a TN, la falta de fotografías de Shouta entre las muchas de desconocidos que había.

—Buenos días—. Saludó el padre sentado en el sofá, con su prominente barriga asomando por la tela de la camisa.

No hubo contacto, ni un abrazo, ni un beso, ni siquiera un apretón de manos.

En cuanto se sentaron, la señora Aizawa volvió a aparecer.

—Pensé que te veías tan joven por la televisión, pero ya veo que lo eres realmente—. Murmuró—. No me extraña que a tanta gente le haya chocado... No me malinterpretes, para mi hijo es algo bueno, pero para ti...

—¿Cuántas veces te tengo que decir que te afeites?— Interrumpió el padre llamándole la atención a Shouta—. Y ese pelo...  Akuno, tráeme las tijeras, se lo corto yo—. Le pidió a su mujer.

—No me lo quiero cortar.

—Das pena así—. Insistió.

—Venga, hijo, seguro que TN también quiere que te lo cortes—. Trató de convencerlo su madre.

—Yo...— Trató de opinar TN.

—¿Ves, hijo?— Le preguntó la mujer.

—Ni siquiera la has dejado terminar.

—Y esa ropa... Siempre de negro...— Siguió criticándolo su padre.

—Papá, la barríga te sobresale por debajo de la camisa, no creo que seas el más indicado para hablar de ropa, al menos hasta que te pongas algo de tu talla.  

El mayor no contestó, lo ignoró como si no hubiese dicho palabra.

—¿Vamos a comer?— Preguntó la madre rompiendo la tensión.

Toda la familia se levantó con rapidez, los padres de Shouta se dirigieron a la cocina y este esperó a que TN se levantara.

—Lo siento.

—¿Por qué?— Se extrañó ella.

—Por todo esto, normalmente se moderan delante de otras personas...

—¿Venís?— Preguntó la madre.

Se dirigieron al comedor, donde pasaron todo el tiempo en silencio, no se dijo ninguna palabra.

Fue después de comer cuando el padre, que había estado bebiendo muchísimo alcohol, comenzó a actuar raro. Estaba muy colorado y su aliento apestaba a vino, se apoyó con suavidad contra el respaldo de la silla y comenzó a roncar.

Dulces sueños [Aizawa Shouta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora