Capítulo 10

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Capítulo 10: Héroes encubiertos.

POV de TN

Pasaron los días sin que consiguiésemos información relevante. Todos los sospechosos de consumir la droga, en efecto, lo hacían, pero eran reacios a revelar información. Pasábamos el día entre ellos, cuando sacaban el tema de la droga, Aizawa se acercaba a ellos, mostrándose interesado en tomar los alucinógenos.

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Aizawa se acercó a la mesa que estaba a nuestro lado, donde se encontraban unos estudiantes universitarios.

—Eh, he oído lo que decíais de la Kiken, no sabréis dónde la podremos conseguir, ¿no?

—¿Se puede saber que hacías escuchando?—, preguntó uno de los chicos—, no serás de la policía, ¿verdad?—, parecía preocupado, después de todo habían estado hablando despreocupadamente de temas ilegales, era evidente que ya sabíamos todo lo necesario para arrestarlos.

—No digas tonterías, solo queremos comprar.

—¿Esa es tu novia, tío?— Preguntó otro señalándome.

Aizawa me miró, no pareció dudar cuando asintió.

—Así que la queréis para follar—. Dedujo.

Yo fruncí ligeramente el ceño sin poder evitarlo, pero Aizawa permaneció impasible.

—No lo digas tan alto, joder, que le da vergüenza y se enfada—. Le siguió la corriente.

—Ya, así que otra putita, al final son todas unas zorras, tío—. Rio el mismo.

—¿Sabes dónde puedo conseguir o no?— Preguntó el héroe secamente.

—Lo siento, tío, el proveedor siempre es diferente y el punto de encuentro también.

—¿Y no me puedes decir dónde es el próximo?

—Ni de coña, tío, está prohibido.

—¿Y cómo consigo que me vendan?

—A ver, tío, entiéndenos, no podemos arriesgarnos.

—¿Y si yo te doy dinero y tú me consigues?

—Lo siento, no va así, tío. Nos tenemos que ir.

—Vale, gracias, igualmente.

—Nada, tío, a ver si os encontráis con ellos. Ya verás, va a ser la follada de vuestra vida.

Ellos se fueron y Aizawa volvió a nuestra mesa.

—Vaya imbécil, si volvía a decir "tío" una vez más iba a perder los nervios. ¿Y quién se cree para llamarte nada? Gilipollas...— Tenía los dedos en el tabique nasal, mostrando su molestia.

—Mira el lado bueno, sabemos que la droga no solo hace perder la razón y el control sobre el don.

—Cierto, tenemos que contactar con el inspector.

Fuimos hasta mi apartamento y llamamos a la policía.

—¿Que afecta a las relaciones sexuales?— El héroe asintió—. No tiene sentido, hemos hecho pruebas y no se ha relacionado con ello.

—¿Cree que era una trampa?— Pregunté.

—No lo sé, repetiremos las pruebas, pero necesito que este sábado consigáis más muestras, no bajéis la guardia.

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Desde entonces nos infiltramos en otros dos sitios, todos en diferentes puntas de la ciudad, todos relacionaban la droga con el sexo.

Dulces sueños [Aizawa Shouta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora