Capítulo 40*

1.2K 94 14
                                    

Capítulo 40: Un miedo extraño.

Punto de vista de TN.

Fui consciente en ese momento de la energía oscura que desprendía Shouta.

No era algo apreciable físicamente, ni tampoco era algo que pudiese deducirse de sus palabras, pero me provocaba miedo.

Un miedo extraño.

De nuevo, las puntas de su pelo habían comenzado a flotar y sus ojos desprendían ese brillo carmesí que había podido apreciar en el coche.

—Tu palabra de seguridad, dímela—. Solicitó con seriedad.

—Rojo—. Respondí una vez más tratando sonar segura y de disimular el ligero temblor de mis manos que revelaba mi nerviosismo.

—Necesitas un gesto.

—¿De seguridad?

—Sí, es importante...

—¿Y si hago tres palmadas en tu pierna?— Pregunté impaciente.

—Perfecto—. Aplaudió contento por la rapidez con la que se había solucionado el problema, premiándome con una dulce sonrisa que no permaneció mucho tiempo alegrando su rostro—. Pero no es solo para los orales, cada vez que haya un problema y no puedas hablar, no dudes en hacerlo, incluso si tienes que hacerlo con fuerza, ¿me has entendido?

—Sí, señor.

—TN, hoy no voy a ser gentil, quiero hacerte cosas... No del todo agradables. Te lo digo porque no quiero ponerte en una situación en la que tengas que usar tu palabra o gesto de seguridad. Quiero que puedas sentirte a gusto junto a mí. Si quieres, podemos dejarlo aquí... Si me das unos minutos... O quizá una hora... Seré más suave, yo...

—Shouta, cuando dijiste que te gustaba el BDSM no me asusté, ¿verdad? Créeme tengo la mente muy sucia. Mucho. Y no voy a perder mi confianza en ti por algo de este tipo, quiero decir, si tus intenciones fueran realmente malas, entonces te dejaría en el acto, se lo diría a mi abuela y probablemente no amanecerías, al menos no en el mundo de los vivos.

—Bueno, son parcialmente malas—. Murmuró cabizbajo.

—No en este ámbito.

—Además, pensabas que con vainilla me refería a un helado.

—No me juzgues, no esperaba que dijeras algo así en ese momento y tenía hambre.

—¿Entonces estás segura de que quieres continuar con esto?

Yo asentí como respuesta.

Ya dando por zanjada la conversación, él volvió a sujetar mi cabello, impidiendo que este me molestara.

Yo, dando por sentado que esa era su señal para empezar, me acerqué lentamente a su erección.

Me avergonzaría admitir las ganas que tenía de hacer eso, algo que tanta gente se negaba a hacer, que consideraban asqueroso... Y ahí estaba yo, deseándolo, desando causarle placer incluso cuando ello implicaba que yo no lo recibiría.

En el momento en que mis labios rozaron el glande de Shouta, este emitió un suspiro de alivio y satisfacción.

Comencé a mover mi cabeza de fuera, a dentro, sin profundizar mucho.

Punto de vista de Shouta

Yo sabía que no iba a correrme, por algo llevaba puesto el anillo, yo quería verla a ella.

Verla ahogarse, llorar.

Aún con la mano en su cabeza comencé a apoyar sus movimientos, haciendo que el ritmo fuera más marcado, más rápido, pero sin llegar a empujarla, no aún.

Dulces sueños [Aizawa Shouta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora