Dulces sueños [Aizawa Shouta]

Capítulo 38*

Capítulo 38: Provocar.

POV de TN.

—¿Por favor?— Dije sin estar muy segura de lo que debería hacer, sin saber qué era lo que a él le gustaría que dijese exactamente.

—¿Me lo estás preguntando?

Yo negué.

—Exactamente, estás rogando—, se acercó mucho a mí otra vez, llegando a estar a tan solo unos centímetros de mis labios, y llevó su mano de mi mejilla a mi nuca, sujetándome por el pelo e impidiendo que pudiera acortar aquella escasa distancia que nos separaba—. Ruega, Gatita.

Por mucho que me avergonzase admitirlo, aquello sí que me gustó, lo suficiente para sentir la necesidad en mi entrepierna intensificarse.

—Por... Por favor...

Nuestros labios estaban demasiado juntos y demasiado separados al mismo tiempo, necesitaba el contacto como necesitaba el oxígeno para vivir.

—Por favor, ¿qué?, ¿qué quieres?

—Por favor, bésame.

—Muy bien, Gatita, mucho mejor—. Dijo con una sonrisa peligrosa antes de acortar la pequeña distancia y juntar nuestros labios en un beso mucho menos intenso de lo que me hubiese gustado, para volver a sujetarme a escasos centímetros de él.

—Por favor, Shouta, más...— Pedí de nuevo.

—No, pequeña, no es así como me tienes que llamar.

—¿Cómo?— Pregunté.

—Señor—. Sentenció con una sonrisa pícara.

Yo negué lentamente, me avergonzaba la idea de llamarlo así, de denigrarme tanto.

—¿No?— Susurró—. Muy bien—. Dijo separándome de él y saliendo del coche para volver al asiento delantero.

—No... Por favor, Shouta, no me dejes así, por favor...

Él no respondió, se puso el cinturón y arrancó el coche.

—Está bien—. Me rendí ante mi propia necesidad—. Te llamaré "amo".

En menos de un segundo volvía a estar a mi lado.

—Así me gusta—. Dijo premiándome con un beso mucho más intenso—. Ahora sé buena y échate en mi regazo.

—¿Por qué?— Pregunté confundida, sin poder imaginarme lo que estaba en sus planes.

—¿Tengo que explicártelo? Digamos que no te has portado muy bien hoy. Ahora hazlo.

Entonces fui consciente de lo que pretendía hacerme.

JODER, ¿CÓMO PUEDO QUERER QUE LO HAGA?

Me puse en la posición que me pidió y comenzó a acariciarme con lentitud.

—La próxima vez ponte una falda, es más fácil quitártela que un pantalón—. Dijo quitándolo—. Y así podría meterte los dedos cuando yo quisiera.

La tranquilidad en su voz contrastaba con su cabello, cuyas puntas estaban ligeramente elevadas, demostrando una pequeña pérdida de control sobre su don.

—Tienes un culo precioso—. Cumplimentó apretándolo y bajándome la ropa interior—. Un día deberías sentarte en mi cara.

Yo ignoré aquello, ni siquiera podía pensar en algo que no fuese aquel preciso momento.

Parecía estar retrasándolo lo máximo posible, yo tenía los músculos contraídos con anticipación, esperando un golpe que no llegaba.

—Si haces un solo ruido, me masturbaré, me correré en tu barriga y tú te quedarás así, ¿me has escuchado?