Capítulo 43

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Capítulo 43: La semilla de la duda.

Punto de vista de TN

Llevaba un mes lloviendo sin parar y, aunque amo que lo haga, no me daba tiempo a disfrutarlo.

La lluvia caía rápida, muy rápida, de unas nubes tremendamente oscuras.

Yo llegaba tarde.

Muy tarde.

Más tarde que el conejo blanco de Alicia en el País de las Maravillas.

Shouta había salido antes, ya que tenía algo que hacer, no le pregunté, estaba cansada, pero juraría que mencionó algo de una reunión antes de besar mi frente y de susurrarme al oído, con esa voz grave con la que no le costaba causarme escalofríos "duerme un rato más, cariño, yo tengo que llegar un poco antes".

"Cariño", me gustaba eso.

Y claro que le hice caso, ¿cómo le iba a decir que no a dormir un poco más?

Yo necesito muchas alarmas, demasiadas según muchos, pero Shouta solo necesitaba una, dos para asegurarse, por ello normalmente era el héroe quien me despertaba a mí.

Ignoré ambas sin siquiera pretenderlo y ahora llegaba tarde.

Muy tarde.

La clase estaba por empezar cuando me desperté y llegué cuando ya iban por más de la mitad, con la respiración agitada.

—Siéntate—. Dijo Shouta firmemente continuando la clase.

Una vez terminó, los alumnos comenzaron a salir de clase.

—TN, tú ve a mi despacho.

—Parece que el profe te va a castigar por tardona, ¿eh?— Murmuró Auri, divertida, guiñando un ojo, ni siquiera me había dado cuenta de que se había puesto a mi lado—. Diviértete.

—Se... Se supone que...— Balbuceé, sorprendida por su clara insinuación.

—Que debería respetarte, ya, lo siento, pero hemos sido compañeras de clase, es un poco complicado—. Confesó molesta, poniendo los ojos en blanco y apoyando amistosamente su cabeza en mi hombro.

—TN, a mi despacho, ya—. Insistió el héroe.

—Que sepas que no vamos a hacer nada de eso—. Le susurré a Auri.

—Ya—. Afirmó incrédula.

—Auri, no seas cerda, por favor—. Bromeé.

—Oinc, oinc...

—TN, ve ya, necesito que hagas algo importante.

—Seguro que tiene algo especialmente sexi para que te pongas...

—Auri, puede que TN no vaya a castigarte, pero yo sí, si no dejas de decir tonterías te pasarás un año entero limpiando el aula y la residencia tú sola. Y después te expulsaré—. Añadió con una cara de enfado a la que yo ya no estaba acostumbrada.

A Auri se le quitó el color de la cara, miró con los ojos muy abiertos al profesor, sorprendida de que hubiese podido escuchar nuestros susurros desde su alejada posición, y, antes de salir corriendo de allí, susurró "pasadlo bien", con una sonrisa traviesa adornando su cara.

—No la castigues, en el fondo tiene sentido que me diga esas cosas, en teoría somos amigas, aunque ya no proceda...

—¿Castigarla? No, Gatita, no te preocupes, me ha dado una muy buena idea—. Murmuró.

Afuera dejó de escucharse la lluvia.

Shouta, que estaba al lado de la ventana, miró afuera y sonrió.

Dulces sueños [Aizawa Shouta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora