Capítulo 2

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Capítulo 2: Vasos vacíos.

—Sé que te gusto.

—¿Cómo?

—Claro, siempre fuiste muy obvia.

—Puede ser.

—En primero no lo parecía.

—En primero solo me gustaste durante el tercer trimestre.

—Lo sé, me comías con la mirada.

—Pensé que después de las vacaciones no me ibas a gustar tanto.

—Y no fue así.

—No, llegó la guerra y al verte malherido... Los sentimientos cobraron más fuerza.

—Lo sé.

—Pero en segundo no fuiste nuestro tutor y pensaba que al no verte se acabaría todo.

—¿Y qué pasó?

—Que cada vez que te veía me saltaba el corazón de los nervios.

—Sigue.

—En tercero volviste a ser nuestro tutor y volviste a gustarme como en primero.

—¿Y ahora?

—¿Ahora?

—Ahora es tarde, no has sido lo suficientemente valiente como para decirme lo que sentías y ahora sí que será imposible.

—¿Pero tú correspondías esos sentimientos?

—Puede que sí, puede que no, ahora vivirás permanentemente con esa duda.

—Pero...

—Sí, no, sí, no, sí...

Su rostro se fue desvaneciendo para dar paso a la claridad del día y al sonido de la alarma.

Qué sueño tan tonto y tan absurdo.

Traté de quitarme a Aizawa de la cabeza y me preparé para mi primer día trabajando en Naruhata.

Paré un robo y a unos hermanos pervertidos que se dedicaban a robar la ropa interior de la gente.

Cuando terminé mi turno me cambié de ropa y, como había planeado el día anterior, fui a la cafetería Hopper's para rellenar los documentos correspondientes a las detenciones.

El local estaba vacío, lo cual me extrañó ya que parecía un lugar bastante popular, con la excepción de los que supuse serían los hermanos saltamontes, pedí un zumo, ya que estaba teniendo bastantes problemas para dormir como para permitirme un café y terminé mi trabajo.

¿Cómo puede ser tan aburrida la vida de un héroe? ¿Monótona dentro de la emoción?

Las semanas pasaron entre pesadillas, la misma pesadilla de siempre, el mismo sueño estúpido, y llegó el viernes, era un día festivo, así que había mucha más aglomeración, no solo eso, sino que también se celebraba el Narufest, el festival que iba a celebrar aquel centro comercial, por lo que no iba a estar aburrida, cuanta más gente, más crímenes.

Cuando la tarde acabó, ignoré mi cansancio, fui a cambiarme y bajé justo a tiempo para encontrarme con Mina y Denki, que habían llegado a recogerme.

—TNNNN—. Gritó Mina yendo a abrazarme.

Denki se unió al abrazo.

—Ha pasado menos de un mes, ¿qué haremos si no nos vemos en un año?—. Comenté yo.

—Morir—. Aseguró el chico.

Fuimos hacia un local al que Mina había ido tiempo atrás con Ochako.

Dulces sueños [Aizawa Shouta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora