Caminar al filo del abismo

Capitulo 48: Dulce y amargo.

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-Le dije que me gustaba y también, paso la navidad junto a nosotros- Ran se sento en el sillón y Rindou dejo el videojuego, observandolo.

-No quiero sonar cruel, pero ella vino porque Hanma le habia echo algo, no por ti.

-Vaya que si eres cruel.

-Ran... solo no quiero que sufras en vano por alguien que tal vez, no puedas tener.

Ran no dijo nada, levantandose para desaparecer en su habitación.

~*

Cuando Ángela finalmente habia aceptado venir a vivir contigo e iniciar una relación, sentiste que tu corazón latia, sintiendo un calor abrazador cuando estabas junto a ella, disfrutando cada hora y día que pasaban juntos, cumpliendo dos años de relación.

-Ya cumpliras 18, ¿Qué haras cuando salgas de la escuela? -Ran acaricio el cabello de la ojiazul.

-Quiero estudiar medicina... luego de salvar a Izana... decidi que es a lo que quiero dedicarme.

-¿Lo haras aquí en Japón?

-No... a Alexandre le gustaria que estudiara en Alemania y estubieramos juntos pero... yo no quiero separarme de ti.

Ran la abrazo, besando su mejilla y sus ojos vieron hacia el frente, viendo a las parejas pasar por el parque.

-Yo estare aquí siempre.

-¿No puedes venir conmigo? -Ángela formo un puchero, suspirando- Se que eres el dueño y tienes tus cosas... pero también... puedes ver otro mundo.

-Tu y yo caminamos en dos mundos distintos. Tú te mezclas con el mio pero es un buen momento para que elijas de verdad lo que quieres hacer con tu futuro.

-Me quedare en Japón...

~*

Tiraste tu celular contra algún lugar de la pared, rompiendolo produto de la frustración que sentias en aquel momento. Ángela no estaba contigo y no habias podido protegerla, sintiendo que ella siempre daba lo mejor de si misma y tú eras un completo debil y egoista con ella.

-No pude protegerte... ni siquiera decir si a algo tan simple como estar contigo....

Miraste las marcas moradas en tu cuerpo pero eso no quemaba tanto como lo hacia tu corazón. Te habian arrebatado la persona más importante para ti despues de tu hermano.

-No soy el dueño de nada si nisiquiera puedo proteger a mi mujer.

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Tus ojos se posaron en Ángela, acercandote a ella. Habias sentido felicidad al tenerla nuevamente en tus brazos, sintiendo su olor pero nuevamente podrias perderla si no evitabas lo que se avecinaba.

Un dolor agudo recorrio tu cuerpo, sintiendo el sabor metalico de la sangre en tu boca, viniendote al suelo.

No sabias si ibas a morir, solo deseabas permanecer más tiempo al lado de Ángela y evitarle que ella sufriera.

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Sus ojos violetas se abrieron de golpe, encontrandose con el techo blanco, un sonido persistente mientras miro su brazo el cual estaba con un catete que pasaba algún medicamento que desconocia. Su cuerpo dolia y recordo de golpe todo lo que habia sucedido.

El enfrentamiento de las tres deidades habia sido uno superior a todos los que habia presenciado y a su mente solo llego cierta ojiazul.

Bajo su mirada, viendo el cabello blanco de Ángela y como estaba recostada sobre sus brazos. Dormia profundamente, sentada a su lado.