Capitulo 5: Las cosas toman su curso. Editado

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Estaciono la moto en la acera, dejando el casco en el asiento y miro a Kisaki quien le daba la espalda, vigilando el atardecer.

Recordaba que el menor, solía verlos con frecuencia, sintiendo que Kisaki era el Crepúsculo, aquel estado donde no sé sabía si era el día o la noche, preguntándose cuanta oscuridad había en el corazón de aquel extraño chico que se había aparecido en su vida.

El rubio le había llamado de forma insistente la noche anterior, siendo ignorado completamente por el mayor, teniendo cosas más importantes que hacer, como dormir en la casa de la ojiazul.

Hanma vestía un pantalón negro, polera del mismo color y una chaqueta larga, acomodándola en sus hombros.

Había dejado a la menor en la escuela, despidiéndose de ella bajo la atenta mirada de muchas personas y aquello lo divertía mucho, luego había pasado un largo rato hasta que Kisaki lo había llamado nuevamente.

No quería apartarse de ella luego de haber pasado la noche juntos, pero los deberes con Kisaki lo llamaban, sino respondía, el rubio movería el cielo y la tierra para encontrarle.

—Te llamé anoche —Hablo Kisaki, dándose la vuelta— ¿Una noche de diversión? —Su voz fue burlona, enarcando una ceja.

—Tal vez  —Encendió un cigarrillo— ¿Necesitas algo?

—Que estés concentrado cuando llegue el día y no en otros asuntos.

—Lo estaré —Dijo tranquilo.

Cuando se trataba de una pelea, era serio para no fallar y salir lo menos herido posible.

—No fallaré.

—Lo espero de verdad. Ven, vamos a dar una vuelta.

—Hi... no me dejarás ir donde he estado entretenido.

—¿Y dónde es? —Dijo el rubio de lentes.

—No es un lugar, es una persona.

—¿Pierdes tu tiempo en una mujer?

—¿Qué me dices de ti? Obsesionado también con una— Respondió Shuji en tono burlón, tocando la fibra delicada del más bajo y menor de ellos dos.

Kisaki era alguien difícil de tratar pero a la vez muy fácil de leer, después de todo, solo tenía 13 años.

—No es cualquier mujer— Le respondió fastidiado.

—Está tampoco — Boto el cigarrillo, mirando a Kisaki.

— Es extraño, tú no defiendes a nadie, mucho menos a una mujer¿Qué pasa? ¿Te estás enamorando?

—No jodas enano, métete en tus asuntos— Se giró, caminando hacia la moto— ¿Vienes o no?

El rubio siguió al más alto, subiendo en la parte trasera e iniciaron el rumbo. Le causaba curiosidad que una persona como Hanma estuviera interesado en alguien más que él o su persona, ya que las únicas entretenciones del mayor era pelear hasta hartarse y obedecer sus órdenes.

Hanma encendió la moto, decidiendo no responder a las provocaciones de Kisaki, no formaría una enemistad cuando aún no conocía a la ojiazul.

Caminar al filo del abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora