×24×

88 8 0
                                    

21/06/2015

La joven pareja se encontraba en una cita, una que se volvió rutinaria desde que comenzaron a salir. Cada domingo intentaban buscar algo nuevo por hacer y disfrutar.

Decidieron pasar su tarde y aprovechar el hermoso día con el sol radiante que les tocó en una plaza, se sentaron junto a un árbol aprovechando un poco la sombra que les brindaba.
El tiempo pasaba con lentitud, algo que no les molestaba en absoluto, mientras Taeyong se apoyaba en el tronco y abrazaba a Jinah de espaldas. De esa manera observaban como el sol comenzaba a irse para darle lugar a la luna brillante de cada noche.

El mayor la vio un tanto tensa durante todo el día, no quería molestarla y preguntarle pero ya no aguantaba verla así.

¿Pasa algo? — tomando la iniciativa pregunta.

¿Mhm? —mueve su rostro para poder mirarle.

Pasaste el día mirando a tu alrededor—eso es obvio, pensó.— y sé que vinimos a eso pero no te veías animada como siempre.

Es que... —suspira — creí... nada.—mueve la cabeza en negación, alejando cualquier pensamiento— No te preocupes

Jinah~, sabes que puedes decirme lo que quieras —con su mirada le pide que confíe en él. La joven se mostraba tan inquita y al parecer necesitaba hablarlo con alguien.

Creí haber visto a alguien parecido — esquiva su mirada a sus manos — de aquella noche

— ¿Cuál noche? —sus palabras lograron que la menor subiera su mirada de nuevo y con tan sólo ver su mueca lo supo. — ya entendí. —le acomoda un pelo rebelde que se le cruzo en el rostro con delicadeza.— bien, si crees que no fue un robo de seguro podemos ir a la policía y que reabran el caso.

La menor suelta una sutil carcajada sarcástica. Ya no cree en que haya justicia, en ningún sitio del mundo.

podríamos intentarlo.... o preguntar si se sabe algo del paradero de quien lo hizo. —insiste el chico.

sea quien sea nunca va a ser encerrada—dice finalmente.

Nunca digas nunca. Al final a todos se les devuelve lo malo que alguna vez hicieron.

Al terminar de decir esas palabras la regresa en la posición que anteriormente estaba para abrazarla con fuerza, no demasiada como para lastimarla.

[ ✧✦✧ ]   

Emprendieron su vuelta al hogar en el segundo en que todo a su alrededor se fue oscureciendo.
Era peligroso seguir en las calles a esta altura de la tarde, lamentablemente.

El mayor le pellizcaba la mejilla entre bromas durante todo el camino al edificio mientras ella se quejaba empujándolo.
Se llevaban la atención de cualquiera que pasaba a su lado por la escena que mostraban. Son tiernos. Decían cada uno de ellos, riendo bajito para no ser escuchados.

— ¡Ya! — por milésima vez quita las manos del mayor de su rostro provocando la risa del mismo.

déjame quererte~ —forma un puchero con sus labios.

Vuelve a llevar su mano a la mejilla de la contraria hasta que ella toma su mano evitando el contacto.

Taeyong aprovecha y entrelaza sus manos para acercarla a él y besar los suaves labios de la menor. La abraza desde la cintura y ella se sujeta en sus hombros.

Aún no se acostumbraba a que el más alto haga esas demostraciones en público, mucho menos en los recesos de las clases. Muchas veces tenía que ocultar su rostro entre sus manos o en el pecho del mayor cuando pensaba que alguien más los podría estar observando, algo que la hacía ver super tierna en los ojos del chico y no dudaba en abrazarla cuando eso sucedía sonriendo ampliamente sobre su cabello.

Ya estando en el pasillo de sus departamentos es cuando a Taeyong la detiene antes de despedirse.

Ven, quiero que veas algo.—sin esperar respuesta la arrastra a su departamento. 

Las veces que estuvo en el de ella se dio cuenta que era uno de los pocos que no tenían balcón, a diferencia en la de él que si tenía y en las noches obtenía una bella vista que aseguraba que a la menor le fascinaría.  

La joven se sorprende por el actuar de él, pero más al ver lo diferente que su departamento era a comparación del suyo.

 Como aún tenían sus manos entrelazadas él la lleva hasta la ventana que da salida al balcón. Y como lo intuía la luna era la mayor luz de la noche. Acomoda dos asientos para que estén juntos antes de sentarse.

¿Sabes como se confesaban los japoneses en la antigüedad? —ella niega, en el segundo que lo hace él agarra su mano y la dirige hacia el cielo, apuntando justo en la luna. No hace más que mirarla confundida, tratando con todas sus fuerzas saber a que se refería, hasta que rendida lo mira pidiendo respuestas. 

Hace unos siglos atrás en Japón existió el romance entre un plebeyo y una princesa, el cual era uno prohibido porque la joven princesa ya estaba comprometida y por eso mismo se veían a escondidas de todos. 

En su última noche antes de la boda se vieron por última vez, esa misma noche se podía ver una  gran y hermosa luna llena cuya luz los iluminaba en su mayor esplendor. 

Mientras el plebeyo contemplaba la luna decidió confesar su amor por la princesa diciendo, "La luna está hermosa hoy, ¿no lo crees?" . 

Desde entonces se popularizó esa tierna y linda forma de declararse a la persona que realmente amas.

Mientras él le contaba sobre aquella historia que recientemente leyó, ella ni dejaba de observarlo con una sonrisa.

Si miramos la luna, sea donde sea que estemos, sabremos que la estaremos mirando juntos sin tener la presencia física del otro. ¿No crees eso? —le explica con entusiasmo.

¿Te volviste un amante de la luna?

Si es lo más preciado para ti, lo es para mí.

Jinah se queda sin palabras que decir, nada que su cerebro tomara el trabajo de pensar seria suficiente pada hacerle entender lo increíble y reconfortante que fue escucharle decir eso.

¿Quisieras ver la luna aunque no sea de noche? —le manifiesta una idea que hace mucho rondaba por su mente.

No es posible eso

Ya lo verás.

¿Qué estás tramando? —se alza de hombros para luego recostar su cabeza sobre el respaldo del asiento.

Los minutos pasaron. Ninguno de ellos dos se dieron cuenta del tiempo que llevaban en el balcón. Solo Jinah se percato que ya era demasiado tarde cuando su tía le mandó mensaje preguntándole dónde estaba y porque aún no llegaba.

Tae, ya es...— se queda en silencio cuando gira su rostro y ve que los ojos del mayor estaban cerrados y su respiración era una muy tranquila, indicio de que se quedó dormido.

Con las yemas de sus delicados dedos recorre el rostro del chico mientras que en las esquinas de sus labios se asoma una sonrisa, una que podría llamarse "sonrisa de enamorada" pero ella no conocía el concepto del amor como para estar segura de las sensaciones que estar a su lado provocaban. Solo estaba segura que todo tipo de sentimientos hacia Taeyong era algo inexplicable pero hermoso al mismo tiempo, si a esto se le llamaba estar enamorada no se oponía en absoluto, más bien le encantaba.

Porque el amor joven suele ser el más hermoso, pero otras veces el más doloroso.







❝No puedo evitar amarte, aunque trato de no hacerlo
No puedo evitar quererte, se que moriría sin ti❞

The Girl With That Hoodie ━━ Lee TaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora