Thirty.

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—Eres tan precioso como las canciones de Coldplay. —sintió susurrar de sus propios labios, mientras el panorama a su alrededor era totalmente borroso, sólo podía escuchar sus voces y los grillos cantar entre tanta oscuridad.

Él rió escandalosamente.

—¿En serio crees eso? —preguntó, pareciendo incrédulo a lo que le decía.

—Sí. Tú y las canciones de Coldplay me encantan. —respondió, sintiendo sus propias manos subir y acariciar la piel caliente de lo que serían sus mejillas, la yema de su dedo pulgar rozando la suavidad de sus labios.

—Cuando escuché Yellow de Coldplay por primera vez jamás pensé que alguien me llegaría a amar de esa forma, y llegaste tú, haciéndome sentir justo como lo describe esa canción.

—Yo creo que Yellow se queda corto a todo lo que siento por ti. —musitó, las sensaciones pareciendo tan reales al momento del roce con sus labios, los suyos tan suaves y esponjosos como el algodón.

—Nunca pensé que alguien tan dulce, de lo que tanto me burlaba antes, me llegaría a enamorar tanto. —se burló, sus calientes y suaves manos tomando su rostro y alejándolo juguetón.

—Pues ahora te aguantas, porque te amo más que todos los planetas que puedan existir en esta, y en todas las galaxias existentes.

En ese preciso instante miraba el tatuaje que decía "En esta y en todas las galaxias existentes", preguntándose si aquel sueño lúcido que tuvo de lo que parecía ser un recuerdo, significaba eso, quería saber y entender si ese era realmente su significado.

Esa mañana, despertó con un email de Jonghwa, hablándole sobre las fechas en que se hizo cada tatuaje, jamás imaginándose que su habilidad para investigar llegará a tal magnitud, por lo cual le guardaba un enorme respeto ahora, aunque ya se lo tenía. Y ese tatuaje remotaba al 2015, lo cual se preguntaba si conocía al misterioso ricitos de oro desde esa fecha, si él le dio sentido a ese tatuaje o simplemente fue de otra relación.

Empezar a preguntarse qué tan pasional y entregado podía llegar a ser en sus relaciones, porque sinceramente, cada retazo de su vida que tiene es él siendo demasiado cursi y pasional. Decir que no recordaba siquiera su personalidad o como era, lo estaba dejando muy varado y confundido, sin saber a donde ir.

Por lo cual, operarse era la mejor solución, parecía serlo, aunque no garantizaba que recordará completamente había una posibilidad, y él quería aferrarse a esa posibilidad, con todas sus fuerzas. Para volver a ser él, quería encontrarse nuevamente y ser él.

Más con Riki todo era tan fácil, él lo entendía y todos sus gestos o momentos románticos salían de la nada, como si ya la frase estuviese escrita y viviera en su cabeza lista para ser dicha. Era como respirar, sumamente sencillo.

Estar con él era como respirar.

Así que, lo estaba esperando, moviendo sus pies desesperadamente sobre la camilla en la que estaba, mientras el doctor le hablaba sobre los riesgos de la operación y su recuperación después de ella. Se iba a recuperar rápido de lo que entendió, si acepta el tratamiento después de eso sin ningún tipo de reacción, más tampoco era como si estuviese prestándole atención en realidad a lo que decía.

Sólo pensaba en Riki, en cuándo llegaría, si realmente estaría para él en aquel momento tan difícil, si estaría tomando su mano para darle apoyo porque..., porque sencillamente tenía miedo.

Miedo de lo que pudiese ocurrir, miedo de quedarse en el quirófano para siempre, miedo de no volver con Riki. Eso y de muchas cosas más porque realmente él quería seguir, quería a Riki a su lado, porque a su lado sentía como si fuera realmente él, si esa fuese su verdadera versión.

Ocean Eyes 『Jakeki』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora