Twenty Three.

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—Entonces, básicamente te odia y tú le acabas de enviar dos docenas de peonías blancas a su departamento, ¿no es así? —capituló el pelinegro, sus ojos negros mirándole con decepción—. Eres un idiota.

—¿Eres mi psicólogo o mi juez? Porque es problema muy mío si salto, brinco, y maniobro para hacer que deje de odiarme. —respondió Jaeyun, guardando su celular en el bolsillo de su pantalón después de confirmar que el paquete había llegado, junto con otra de sus notas pidiendo redención.

—Soy tu amigo, que es diferente. Aunque también me pagas por ser tu psicólogo y llevas dos pagos atrasados, déjame decirte —Beomgyu acarició sus sienes, cerrando sus ojos por unos instantes—. No vas a recuperar a ese chico, se ve que tiene muy en claro lo que quiere y lo que vale, más la posición que debería recibir como persona. Y si tú no le das eso, jamás querrá volver. Además de que es muy orgulloso y rencoroso. —explicó, arrugando su rostro cuando bebió del trago que le había ofrecido.

—No puedo dejar a Sienna..., o aún no, ¿entiendes? Mamá me mataría y tengo que tener un plan de escape, algo que me haga desaparecer de la faz de la tierra y que mi familia no me busque. Además, ni siquiera recuerdo la otra mitad de mi vida, me siento varado. —alegó el rubio, sentándose en su sofá a un lado de su psicólogo.

—¿Eres consciente de que falta un mes para tu boda, Jaeyun? ¿Cuándo demonios piensas dejar a Sienna si literalmente estás en la recta final a lo que será el resto de tu vida? —razonó, mirándolo con obviedad.

Jaeyun pasó sus manos por su rostro consecutivamente, bastante abrumado con todo lo que estaba sucediendo en su vida. Sienna ya había escogido el lugar de la luna de miel, Momo había movido su agenda especialmente para eso y ayer lo habían llamando para que fuera a buscar su traje de bodas, estaba en lo último, y se replanteaba sí realmente llegaría al final de todo o tendría las pelotas para no ser infeliz por el resto de su vida.

—¡Lo sé, lo sé! —farfulló, mirando a Beomgyu a su lado—, pero necesito tiempo para analizar todo, lo que me pasa con Riki, mi pasado que no recuerdo, lo que ha conseguido el señor Park sobre mi vida..., y tengo un desastre en la cabeza, no sé qué hacer.

—Y tiempo es lo menos que tienes ahora, ¡falta un mes, Jaeyun! ¡Las horas corren más rápido de lo que piensas y no has hecho una mierda! —Beomgyu tomó sus hombros y los sacudió levemente, como para que entrará en cabeza—. ¿Qué quieres hacer, Jae? ¿Te quieres casar con Sienna o quieres vivir tu amorío homosexual?

Apartó las manos de Beomgyu de su cuerpo y frunció el ceño disgustado, mirando hacia el gran ventanal de su departamento solitario. Sienna había respetado su decisión de estar solo y no lo había molestado más, lo cual le agradecía y se sentía diferente, porque al parecer la rubia entendía lo que era el espacio personal.

—Deja de llamarlo amorío homosexual, no lo es. —murmuró, recostando su cabeza del respaldo de su sofá.

Sentía un terrible cansancio en todo el cuerpo y no era para menos, con lo de la boda y su posible tumor no tenía cabeza para otra cosa. Para otra cosa que no fuera Riki y la guerra que le tenía durante el día del trabajo, literalmente ni le hablaba, ni lo miraba, y si decía algo era referente al trabajo.

Estaba preocupado, notaba como su humor volvía a ser el mismo de cuando lo conoció, sólo que sin episodios depresivos a su frente y sin dejar de lado sus comidas. Hacía todo lo común, pero lo trataba con tanta frialdad que ahora vivía constantemente con dolores de cabeza.

—¿Y cómo quieres que lo llame, eh? Cuando dos hombres están juntos se llama homosexualidad, cuando te meten una verga por el culo, se llama homosexualidad. Y tú estás teniendo un amorío homosexual porque te gusta otro hombre y hasta te comiste el pastel antes de la boda —puntualizó, tomando sus mejillas con ambas manos bastante frías—. ¿Ves? Estas teniendo conductas homosexuales, cariño. Te gusta la verga, Jaeyun.

Ocean Eyes 『Jakeki』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora