Había descubierto que Riki tenía un lunar en la cadera, uno pequeño y minúsculo, otro entre sus muslos blancos como la nieve; en su rodilla reposaba otro, luego uno justo encima de su ombligo, y un camino entero desde su cuello hasta su espalda y más abajo.
Justo ahora besaba ese camino que parecía una vía láctea, mientras el rizado apretaba las sábanas de su cama con sus manos y enterraba su cabeza en la almohada, lloriqueando.
Nalgueó su jodido trasero cuando no se quedó quieto y siguió en su labor de besar sus lunares, tenía uno en la punta de su oreja y otro encima de sus hombros, era precioso, le encantaban sus lunares.
Jaló su cabello con una mano y besó su mejilla, empezando su labor ya que el castaño parecía desesperado teniéndolo dentro. La cabecera de la cama golpeteó con insistencia contra la pared y no le importó que Riki tuviera vecinos o algo, él mismo tampoco lo hacía ya que no se preocupaba en ser tan silencioso.
Realmente, su pasante era un escándalo.
Cuando terminó besó una de las nalgas abultadas del menor, dejándole después una palmada. Se lanzó al otro lado de la cama donde había dormido y observó como las piernas del rizado perdieron fuerza y quedó enterrado sobre su colchón, sollozando.
Soltó una carcajada viéndolo, parecía un pequeño gato que empezaba a caminar y se caía a cada rato, con sus delgadas piernas temblorosas y con algunos moretones.
Riki suspiró y ladeó la cabeza, fijando su vista llorosa con la de su acompañante. Sus labios estaban hinchados por las succiones y su cuello lleno de marcas bastante notorias, más una mordida de broma en su hombro, habían caminos de lágrimas secas en sus mejillas y el sol tocaban levemente su cabello, haciéndolo brillar y verse más dorado.
—Primero que nada, buenos días —dijo su pasante, luciendo como una estampilla en la cama—, y segundo, no sabía que los heteros follaban tan bien. Dios.
—Buenos días para ti también —respondió, pasando su mano por el pómulo del rizado, sintiendo su calor—. Veamos si después de levantarte de la cama dirás eso.
Riki soltó una risa y enterró su cabeza en la almohada, soltando un alargado quejido. Jaeyun se levantó de la cama, sintiéndose mucho mejor que el día anterior y quizás más descansado, en realidad, era la primera vez que no sentía incomodidad al despertar en una cama, de hecho, había dormido de maravilla.
Se sentía tranquilo, descansado, y ni hablar la conexión sexual que poseía con el rizado, lo había confirmado durante la tarde y noche, y ahora apenas despertar. Era asombroso como su cuerpo se adaptaba con gran facilidad al suyo y le daba lo necesario para sentir un gran placer sin procedentes.
Hwang lo miró desde la cama, buscando con la mirada el baño y habló.
—El baño es aquella puerta de allá —señaló con su dedo la dirección—, iré a buscar su ropa, ya debe estar seca. ¿Quiere que le haga algo para desayunar?
—Es tu casa, debería salir de ti —bromeó, estirándose en su posición sin importar su desnudez, ya se conocían hasta los pecados, qué más daba—, aunque en realidad todo esté entrando en ti. —mofó, guiñándole un ojo.
Riki le lanzó su almohada y se levantó de la cama, haciendo una mueca de dolor al instante. Observó como llevaba una mano a su espalda y sus rodillas flaqueaban al caminar, pero testarudo, siguió caminando fingiendo que no le sucedía nada.
Le dio una fuerte palmada a su trasero y caminó hasta el baño, escuchando las quejas del rizado desde afuera. Se metió bajo la ducha y refrescó su cuerpo, sin dolor de cabeza, sin dolor de espalda, ni mareos.
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Ocean Eyes 『Jakeki』
Fanfic"Más allá del bien y del mal hay un jardín, yo te veré ahí". ¿Qué pasa cuando un amor es incluso más fuerte que la muerte? Existen personas que desearían tener un amor como ese, por lo cual impiden que sean felices. ❗Continuación de The Bathroom❗ ❗S...