Fourty Three.

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—Jaeyun.

—¿Mhm?

—¿Y yo qué, eh?

Carraspeó incómodo, llevando una mano a su nuca y rascando. Sabía que Riki iba a preguntar eso, lo esperaba desde que no contempló la toma de decisiones incluyéndolo a él.

Otra metida de pata.

—¿Siquiera pensaste en mí en tu decisión? Es tu hijo, sí, tu responsabilidad. Pero, ¿Acaso yo no soy parte de tu vida? ¿Yo no me voy a casar y compartir mi vida contigo también, eh? ¿No pensaste en eso? —habló, sus ojos rojos e hinchados llenándose de lágrimas nuevamente. Y él sintió también ganas de llorar por verlo así, porque sus ojos no eran dorados como siempre, eran marrones oscuros y tristes.

Como odiaba verlo así, por su causa.

Y como era un imbécil, tampoco supo responder a eso porque se quedó sin palabras totalmente. En blanco, nublado.

Aquello significaba una sola cosa; no tenía excusa, no pensó, ni siquiera se lo imaginó, pasó por encima de Riki y optó por un feto que ni siquiera conocía como lo era su pareja. Y eso era tan bajo, digno de un maldito.

Juró no ser como su madre, pero estaba siguiendo sus pasos de manera tan terrible. Lastimando a todos los de su alrededor, quebrando personas. ¿Tan mala persona era?

El menor empezó a llorar con fuerzas, hipando casi al instante y su pecho subiendo y bajando con frenesí. Perlas resbalaron una tras otra por sus mofletes pálidos y su nariz se tintó de rojo vibrante, despedazado; lo había hecho trizas.

—¡¿Q-Qué soy para ti, eh?! ¡¿Soy un maldito juego?! ¡Pones a otros encima de mí! ¡¿Qué no debería ser yo tu prioridad?! ¡¿Preferiste a un maldito feto antes que a mí?! ¡¿En serio, Jaeyun?!

—No, Ni-ki..., no digas eso, por favor. No tenía opción, ¿sabes? Quiera o no era mi responsabilidad, si hubiera podido negarme claramente te preguntaría primero. Siempre contemplaría tu decisión, pero son cosas que se me escapan de las manos, ni siquiera pude pensarlo. —respondió rápidamente, tomando sus delgadas manos para darles un apretón e intentar consolarlo.

Su prometido se deshizo de su agarre de manera brusca, manoteando.

—¡Con decirme tenías! ¡Sólo te pido una cosa; sinceridad, Jaeyun! ¡Con avisarme lo que sucedía me bastaba! ¡Sin importar que no pudieses negarte y yo no tuviera vela en este entierro! ¡Con avisarme tenía! —gritó, levantándose del sofá mientras iba a la habitación furioso y lleno de mocos.

—¡Ni-ki! ¡Por favor, hablemos con más calma! —lo siguió para seguir explicándole, pedirle perdón las veces que fuesen necesarias. Reconocía su error y sabía que debía pedir disculpas, debía hacerlo.

—¡¿Sabes qué?! ¡Sé feliz con Sienna, cásate con ella ya que veo que la interpones antes que a mí! ¡Pero, desaparece! ¡Vete! —gritó, encarándolo al darse media vuelta.

—¡No! ¡No quiero! ¡Yo te amo, dulzura! ¡No hagas esto, por favor! —gritó en regreso, desesperado. Riki hacía eso, huir cuando salía herido, estaba alejándolo, y eso lo atormentaba—. Riki, no, en serio, discúlpame, no tenía otra opción. Siquiera me dio tiempo para pensar, yo creía que mis primeros hijos iban a ser contigo, no de esa forma, no así. Fue tan abrumador para mí, no sabía qué hacer, y tú estabas tan feliz con tu graduación, no quería arruinarte nada.

—No es excusa. Te explicas pero no te justificas, Jaeyun, no hay peros en esto —gimió, llevando una mano a sus cabellos, molesto—. ¡Quédate con este maldito anillo mejor! ¡Dáselo a ella! —bramó, quitando su anillo de compromiso de golpe y tirándolo bruscamente al suelo.

Ocean Eyes 『Jakeki』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora