Nine.

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La nieve caía sobre su cabello dorado, adornándolo de forma adorable, ya que lucían como pequeños broches transparentes en sus rizos despeinados.

Sus manos delgadas se alzaban tocando la nieve y el lunar en su dedo índice siendo su único punto de vista, la punta de sus falanges estaba rojiza por lo frío de la nieve.

—Antes no me gustaba esta época, porque era mi cumpleaños y odio mis cumpleaños —susurró, soltando una suave risa que provocó todo tipo de cosquillas en su estómago—. Pero, juntos se siente mejor.

Tomó su mano y entrelazó sus dedos, metiendo ambas manos entrelazadas en el bolsillo de su gruesa chaqueta negra, pegándolo a su cuerpo para darle calor.

—No entiendo como las personas pueden odiar su cumpleaños, literalmente es el único día que mis padres me daban toda su atención. —bromeó, sintiendo la cabeza rubia del contrario recostarse de su hombro.

—Tú porque pasaste lindos cumpleaños, literalmente los míos o estaba enfermo por el cambio de clima, o mis padres me hacían sentir terrible por comprarme cosas cuando "no las merecía" por mis malas notas. —alegó, soltando un suspiro.

—¿He dicho que odio a tus padres? Porque los odio.

El rizado soltó una risa, sus labios dejando un suave toque sobre los suyos, algo fríos por el clima que hacía afuera.

—Te he escuchado tantas veces repetir eso, amor, ya me es normal.

—Uhm..., el invierno nunca ha sido mi estación favorita, pero contigo todo es mejor.

—A mí me gusta la primavera, sucede justo después de que me congelo en culo pero no hace tanto calor. Es justo.

Una risa escapó de sus labios y sintió la ya tan conocida sensación de sus labios contra los esponjosos melocotón de ricitos.

—Y a mí me gustas tú, en todas las estaciones posibles.

—Oh, dios, vomitaré arcoiris.

Tomó una gran respiración apenas despertar, observando todo a su alrededor oscurecido aún más las olas chocar contra las rocas de la bahía. Miró por su ventana y pudo divisar una delgada figura afuera jugando con una ramita mientras escuchaba música.

¿No era muy temprano para estar despierto? ¿Habría dormido lo suficiente? Después de la segunda junta habían llegado muy tarde a la casa y siguieron con unos deberes después de eso.

Miró la hora en el reloj de pared y observó las 6:30 marcadas. No era tan temprano como por lo que imaginó por el clima, pero seguía siendo muy temprano. Posiblemente más tarde llovería por los nubarrones que estaban tapando el sol.

Spring Day sonaba. Curioso, porque era invierno.

Se colocó sus zapatos y camisa, yendo por un café hacia la cocina, observando desde la ventana como Bisco y Layla se peleaban para atrapar la ramita que Riki lanzaba con ánimo, cayéndose torpemente sobre la arena cuando se resbalaban al saltar.

Ocean Eyes 『Jakeki』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora