Extra. (🔆)

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Contenido +18, eres libre de saltar el capítulo si te incomoda este tipo de situaciones.

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Jake sacó sus dedos de su boca, sonriendo con tranquilidad y armonía. Su mirada era tranquila aunque sus mejillas estuviesen sonrojadas, e incluso podía sentir el latido de su corazón como un caballo cerca de su oído.

—Tranquilo, aquí hay.

—¿C-Cómo sabes eso? —titubeó, su ojos viajando por toda la habitación nervioso.

Jake cerró sus ojos, negando con la cabeza mientras unía sus frentes.

—No necesitas saber, dulzura.

No quiso preguntar, tampoco tenía qué, supuso que si era la cabaña de Heeseung este obviamente tendría ese tipo de cosas ya que, eran hombres, era más que obvio. Así que, apretó sus labios con algo de miedo; entendía lo que se hacía allí, él mismo lo había practicado con otras personas antes, pero vivirlo con Jake, por algún extraño motivo, le hacía sentirse tan cohibido.

El ojiverde notó cómo estaba, y preocupado por su bienestar, tomó ambas mejillas de su rostro con sus manos, acunando del mismo modo su inquietud; su tacto era frío por el suave rocío que aún quedaba en sus manos del agua de la playa, más su cuerpo entero emanaba calor que quemaba. Se estaba conteniendo.

—No tienes que hacerlo si no quieres. —dijo, condescendiente.

—Quiero hacerlo —respondió decidido, respirando profundamente—, solamente tengo miedo. Tenme paciencia, por favor.

Jake sonrió, dejando un rizo detrás de su oreja. Unió sus labios, con parsimonia, endulzándolo con su lengua y relajando su cuerpo. No pasó mucho tiempo cuando lo abrazó y suspiró entre sus labios, sus músculos volviéndose gelatina mientras se perdía entre aquella boca que tanto adoraba.

Una leve caricia aquí, un leve movimiento allá, y algo frío se deslizó entre su mancha rosada, de textura babosa y resbaladiza. El olor de suave lavanda lo guió un poco entre su inconsciencia, Jake separó sus labios y respiró pesado, su diestra subiendo por la piel desnuda de su muslo hasta sus abductores, estando allí, masajeó un poco, sus ojos transmitiendo calma.

—Sabes lo que sucederá, pero te diré cada movimiento que haga en caso de que quieras parar, ¿sí?

Asintió con la cabeza decidido. Él quería tener su primera vez con Jake, no estaba en discusión, y mientras él siguiera tratándolo de esa forma, sería más fácil, sólo era cuestión de acostumbrarse.

Pequeñas caricias relajaron su mancha rosada, estimulando sus labios delgados de un tono pálido. Jake miraba hacia abajo de cuando en vez, observando su trabajo, al escucharlo suspirar, volvió ante su mirada, atento a sus expresiones y todo lo que pudiese salir de su boca.

Pequeños besos se regaron por su rostro, bajando por su cuello y se alentó a si mismo subir su mano por el cuerpo del mayor y tocarlo. Elevó la extremidad y toqueteó sus costados, sintiendo su fuerte cintura, los trazos de su piel morena, y la fuerza de sus hombros anchos. Aunque el mayor era mucho más bajito que él, se sentía inmenso sobre su cuerpo.

Apretó sus piernas de improvisto, jadeando. Un dedo frío abrió lentamente su entrada, la sensación de incomodidad no tardando en llegar frente a la estrechez de sus pliegues. Instintivamente o no, se estremeció, provocando que apretara el músculo profanado.

Jake soltó una pequeña risa.

—¿Estás bien?

Riki mordió su labio inferior, apretando los hombros del castaño con ambas manos.

Ocean Eyes 『Jakeki』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora