Capítulo 20. Casualidades y problemas

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Adam Hansley

He mantenido mi cabeza al margen de mis emociones y me he enfocado únicamente en entrar al equipo de fútbol de la Universidad. Hoy son las pruebas y realmente estoy nervioso, en serio quiero quedar.

Gabriel es parte del equipo desde primer año, es un veterano. La verdad es que podría haber elegido cualquier otro pasatiempo para matar mis tiempos libres, pero me gusta mucho el fútbol. Sobre todo, porque Gabriel está en el equipo, será como en los viejos tiempos.

Guardo mis pertenencias en un casillero de los vestidores, si logro pasar la prueba, probablemente será mío definitivamente. Respiro hondo y despejo mi mente, en momentos como estos, suelo pensar mucha mierda y eso solo me jode.

Miro a un chico que aún no ha podido abrir el casillero, quizás le dieron la llave incorrecta. Me acerco a él y le ofrezco mi ayuda.

— Creo que te dieron la llave equivocada.

— Quizás, porque esta condenada puerta no abre — me dice y se encoge de hombros.

— A ver, déjame intentar — el chico me da la llave y rápidamente noto que está al revés, la coloco correctamente, giró dos veces y el casillero abre —. El equivocado eras tú, no la llave.

— Ah, gracias — me mira, avergonzado, y enseguida observo que lleva lentes de sol, y que su cara me parece conocida, es más, me parece que he visto este chico en alguna parte.

— ¿Te conozco?

La curiosidad me ganó y me dio hacerle la pregunta.

— Somos compañeros en una clase. O dos, creo. No recuerdo ahora mismo, pero sé que somos compañeros — respondió.

— Con razón te me haces conocido.

— Soy Iván, ¿y tú?

— Adam.

— Qué idiota me siento justo ahora, te pregunté quién eras cuando básicamente ya sé quién eres.

— ¿Ah, sí?

— Sí, todos sabemos quién eres, aunque tú no sepas quiénes somos los demás.

— Así que soy una especie de... ¿famoso? — digo con ironía.

— Algo así, pero de que la mayoría te conoce, te conoce.

— Ya veo — sonrío, negando con la cabeza.

Iván se quita los lentes y miro sus ojos, noto que trae una cruda espantosa.

— ¿Estuvo buena la velada? — pregunto en un tono divertido.

Él ríe, — Un poco.

— Seguro que sí — miro como termina de meter sus cosas al casillero —. ¿Y por qué quieres entrar al equipo? — le pregunto para sacar tema de conversación. Estoy nervioso y hablar un poco con este chico podría servirme de relajante.

— No quiero — responde.

— ¿Por qué harás las pruebas, entonces?

— Porque si no lo hago... mi padre me cierra el grifo y ya me lo ha cerrado demasiado como para que me lo cierre del todo — dice con cierta frustración en sus palabras —. Necesito su pasta, así que no me queda más remedio que obedecer y cumplir sus putos caprichos.

— Entiendo. El fútbol no es tan malo, ¿sabes?

— Lo sé, pero no es que me guste a morir.

— Mmm... ya veo. Y no está mal, sabes — miro la hora en el reloj que cuelga de la pared —. Deberíamos irnos, la prueba está por comenzar.

Inocente Obsesión © #2 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora