Blair Dyer es una chica que fue abandonada desde muy pequeña por sus padres en un orfanato y adoptada por su nueva familia, quienes intentaban darle una vida mejor. Sin embargo, Blair se metió en vicios para poder evadirse de la realidad y no será u...
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Narra Blair
Vi cómo Sadie se iba y un nudo se formó en mi garganta. No sabía por qué me ponía tan nerviosa al hablar con ella. Bueno, en realidad, sí. Yo era asocial y muy solitaria. Me incomodaba hablar con desconocidos. Aun así, nunca actué de manera tan tonta como ahora.
«¿Si quieres yo te ayudo?», repetí en mi cabeza de manera irónica. ¿Desde cuándo yo me preocupaba por los estudios de los demás? Si ni siquiera me preocupaba por los míos. Las palabras de ese chico pelinegro me estaban afectando demasiado. Y había un problema con eso.
Puede ser que él no quisiera que los de su entorno se parecieran a mí: una chica drogadicta que no le importa nada más en la vida que "salvar su propio culo". Lo ponía entre comillas porque eso no era cierto, solo era lo que esa gente pensaba de mí. Sin embargo, yo tampoco quería parecerme a él. Yo no quería ser un chico fresa que estudiaba en un instituto privado y tenía unos padres adinerados y una estúpida novia que solo me quería por el dinero.
No sé cómo quise cambiar mi actitud y acercarme a esa pelirroja, pero ya no más. No voy a volver a comportarme como esa subnormal que se hace pasar por una chica buena. Estoy muy bien con mi vida, a pesar de todo, y con mis amigos. No quería que más nadie entrara en mi círculo.
Scarlett me dijo algo, pero no la escuché, y, con el semblante serio, me di la vuelta y caminé hasta el coche. Ella siguió mis pasos mientras que pronunciaba mi nombre, pero seguía ignorándola. Abrí la puerta y me senté en el asiento del piloto. Scarlett, dudosa, se sentó en la parte trasera y Louis la saludó con una sonrisa. Yo, en cambio, no dije nada y simplemente arranqué el motor del automóvil para mancharme de ese lugar.
―¿Qué tal ha ido, cascarrabias? ―preguntó Louis, mirándome con la misma sonrisa, aunque la borró un poco al ver mi cara de malhumorada―. ¿Todo bien?
―Perfectamente ―murmuró y aferré las manos en el volante.
―Te ha rechazado, ¿cierto? ―indagó con desilusión.
―¿Le has pedido salir a alguien? ―cuestionó Scarlett, aturdida y molesta.
―¿Qué? ¡No! ―arrugué la cara con asco―. En la vida haría eso. No me va esas mierdas. Yo voy e iré por libre siempre.
―Hasta que te enamores, hermanita ―Louis esbozó una sonrisa pícara.
―El amor es un asco, por lo que, no, gracias, la soledad me encanta mucho más ―sentencié y moví el volante para girar en una esquina.
―Estás equivocada, pero bueno, lo que tu digas ―intervino Scarlett con una mueca en la cara.
―Mejor cállate, Martell ―le ordené y apreté los dientes dentro de mi boca.
