38. El destino.

2.2K 165 26
                                    

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 38

ᴇʟ ᴅᴇꜱᴛɪɴᴏ.

Narra Blair

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narra Blair

No sabía por cuanto tiempo estuve mirándola e intentando contar las pecas de su cara. Podría decir que más de una vez tuve que volver a comenzar porque me perdía en el conteo. Ella en repetidas ocasiones me confesó su inseguridad con las pecas de su cara, las cuales era un defecto suyo, aunque aun así nunca utilizó mucho maquillaje ya que era una chica natural. Cuando me revelaba una de sus debilidades, no podía evitar intervenir e intentar hacerle cambiar de idea. Las pecas le hacían ser una persona única y me encantaba cómo decoraban su cara, sobre todo nariz y mejillas. Ya no solo me perdía en la laguna de sus ojos azules, sino también en la costelación de su piel.

Unos pensamientos negativos y de advertencia llegaron a mi cabeza y aparté mis pupilas verdes de su rostro. Ella en cualquier momento podría despertar y encontrarme observándola como una acosadora o psicópata. No quería que pensara eso de mí, ni mucho menos incomodarla. Aunque contar cada una de las preciosas pecas de su cara me hubiera distraído de las malas ideas de mi mente, no deseaba que nuestra burbuja se contaminara de una tensión nada buena.

Me moví un poco en el colchón, con total precaución para no despertarla, y me coloqué boca arriba, mirando al techo. Suspiré y me llevé las manos a la cara cuando mi mente empezó a atacarme como a menudo. Esto era lo que quería prevenir Sadie y la verdad valoraba demasiado el modo en el que me cuidaba para hacerme sentir bien y cómoda. Por ello, hoy quería que ella se encontrara bien y que sus exigencias no acabaran con su salud mental. Primero de todo estaba su bienestar y me daba igual tener que cancelar una quedad o quedarme a cuidarla con tal de que no le perjudicara y que se encontrara bien

Me metí las manos en el bolsillo de la sudadera negra y saqué el móvil. Necesitaba distraerme con algo para no decaer y estropearle el día a la pelirroja. Encendí la pantalla y mis pupilas se quedaron mirándola por unos segundos. Realmente no tenía ni idea qué quería hacer con el móvil. No tenía redes sociales, ya que no me interesaba ese mundo tóxico. Tampoco iba a comenzar una conversación con alguno de mis amigos, principalmente porque yo nunca hablaba con ellos y sería raro que de la nada les mandara un mensaje . Podría descargarme un juego y entretenerme, pero, a quién iba a engañar, seguro que me aburría nada más entrar en el juego y ver a un dibujo animado explicándome el tutorial.

Lo único que se me ocurrió más efectivo era escuchar música. Me maldije por no tener mis auriculares a mano y también por rechazar los de Sadie, pero lo hice porque no quería molestarla y quería que aprovechara el máximo tiempo posible para dormir. 

Suspiré y pensé en un plan que solo esperaba que funcionara. Puse el volumen al mínimo y le di al modo aleatorio para reproducir la lista de música que tenía creada. Confirmé que apenas se escuchaba y me coloqué el móvil en la oreja. Empecé a escuchar la melodía de la canción, la cual tenía el volumen muy bajo, pero era el suficiente para centrarme en la música y en sus sonidos. Seguidamente, cerré en los ojos y me sumergí en su letra.

Stranger Feelings (Sadie Sink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora