14. La primera letra de mi nombre

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ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 14
ʟᴀ ᴘʀɪᴍᴇʀᴀ ʟᴇᴛʀᴀ ᴅᴇ ᴍɪ ɴᴏᴍʙʀᴇ

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 14ʟᴀ ᴘʀɪᴍᴇʀᴀ ʟᴇᴛʀᴀ ᴅᴇ ᴍɪ ɴᴏᴍʙʀᴇ

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Narra Sadie

Millie y Noah se encontraban charlando animadamente mientras que yo estaba en una batalla de miradas con la castaña. Yo me encontraba con los brazos cruzados, apoyada en el árbol que había detrás de mí, y ella estaba apoyada en el coche. La batalla de miradas terminó cuando Millie interrumpió el momento.

―Noah y yo vamos a entrar ya a tomar las cosas de nuestros casilleros, ¿vienes? ―me preguntó Millie.

―Id ustedes. Ahora os alcanzo ―les hice saber y ellos asintieron para luego dejarme sola en el árbol.

Volví a mirar hacia delante y la castaña aún se encontraba ahí, mirándome, aunque esta vez tenía un cigarro en sus manos. Arrugué mi nariz con repugnancia. Esas sustancias tóxicas no me hacían nada de gracia. No iba a ser tan tonta como para acortar mi ya corta vida con un maldito cigarro.

La chica se separó del coche y empezó a caminar en mi dirección, desconcertándome. Dejé de apoyarme en el árbol y descrucé mis brazos, empezando a mirar mi alrededor con nerviosismo.

―¿Qué buscas, pelirroja? ―preguntó ella tras llegar a mi lado―. ¿A tu novio el ricitos? ―vaciló y la miré mal.

―¿Qué haces aquí? ―inquirí, molesta y nerviosa―. ¿Traer a tu novia la rubia de bote? ―le devolví la jugada.

Ella soltó una risita, mostrando una pequeña sonrisa en su rostro, la cual apenas duró

―¿Acaso me has estado vigilando? ―enarcó una ceja―. Pensé que eras más difícil de seducir, pero por lo que se ve ya has caído rendida a mis pies ―me miró de arriba abajo.

―Ni en tus sueños ―escupí con rabia.

―Mira, te propongo algo ―se relamió los labios y me miró directamente a los ojos, intimidándome con el verde esmeralda de sus pupilas―. Falta hoy a clases y vente conmigo.

Una carcajada salió de mi garganta.

―Pero, ¿qué te crees, gilipollas?

―¿Ya vas a volver a insultarme? ―cuestionó, haciéndose la dolida.

―No voy a ir a ninguna parte contigo ―volví a cruzarme de brazos para parecer más segura de mí misma.

―Venga, será divertido ―murmuró y yo negué con la cabeza―. Hoy no tengo nada que hacer y va a ser un día muy aburrido para mí ―empezó a explicar, aunque no me interesaba.

―¿Hoy no te dedicarás a venderle drogas a pobres e inocentes adolescentes? ―cuestioné, echándoselo en cara.

―Hoy no trabajo ―me hizo saber y apretó su mandíbula―. Además, me debes una.

Stranger Feelings (Sadie Sink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora