Llegó algo tarde a casa, posiblemente eran al rededor de las once de la noche, entró a su departamento soltando un largo y cansado suspiro, avanzando hacía la sala con un andar lento, dejando sobre el sofá su abrigo y bolso, masajeando su rostro queriendo quitar el sueño pero sólo quería lanzarse a la cama para dormir hasta el día próximo. Pero sus ideas de descansar se vieron en la ruina cuando unos ruidos en la cocina llamaron su atención, frunció el ceño pensando que podría ser o quien, siguió el sonido y logró ver la figura de taehyung a espaldas en su dirección mientras recorría la cocina alegre.
— cariño? — su voz lo sacó de sus pensamientos, agitó su cabeza cerrando sus ojos en el proceso y cuando los abrió distinguió a Sunwoo sonriendole, una parte de el se sintió desepcionado, al parecer el cansancio comenzaba a hacer de las suyas — vas a cenar? hice algo especialmente para ti — era dulce, su voz era tan dulce pero ahora las veces que se dirigía a el, se sentía extraño, ya no era como antes, negó cerrando sus ojos y recargandose en el marco de la puerta.
Sunwoo apretó los labios conteniendo sus palabras, le sonrió incluso si no le veía, limpio sus manos en un pequeño trapo de tela y se acercó con cautela hasta quedar frente a jungkook, quien al sentir su presencia cerca abrió lento sus ojos viendo los contrarios, esos que eran delgados y alargados en un tono oscuro entre el café con leche, sus mejillas no eran rellenas pero no lo hacían ver alguien de poca contextura, al contrario, Sunwoo era alguien de buena forma, hombros anchos, pectorales marcados, sus brazos trabajados al igual que sus piernas y claro, su abdomen con apenas señales de musculatura.
Cuando empezaron a salir había sido la envía de muchos cada que aquel motociclista con ropas oscuras de cuero y aquella sonrisa con solo un oyuelo en una de sus mejillas le iba a buscar todos los días sin falta, sus cabellos en ese tiempo rubios eran largos dejándose ir con el viento, más de uno había perdido la mirada siguiendo al rubio, en ese tiempo se había sentido tan inseguro, creyendo que el mayor encontraría a alguien más atractivo y lo dejaría olvidado, en esa época las escenas de celos se volvieron costumbre, jungkook fue un adolescente muy inseguro. Ahora viendo al mayor frente a el tan cerca, recordó las veces que se vio tan patético siguiéndole por todos lados como si Sunwoo tuviera una correa llevándolo a donde sea y el callado lo seguía, es atractivo, antes también lo era, podía confirmar que su atractivo nunca lo perdió incluso después de tantos años, lamentablemente ya no seguía a sus pies como tanto a él le gustaba tenerlo.
— te encuentras bien, cariño? — cuestionó acortando más la distancia, posando sus grandes manos venosas en su pequeña cintura y su cuerpo se pego al suyo como imán — te e notado diferente en las últimas semanas, extraño incluso diría — dijo frunciendo sus cejas oscuras, sus delgados labios apretandose, siendo el inferior un poco más grande.
En verdad Sunwoo era tan atractivo a sus ojos pero por desgracia ahora podía ver lo venenosa que podía ser esa belleza.
Dejó salir un bajo suspiro que choco con los labios ajenos dejándole sentir su caliente aliento y Sunwoo no pudo evitar mirarlos, tan brillosos como desde la primera vez, él tan inmerso en la belleza del rostro de su esposo que no podía notar la mirada apagada de este viendole. Jungkook pensando en las palabras de su menor, de que debía bajar del pedestal en el que tenia al mayor, ver lo que en verdad era, quien en verdad era, alguien que solo pensaba en si mismo, un egoísta, queriendo tener al mundo entero a sus pies a costa del sufrimiento ajeno, aprovechandose de su dolor para manejarlo a su antojo, su atractivo era una trampa para tontos y caían como moscas, igual que el.
Había sido tan imbécil.
— que haces? — cuestionó algo alterado, posando sus palmas abiertas sobre su duro pecho con sus cejas fruncidas en molestia, Sunwoo había acercado demasiado su rostro al suyo.
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*・°:✧ʂҽʂισɳʂ✧・゚:* T.K
Randomjungkook solo quería volver a prender el fuego entre su pareja y el. Pero su atractivo sexólogo se volvió su nueva fantasia. Ahora no podía dejar de imaginar cómo sería ser empotrado contra su escritorio y que sus grandes manos recorran su necesita...