Capitulo Tres

6.9K 308 8
                                    


-¡Lesya arriba!, ¡los chicos ya están desayunando!- gritó la fastidiosa voz de Leila en las mañanas.

No es que la voz de ella sea fastidiosa, pero cuando me despiertan en la mañana muy temprano me pongo de mal humor.

-¿Y a mi qué?- pregunté poniendo una almohada en mi cara.

-Hoy es domingo de playa- dijo con tono tentador.

-Te odio- murmuré y me puse de pie para ir al baño.

Al salir me coloqué mi traje de baño y encima un short con una blusa holgada. Tomé un bolso pequeño y metí lo necesario.

-¿Lista?- pregunté y asintió.

-Hola hola- saludó Leila y nos sentamos en la mesa con los demás.

-Pensamos que no irían- comentó Charlie.

-Es que alguien se quedó dormida- dijo Leila y rodé los ojos.

-¿Dónde esta Xavier?- pregunté al notar su ausencia.

-Justo detrás de ti- susurraron en mi oído y me sobresalté.

Me giré en el asiento y rodé los ojos con diversión. Se inclinó hacia mi y me besó como de costumbre.

-El día que deje de hacer esto enloqueceré- murmuró y me volvió a besar.

Los chicos carraspearon y nos separamos.

-¿Cómo nos dividiremos?- preguntó Jeremy y todos intercambiamos miradas- Tenemos disponibles dos autos porque el de Ian está en el taller.

-Somos ocho, entre dos, cuatro- dije y asintieron.

-Charlie, Lesya e Ian conmigo y el resto contigo Xavier- dijo Jeremy y Xav frunció en ceño.

-Mejor Charlie, Ian y Lesya conmigo y el resto contigo- se opuso y las chicas rodamos los ojos.

-Charlie, Lesya, Silvana y Xavier, y Jeremy, Leila, Ian y yo ¿Todos de acuerdo? Bien, ahora vámonos- ordenó Amber y nos pusimos de pie.

Salimos de la cafetería y nos dirigimos a los autos como ordenó, Xav y yo nos sentamos atrás y Charlie con Silvana adelante.

El sol en la playa estaba en todo su potencial por lo que decidí broncearme un poco. Con un poco me refiero a unas tres horas bajo el sol ya que estoy más pálida que una gallina sin plumas.

Tengo mis ojos bien cerrados, pero puedo percibir que los rayos de sol ya no están chocando en mi cara.

-¿Que quieres?- pregunté con fastidio.

-Que entres al agua o quedarás más dorada que un pollo al horno- comentó y reí.

Abrí mis ojos con pesadez y me encontré a un Xav sonriente cerca de mi rostro. Depósito un beso en mis labios y se puso de pie, me tendió su mano y la tomé.

-Xavier, esta muy fría- me quejé cuando mis pies hicieron contacto con el agua.

No es que le tenga miedo al agua, pero hace unos años estaba con mi familia en una playa y un tiburón apareció de quien sabe donde y casi pierdo mi pie derecho a causa de su mordida, por suerte no pasó a más de una cicatriz y un año de psicólogo para perder el miedo al agua.

-Ya estás grande para eso mi amor- dijo y me adentró más al agua.

Temblando entré hasta la zona más honda donde se encontraban mis amigos jugando con una pelota.

-Pensé que nunca vendrías- dijo Silvana y sonreí levemente.

Empezamos a jugar con la pelota voleo sin que tocara el agua, algo así como voleibol en el agua. Mis pies rozaron con algo baboso y enseguida pegué un grito lanzándome sobre la primera persona que encontré, en este caso Jeremy.

Una Ecuación Peligrosa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora