Capitulo Veintiséis

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-Señorita- pronunció el mayordomo y asintió hacia mi- Caballeros- repitió la acción y se endereza- ¿En qué puedo ayudarles?

-Queremos ver a Belarion- hablé y el hombre fija la mirada en Cael.

-Lesya Petrov- me adelanté y el hombre asintió para luego irse.

Cael me sujetaba por la cintura mientras yo recostaba mi cabeza en su hombro. Jack nos miraba de reojo con diversion.

-¿Qué crees que piense cuando nos vea?- susurró Cael.

-Tengo una idea- murmuré y la puerta se abrió de nuevo.

El mayordomo se hace a un lado y logré visualizar a Belarion.

-¡Lesya!- exclamó al verme, sonrío y me acerqué para abrazarlo.

Al separarnos se fija en Cael y pasa la mirada de largo hacia Jack, la felicidad en su rostro es sustituida por confusión y sorpresa. Abrazó a Cael de la misma manera que a mi y estrecha la mano con Jack presentándose. Belarion se rasca la nuca y nos invita a pasar.

-¿Qué te ocurre viejo amigo? Pareces sorprendido- habló Cael una vez que estuvimos los tres solos. Pasó su mano por mi cintura y esto sorprendió aún más a Belarion.

-Lo estoy, no sabía que se conocían y esperaba que vinieras sola- soltó mirándome- ¿Desde cuándo se conocen?- preguntó dudoso- Tengo entendido que van a la misma universidad.

-Desde 1748- respondió Cael.

Belarion pareció congelarse unos segundos, hizo un ademán hacia su estudio. Justo en el umbral de la puerta, Cael detiene a Jack.

-¿Te importa esperarnos afuera? Tenemos que resolver esto a solas- le dijo y Jack se limitó a asentir quedándose afuera con el mayordomo.

-1748- repitió Belarion cerrando las puertas corredizas, rodeó su escritorio y se sentó inclinando el asiento hacia atrás- Supongo que ya tu lo sabes.

-Siempre lo he sabido, sólo que no lo recordaba- dije y este le lanzó una mirada a Cael que sólo se encogió de hombros.

-Entiendo- suspira y se fija en mi- Y por lo que veo buscan respuestas. Sobre todo tú- agregó sin quitarme los ojos.

Suspiró sin saber qué hacer y Cael se inclina hacia adelante.

-¿Por qué somos diferentes a las otras parejas?

-En 1748 ustedes no sólo descubrieron a su opuesto, también decidieron estar juntos por sobre los demás. Tanto el alma y consciencia de Lesya como las tuyas están en peligro. Si siguen juntos al morir ambos se perderán en sus respectivos orígenes. Se les denomina Zornicos a los que nacen de alguna de las tres legiones y toman una forma física, viviendo y actuando como con los humanos. Son opuestos porque vienen de legiones diferentes.

-Aún no respondes a la pregunta- insistió Cael- ¿Cuáles son estas legiones?

-La Legión de Los Ángeles, la Legión de Los Demonios y la Legión de Los Ángeles Caídos.

-¿A qué Legión pertenecemos?- preguntó.

-Tú perteneces a la Legión de Los Ángeles y Lesya proviene de la Legión de Los Demonios- aclaró. Pasé saliva con dificultad.

-¿Entonces él debería temerme?- pregunté.

-Los ángeles no sienten miedo ni odio hacia los demonios, son criaturas de gran pureza. Por otro lado, los demonios odian y engañan a los ángeles, algunos terminan siendo expulsados del Paraíso a causa de los demonios.

-¿Cómo es la vida de los ángeles caídos?- preguntó Cael. Me volví hacia él con el ceño levemente fruncido.

-Almas que vagan por toda la Tierra, generalmente son aislados y esperan a ser enviados al Infierno. Su amigo Jack es un ángel. Un Querubín enviado para proteger a un ángel aquí, en la Tierra.

-¿Se puede confiar en un demonio?

-Eso queda de parte de cada ángel. Los demonios un día te amarán y al día siguiente traicionarán tu confianza. Una vez que descubren su verdadero potencial harán todo lo posible por explotarlo. Son maestros del engaño, no quieren y ni aman puramente como un ángel o cualquier persona normal. Los demonios atraen el mal, quien se rodea de demonios malas cosas suelen sucederles.

Con cada palabra de Belarion me quedaba cada vez más claro que Cael y yo no podríamos ni ser amigos. Mi alma estaba manchada y eso nadie podría cambiarlo.

-¿Algo más que debamos saber?- pregunté y Belarion negó con la cabeza. Me levanté de la silla dispuesta a irme, Cael también se levantó pero la voz de Belarion nos detuvo.

-Cael, Jack no está aquí para proteger a nadie más que a ti- habló articulando bien cada palabra.

-Ahora lo sé- dijo y seguí caminando, abrí la puerta saliendo del estudio.

En la sala estaba Jack hablando animadamente con el mayordomo. Al sentir mi presencia se volvió hacia mi y de puso de pie con el ceño fruncido.

-¿Qué pasó?- preguntó.

-Tú sabías todo y no dijiste nada- bramé, empujándolo cuando se atravesó en mi camino. Bufé enojada y seguí hacia la salida de la mansión.

-¡Lesya!- gritó Jack, pero seguí andando. Un par de pasos después me sujetó del brazo obligándome a parar.

-Cálmate- pidió- Es cierto, vine a proteger a Cael de ti, pero tampoco pienso hacerte daño.

-Haré tu trabajo más sencillo, alejándome de él- dije, viendo por sobre de su hombro a Cael que venía caminando hacia nosotros.

-Hay algo que Belarion no nos está diciendo- dijo cuando llegó hasta nosotros.

-Con lo que ya sabemos es suficiente para mi.

Me di la vuelta y seguí caminando. Salí del territorio perteneciente a la mansión y crucé hacia la derecha para volver a casa.

-¡Estamos en la misma universidad, no podrás evitarme para siempre!- lo escuché gritar a mis espaldas.

-¿Y qué piensas hacer?- cuestioné girando sobre mis talones justo cuando estaban a un par de pasos de mi- No debemos estar juntos. No eres para mi y yo no soy para ti.

-Cael, es cierto- intervino Jack poniendo una mano en su hombro.

-Primero deberíamos ir a la universidad, nuestros padres han de estar allá- propuso. Tenía razón, no quería involucrar a mis padres en esto.

Unos metros más abajo conseguimos un taxi que nos dejó en la entrada principal de la universidad, por alguna razón el hombre no quiso cobrarnos y no es que estuviera en contra, después de todo no teníamos ni un centavo. Jack no siguió con nosotros pero le hizo una clara advertencia a Cael sobre cualquier estupidez que pudiera hacer.

Una Ecuación Peligrosa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora