Capitulo Siete

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Desperté, para mi sorpresa, en mi habitación. Pero no en la de la universidad, si no en casa.

¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? Ha de ser un par de días, cuanto mucho una semana. Una cánula me pasa oxígeno po la nariz, un par de intravenosas me alimentan a través de una aguja en mi brazo y un monitor junto a mi calcula mis latidos cardíacos, los cuales parecen ser ligeramente alterados.

Las cosas en mi habitación se mantienen igual, el mismo tapiz, las alfombras, los cuadros y libros en el estante. Aparto las sábanas y salgo de la cama, camino con el palo de donde guindan las bolsas de las intravenosas. Salgo de mi habitación y el piso congela mis pies, causando que un escalofrío me recorra por completo. La sala luce diferente, los muebles son blancos en vez de negros, las paredes son blancas en lugar del horrible amarillo mostaza que amaba papá.

Me inclino hacia los muebles y veo una cabeza recostada hacia atrás, me acerco un poco más; es papá, parece haberse quedado dormido con el periódico en mano. Beso su frente y abre los ojos asustado. Río levemente y se gira hacia mi con sorpresa.

—Hija, has despertado...

—No, de hecho estoy sonámbula— dije con sarcasmo y cierro mis ojos.

Escucho su risa áspera y abro los ojos con una sonrisa, sus pupilas están dilatadas, lo cual es conmovedor.

—¿Mi mamá?

—Salió a comprar unas cosas, viene en un rato.

—¿Cuánto llevo inconsciente? ¿Mis amigos? ¿Cómo están?

—Llevas dos meses... Tus amigos, las chicas vienen a verte todas las tardes, al igual que los chicos... A excepción de ese chico Xavier, tu novio... Te abandonó tras el primer mes— mi rostro y expresión se alegraron con cada palabra, pero cuando oí lo de Xav mis rodillas fallaron y los brazos de papá fueron mi único soporte.

—¿Qué estas diciendo?

—Lo siento hija, él ha tomado la decisión.

No digo nada y vuelvo a mi habitación, me recuesto en la cama y cubro mi rostro con una almohada.

Quiero volver a la universidad. Terminar el año. Dos meses inconsciente... Es decir que estamos en enero, me perdí navidad y las clases empezarán pronto.

Todo en mi mente esta bien, puedo recordar todo... Mis amigos, las clases, los exámenes, las reuniones, Xav...

El no pudo abandonarme ¿o si?

[...]

—Buenas tardes señor Alek, vinimos a visitar a Lesya...— habla la voz de Silvana.

Mis padres les indica que pasen y a los pocos segundos escucho la puerta abrirse.

Mantengo los ojos cerrados fingiendo estar inconsciente. Huelo el perfume de mis amigas y lo aspiro disimuladamente... El olor de Silvana siempre ha sido mi favorito.

—¿Cuándo creen que despierte?— preguntó Jeremy.

—No tengo idea... Pero espero que pronto— dice Leila.

—Si... Estos meses se me han hecho muy duros— agrega Amber.

—Para todos, incluso para Xav aunque no lo muestre— dijo Charlie.

—No lo parece, se le ve muy bien con Paulina— cuestiona Ian.

Eso hizo que mi corazón crujiera, tal vez no debí hacerme la inconsciente, así no hubiera tenido que escuchar eso.

Una Ecuación Peligrosa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora