Tremenda cochinada acabo de escribir.
Hace calor. Mucho calor.
+18
No es un beso apasionado desde el principio. Más bien es un beso cauto y tranquillo, lleno de emociones que Daemon no sabría muy bien como describir.
Él siempre había actuado con todas las mujeres de su alrededor de la misma manera: con fiereza y posesión. Nunca había tenido que ser cuidadoso, y tampoco nunca se lo habían pedido. No estaba en su naturaleza, él llevaba la sangre de dragón en las venas y el fuego le consumía.
Pero, en este instante con Rhaenyra, no le importaba ser un poco más cuidadoso que de costumbre. Podría decir que incluso le gustaba. Utilizo sus manos para acariciar los costados de su espalda cuidadosamente antes de separarse de la boca de la princesa.
Fue una separación muy corta, ya que sus frentes seguían tocándose, al igual que sus narices. Rhaenyra tenía una de sus manos en la mejilla de Daemon y se la acariciaba.
Daemon, por parte, había conseguido subir su mano hasta el cuello de Rhaenyra, donde ejercía una cierta presión.
Rhaenyra soltó un pequeño gemido ahogado. Ni pudo ni quiso contenerlo.
A Daemon eso le pareció música para sus oídos. Podía escuchar la respiración irregular de Rhaenyra, un espejismo de su propia respiración irregular. Si los pensamientos de la princesa estaban en sintonía con los suyos...
—Te deseo —susurro Rhaenyra.
Daemon separó su cabeza ligeramente —haciendo que sus frentes ya no se tocarán como antes— para mirarla a los ojos.
Rhaenyra temió que Daemon volviera a hacer lo que ya hizo en su día: abandonarla, dejarla a solas con las ganas por no poder controlar la situación a su antojo.
Pero Daemon no tenía intención de cometer el mismo error dos veces. Ya había sido lo suficientemente duro alejarse de ella la primera vez, frustrado consigo mismo por haberse querido aprovechar de su sobrina.
Corromperla no había sido su plan inicial. Lo tenía todo planeado para que uno de los espías del estúpido de Otto lo viera llevarse a Rhaenyra a una de las salas de máximo placer, y ya el niño podría hacerse historias por si mismo sin necesidad de mancillar el honor de la princesa.
Pero, una vez en aquel lugar, le fue inevitable seguir adelante. Era una tentación demasiado grande.
Como la de ahora.
Así que Daemon volvió a inclinarse, siendo él quien tomaba la iniciativa ahora para besar a Rhaenyra. Fue un beso mucho más hambriento que el primero, más sexual. Daemon se permitió saborear la boca de la princesa y memorizar cada detalle antes de pedirle invitación para añadir su lengua.
Rhaenyra aceptó con una velocidad impresionante, y ambos comenzaron a jugar con las bocas del otro. Sus manos seguían en el rostro de Daemon, trazando pequeños círculos, haciendo pequeñas caricias. Sus dedos se perdían en su cabello a medida que el beso se volvía más hambriento e intenso.
Daemon tenía las manos en todas partes: por la espalda de Rhaenyra, en sus brazos, en su cuello —ejerciendo un poco de presión en esa zona, haciendo que la princesa gimiera bajito una y otra vez—, incluso una vez se atrevió a poner ambas manos en su trasero. No podía tocarlo como los dioses mandaban, la tela del vestido de Rhaenyra era de buena calidad y muy voluptuosa, pero aún así, Rhaenyra sintió que una corriente eléctrica.
Esto es mucho mejor que en todas mis fantasías, pensó.
Había imaginado este momento con él muchas veces. A veces fantaseaba con como de diferente hubiera sido la escena en aquel burdel si Daemon no la hubiera dejado tirado, si la hubiera tomado contra esa pared, duro y salvaje como se había mostrado en sus besos. A veces lo odiaba por no haber terminado semejante escenario. Otras se culpaba a sí misma por desear tanto que él lo terminara.
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FIRE ON FIRE (Daemon & Rhaenyra)
FanficDiez años han pasado desde la última vez que Daemon y Rhaenyra coincidieron. Ambos han rehecho sus vidas lo mejor que han podido, pero cuando se vuelven a ver se dan cuenta que hay fuegos que nunca dejaron de arder. A lo mejor es verdad lo que algun...