III

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Años habían pasado desde el incidente, supo de la boda de su padre y Rhaenyra, desde hacía 5 años.

Su compromiso con Aegon fue anunciado meses después de la plática con su padre.

Se casaron ella con 14 y Aegon con 15.

La princesa Daeelyn paseaba ahora por los pasillos de la Fortaleza Roja, se había enterado de lo que pasaría al día siguiente, al parecer Lord Corlys había sufrido una herida grave y su hermano, Vaemond, vendría a buscar que la sucesión del trono de Driftwood fuera pasada a él y no al hijo de Rhaenyra.

La salud de su tío estaba empeorando, ella amaba a su tío y rey, fue bueno con ella como nadie al principio en ese lugar. Debido a su salud Otto Hightower llevaría acabo la reunión con los Velaryon. Ella estaría allí al igual que su esposo.

En ese momento se encontraba ya en el campo de entrenamiento, donde su cuñado Aemond practicaba junto a Sir Criston Cole. Siempre que podía, Aemond le prestaba un arco y flechas para que pudiera hacer lo que le plazca, era divertido.

La pelea fue tan buena que tenía un círculo de gente a su alrededor. Emitiendo cada cuanto sonidos de asombro.

— Bien hecho, mi príncipe - habló sir Criston - pronto ganará muchos torneos.

— Me importan una mierda los torneos. - pronunció el príncipe tuerto.

Desde el incidente se volvió alguien más riguroso con sus entrenamientos, ahora usaba un parche y tenía una cicatriz.

— Sobrinos - habló señalando con la espada, hasta ese momento, Daeelyn no los había notado - ¿Han venido a entrenar?

La atención de ella se movió hacia los jóvenes. Sonrió ligeramente.

— Príncipe Aemond. - habló ella.

— Cuñada. - dijo con una pequeña sonrisa.

— Príncipes. - dijo hacía ellos. Quienes hicieron una pequeña reverencia.

La atención se distrajo cuando alguien fue anunciado, era Sir Vaemond Velaryon, hermano de Lord Corlys. Le vió entrar orgullosamente, con los estandartes que llevaban el emblema de su casa.

— ¿Te ha gustado la pelea, Daeelyn?. - habló Aemond de nuevo. Recuperando la atención de los príncipes y la mencionada.

— Como siempre, tienes un paso al frente, sería difícil que cualquier caballero te igualará a estas alturas, Aemond. - dijo, desviando ligeramente la mirada hacía sus ahora, Sobrinos y hermanastros.

— Aprecio tus cumplidos, como siempre. - dijo orgulloso.

Para Aemond, Daeelyn se había convertido en una gran amiga, compañera de entrenamientos y a quien, en ciertas ocasiones, había prestado sus armas como dagas y flechas. Ambos compartían la emoción hacía dichas actividades, pero Dae era una dama, no se veía correcto. Muchos decían que había salido a su madre, quien era reconocida por ser una gran cazadora.

Ella sonrió — ¿Aegon? . - dijo amablemente.

— No lo sé, hermana, pero seguro madre sabe. - dijo, dirigiendo nuevamente la atención a los jóvenes Velaryon, quienes seguían allí.

— Gracias. Los veo luego, mis príncipes. - despidió comenzando a caminar.

Estaba molesta, Aegon entrenaba unas cuantas veces a la semana, pero no solía verlo todo el tiempo, Baelor le robaba atención. Amaba a ese niño.

Decidió ir a la recámara que en ocasiones utilizaba su esposo, cuando salía tarde y regresaba en madrugada, decía que no le gustaba molestar a su esposa.

The Name of Blood - HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora