XXXVII

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Daeron.

Cuando el ejército había llegado a las puertas de Harrenhal habían sido recibidos por un aproximado de ocho mil hombres, aquellos que habían logrado burlar con gran facilidad sin tener un número de bajas aterrador.

Pero al penetrar la fortaleza otra parte del ejército de su media hermana se mantenía a la espera, rápidamente la batalla se desató y su hermano le ordenó surcar los Aires y tratar de evitar la pelea de abajo a toda costa.

Pero él no iba a temerle a la batalla en tierra, no después de ver que su sobrino estaba en una de las imponentes Torres del Castillo.

Rápidamente descendió junto a Tessarion, dándole la orden de volar cuando estuvo en tierra para evitar que la hirieran.

Desenfundó la espada y vió a tres hombres acercarse a él. La pelea comenzó, sin intimidarse por aquellos que lo atacaban, dos de los hombres que peleaban para ellos quitaron a dos de sus atacantes, haciendo que vencer al único que quedaba fuera más fácil para él.

Después de algunos roces entre los metálicos artefactos logró cortar una mano de su oponente. Al principio quiso de alguna manera disculparse, siendo la primera vez que estaba en batalla, pero cuando su vista regresó a los soldados que peleaban recordó en qué posición se encontraba, así que con valentía en su corazón, empeño nuevamente a fuego y cortó la cabeza de aquel hombre, siendo salpicado levemente por la sangre que salió  del cuello.

Alzó la vista nuevamente hacia la torre en le que había visto al niño tratando de enfocar sin tener mucho éxito. Levantó su espada acomodandola mejor en su mano izquierda cuando vió a otro hombre correr hasta él. Volviendo a repetir el proceso hasta que se deshizo de él.

Comenzó a correr hacia una de las puertas del lugar cuando vió al niño entrar allí, había visto a su dragón en el campo fuera del lugar sin señales de él, y Daeron tenía una misión solamente.

Sin pensarlo siquiera dos veces, volvió a tomar con fuerza su espada comenzando a correr detrás del castaño, pero cuando estuvo frente a las puertas e intentó abrirlas, estaban trabadas.

Gruño con fuerza por la frustración. Vió a su alrededor alguna manera para poder abrir la puerta sin resultados.

Escuchó el sonido que provocaban las grandes alas de Vhagar y vió al dragón incendiar una parte del castillo, tomando la misma idea, buscó la manera de llamar la atención de su dragón y cuando este descendió a su lado, subió a sus lomos enfundando nuevamente su espada.

— Dracarys — pronunció con voz fuerte para que pudiera ser escuchado.

Su bella criatura atendió la orden al instante, soltando una gran llamarada que fue capaz de abrir incluso un espacio entre la piedra de la que estaba hecha el castillo. Le ordenó subir un poco más la altura nuevamente para poder observar mejor a su alrededor.

— ¡Mierda! — su grito no fue tan fuerte como su enojo en ese momento.

La maldita puerta había sido una distracción durante ese tiempo, ganando el tiempo suficiente como para que el príncipe Velaryon pudiera correr hacia su pequeño dragón.

Apretó su mandíbula con frustración, comenzando a volar a gran velocidad hacia el lugar.

Cuando estuvo cerca del otro dragón le pidió a Tessarion acercarse al suelo lo más que pudiera, lanzándose desde su silla con cuidado de no golpearse, rodando sobre su cuerpo.

Alzó su cabeza y vió al niño, casi de su altura, sosteniendo una espada frente a él pero aún estando bastante lejos.

Al verlo levantarse el niño comenzó a caminar de espaldas hacia su dragón, pero Daeron era mayor, tenía más experiencia y era más ágil.

The Name of Blood - HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora