Los días siguientes a su nombramiento por el Consejo su único deseo era permanecer al lado de Aegon.
Aegon no dejaba que nadie que no fuera ella se acercara a sus heridas o que lo tocará, bebía leche de amapola para apaciguar aquel dolor inmenso que le provocaban los golpes, lo que hacía que la mayoría del tiempo pareciera ido, siempre pedía por la presencia de su esposa y, generalmente, cuando Daeelyn acudía a su llamado él pedía que cantará.
— No debes rechazar la ayuda de los maestres, mi Sol, sólo quieren ayudar -— decía mientras abría los frascos de ungüentos que solía usar para su curación.
— No quiero que me toquen esos malditos — fue su única respuesta.
Cuando la fría sustancia hizo contacto con sus heridas aún vivas, a pesar de llevar una Luna en cama, sus bajos gruñidos y quejidos de dolor llenaron el cuarto, algunas veces incluso lo había visto derramar algunas lágrimas.
Y, como cada vez que ella lo curaba, sus ojos se llenaron de lágrimas al escuchar sus lamentos. Aegon podría ser una basura en muchos aspectos, pero aún era su esposo y el hombre del que se había enamorado hace un tiempo atrás. Siguió con su tarea mientras tarareaba una canción de la cual no recordaba la letra pero si la melodía.
— No quiero que nadie que no sea tú me vea así — confesó algo abrumado por el dolor.
La forma en la que él pronunció esas palabras hizo que las lágrimas que sus ojos tenían bajarán sin darse cuenta, siendo unas traicioneras.
— ¿Por qué lloras, Luz de Luna?
Ella sonrió y limpió su rostro con cuidado, pasando el paño a su otra mano para con la libre poder borrar el rastro de sus lágrimas.
— Porque eres estúpido, casi mueres-— su voz se volvió un susurro mientras seguía curando — ¿Qué se supone que haré si mueres?
Aegon soltó un quejido más fuerte cuando el paño rozo una parte más dañada de su piel.
— Quedar en mi lugar — contestó aún con voz ahogada por el dolor.
Ella nego con su cabeza en silencio y continuó hasta que todo estubiera curado, tapó los frascos dejándolos en el lugar de siempre y lavó sus manos seguido de eso.
Desde la mesa en la habitación donde se encontraba el cuenco con agua, secando sus manos vió hacia la cama donde Aegon estaba, simplemente acostado, incapaz de moverse.
— No te atrevas a morir, no ahora — su voz afligida resonó en la habitación — no puedes tomarte esas libertades.
Él elevó levemente su cabeza para poder apreciarla mejor, ella a un lado de la mesa, algo lejos de él.
— Acércate.
Ella obedeció y caminó hacia él, sentándose sobre sus propias rodillas al lado de la cama, no sobre esta.
Él ofreció su mano derecha hacia ella, la mano que no sentía que se caería si la movía, ella la tomó y entrelazo sus dedos con cuidado.
— Hay algo que ocultas, lo sé. Puedes decirme que es.
Ella tomó una profunda respiración, dispuesta a decirle la noticia. Asintió y soltó el aire en sus pulmones, sosteniendo más fuerte sus manos.
— Estoy esperando otro bebé, han pasado cuatro lunas desde la última vez que sangre y he preguntado a los maestres acerca de eso, han dicho que estoy embarazada.
Cuando terminó su frase guió su mano libre hasta su vientre, donde ya se notaba levemente su hinchazón.
Él la vió con sorpresa y, luego de unos segundos, sus ojos brillaban con lágrimas en ellos. Daeelyn aún no lo había visto tomar nada de su copa, queriendo creer que esa reacción y ese sentimiento reflejado en sus ojos eran verdaderamente del corazón de su esposo y no producto de su sensibilidad por los efectos secundarios de algo.
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The Name of Blood - HOTD
FanfictionLa historia de una guerra narrada desde el corazón de una madre. Aviso: esta es una historia contada desde el bando verde. ¡Disfruten! 11-2022 #1 en aegoniitargaryen Gracias por leer! <3 © winterfaaall_ /2022