Memorias II: La soñadora y el guerrero

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La oscuridad llenaba por completo la Fortaleza esa noche, la luz de la vela era tenue y el silencio fue roto por una respiración acelerada.

Helaena estaba soñando, e intentaba despertar de su pesadilla de alguna manera posible, no importaba justamente cómo.

"Solo déjenme en paz, vayanse, no quiero más"

En su sueño repetía para si misma. Hasta que lo logró.

Se levantó exaltada, soltando algunos golpes al aire por reflejo, con el cuerpo bañado en sudor, con los ojos llenos de lágrimas que se derramaron desde que estaba dormida y con su cuerpo ligeramente temblando.

— ¡Aemond! — no atinó a gritar más que el nombre de su hermano y, recientemente, su esposo.

Lloraba mientras intentaba recordar las imágenes más claramente, solamente sangre y dragones volando en un cielo gris, no recordaba más detallas.

A los pocos segundos de su grito Aemond, quien dormía a su lado, despertó.

— ¡Helaena! — él tomó sus hombros, sabiendo que su hermana no era de tener cercanía con las personas.

Notó su estado y se preocupó de sobremanera. Pasó sus brazos alrededor de sus hombros y presionó, la espalda de la muchacha quedando contra su pecho.

— Respira, esposa, tranquila — intentaba arrullar.

Ella poco a poco disminuyendo sus espasmos en el cuerpo debido a su estado de pánico y empezando a respirar más tranquilamente, cuando Aemond se aseguró de que ella respiraba con más normalidad empezó a aflojar su agarre.

Su sorpresa fue grande cuando ella tomó su brazo y apretó la tela que cubría este.

— No aún, por favor — su voz aún temblaba.

— Si así lo deseas — dijo volviendo a sostener firmemente sus brazos a su alrededor.

Ambos se dejaron unos segundos para permitirse estar en esa burbuja de tranquilidad que se había formado rápidamente.

Él la soltó, pidiendo que se volteara para poder ver su rostro, ella obedeció y giro para poder verse.

— ¿Ha pasado? — él dijo, acariciando el cabello de su hermana y acunando su rostro entre sus manos.

Ella asintió, dejando que el toque terminara de llevarse los rastros de la pesadilla que tanto la había asustado.

— ¿Sueños de nuevo?

— Si, han vuelto.

Ella puso su mano sobre la de Aemond, entrelazando sus dedos, guiando el lazo fuera de su rostro. Él se permitió admirar sus dedos.

— ¿Recuerdas algo? — trató de retomar la conversación.

Sólo recibió un sonido en negación, como un pequeño tarareo, pero no insistió en tener respuesta.

Por el contrario, soltó sus manos y regresó a la cama, a su posición inicial y palmeo su lado hacia ella, aunque algo insegura, ella se arrastró un poco y volvió a acomodarse cerca de él, cubriendo su cuerpo con las mantas viendo la luz de la Luna que provenía de la ventana de la habitación que ahora compartía con su hermano debido a que hacía un año habían contraído matrimonio, dos después de sus hermanos mayores.

Ella poseía 17 y él 16, aún así, Aemond había conseguido un físico que no parecía que él fuera menor que ella, había ganado altura y, debido a sus entrenamientos, su cuerpo comenzaba a ganar un poco de músculo.

Acostados sobre el colchón, ella dándole la espalda y él viendo su cabello, habló.

— No te preocupes, puedes volver a dormir y si tienes otra pesadilla entonces eres libre de despertarme.

Ella dio vuelta sobre la cama para poder ver su rostro.

— Juré protegerte frente a los dioses y el Reino, pero no puedo entrar en tus sueños para cubrirte allí.

— Lo sé, lo siento por despertarte.

— No pasa nada, pero intenta dormir, aún es tarde para levantarnos.

Puede que la joven pareja de casados no fuera afectuosa en público, o algo escandalosa como lo eran Aegon y Daeelyn, que solían jugar entre ellos, derribarse, incluso antes de que su matrimonio fuera anunciado solían escabullirse juntos y pasar gran parte de sus tareas en compañía del otro; no, Helaena y Aemond eran más tranquilos, discretos y era poco común verlos en compañía del otro por los pasillos.

No era porque se repudiaran, ni porque no quisieran su matrimonio, para nada, la princesa estaba completamente segura que Aemond era un buen hombre y que jamás le haría daño, cosa en la que acertó.

Y Aemond, por otra parte, estaba feliz con su matrimonio, era como tener a una amiga pero más íntima y con más derechos sobre tí, dejando de lado eso, le gustaba su relación con ella.

Pero las noches a veces eran una tortura para ella, y él lo sabía, desde que habían tenido sus primeros hijos Helaena había comenzado a soñar más frecuente que cuando no había estado embarazada siquiera, y es que él de preocupaba por ella.

— ¿Me quieres? — la voz de la mujer interrumpió la pequeño atmósfera silenciosa.

Ambos se sentían cómodos en el silencio.

— Si, lo hago — a pesar de la sorpresa contesto con toda su sinceridad.

Vió como la pequeña sonrisa de su esposa crecía y se sintió orgulloso de eso, orgulloso de no haber terminado como su hermano al menos.

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Un pequeño fragmento de ellos, llevaba con ganas de escribirlo aaa, algo cortito pero bonito

Si me preguntarán (nadie vdd) para mí ellos suenan como The Side of Paradise de Coyote Theory y Daeelyn y Aegon suenan como Let Me Down Slowly de Alec Benjamin.

Gracias <3

-winterfaaall

The Name of Blood - HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora