XXXVIII

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Decir que los tres meses posteriores a la toma de Desembarco y la toma del trono de hierro a manos de Rhaenyra fueron un caos sería bastante humilde.

Los vasallos comenzaban a inquietarse, las alianzas comenzaban a flaquear y los príncipes, Daeron después de su debida recuperación, también ansiaban devolver el golpe, pero Daeelyn y algunos otros sentados a la mesa de su Consejo coincidían en que no debía ser así.

Esa mañana el llamado a su puerta la hizo levantarse apresuradamente, preguntado quién era la persona que con gran osadía tocaba su puerta a esa hora e interrumpía el descanso de su hijo y persona, el sol aún no había brindado su calor y quien había llamado era Leima.

Al abrir la puerta la mujer se veía en un estado de preocupación notorio, con sus mejillas generalmente con leve rubor totalmente pálidas y manos temblorosas.

— ¿Qué pasa? — pregunto con voz lenta y pausada, tratando de no asustar a la dama frente a ella más de lo que estaba.

— La princesa Helaena, Alteza, la espera en el Salón principal. — en su voz hubo un ligero temblor.

— Ayúdame su vestir, por favor. — la dama asintió rápidamente ingresando a la recámara.

Fue lo más pronto posible, un bello vestido de color bronce adornaba la piel de la reina, era un vestido simple como los que solía utilizar antes, no como los que ahora portaba, aquellos que la hacían ver imponente y que buscaban alardear sobre las joyas que usaba.

Ni siquiera peinó su cabello cuando se encontraba corriendo hacia el lugar donde ya había sido indicado el paradero de su bella hermana y, cuando se encontró frente a ella bajó el frío de DragonStone, no puso sostener mucho las lágrimas que se posaron en sus ojos. Rápidamente caminó a su encuentro y dándole un gran abrazo sonrió.

— Lena, ¿qué haces aquí?

Escuchó la leve risa de la menor y ella soltó una también.

— He traído a mis bebés, madre viene en camino, dijo que no le gustan los dragones.

Se separaron levemente rompiendo el abrazo pero sin alejarse demasiado.

— Me alegro que hayas tomado la decisión de venir.

— Las cosas han estado tensas, saber que aquí estaremos más seguros me alegra. Mi abuelo convenció a los Hightower para que marchen en tu nombre y eso ampliará tu ejército y probabilidades, o eso fue lo que dijo.

Daeelyn negó con una leve sonrisa dando algunos pasos hacia atrás para darle espacio a Helaena.

— No debes preocuparte por ello.

— No. Hay rumores, los he escuchado — los ojos de su contraria se posaron sobre los suyos, su hermana portaba una bella trenza en su largo cabello y un pantalón. Clara prueba de que había llegado con ella tan pronto como bajó de Dreamfyre — Dicen que los hombres del Norte marchan hacia Highgarden, que los Tully se mueven hacia aquí y que aquellas casas que juraron lealtad a Rhaenyra cuando fue coronada en Desembarco intentarán atacar Casterly Rock.

— ¿Helaena? — una tercera voz interrumpió la conversación.

— Oh, hermanito, me alegro tanto de verte bien.

Daeron comenzó a acercarse, haciendo que la mirada perdida de Daeelyn se pasará sobre él.

Helaena había regresado en Dreamfyre, con sus niños y hombres de los verdes.

— Creo que lo mejor será descansar por ahora, más tarde podremos hablar mejor y así puedes relajarte después de tu viaje, Lena.

— Gracias, Dae, iré a limpiarme y después con mis hijos.

The Name of Blood - HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora