Capítulo II

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Recuerdos... Todos los esclavos de la mansión Yamaiko tenían pésimos recuerdos de sus maltratos y cuando dormían estos los perseguían como siniestros fantasmas.

Pov Soei:

El esclavo azul temblaba acurrucado en la fría madera del sótano, el inverno estaba a la vuelta y las condiciones del pequeño cuarto empeoraba todo, especialmente sus pesadillas.

El amo lo sujetaba fuertemente del cabello, le gustaba golpearlo sin razón alguna, está vez lo arrastraba por los pasillos de la mansión, Soei trataba de caminar siguiendo el paso pero el dolor de su cabeza lo hacía tropezar y ser arrastrado con más fuerza, lágrimas se escurrían de su barbilla mientras sus gritos resonaron por toda la mansión.

-¡¡Amo, a-amo p-por favor!! - su voz sonaba quebrada y sus pies se aferraba  inútilmente al suelo.

-¡Silencio, te soltaré cuando te disculpes adecuadamente! - el hombre mayor se dirigió al estante de artesanías sacando de una angosta caja un látigo de cuero negro.

El cuerpo entero de Soei comenzó a temblar, las anteriores heridas no habían cicatrizado, sí era azotado ahora no podría levantarse en una semana eventualmente el amo lo abandonaría, cualquier esclavo sabía que ser de vuelto significaba ser asesinado o vendido a cualquiera que lo comprará por una moneda de cobre, su costo iba decayendo cada vez más.

L-lo siento! ¡Amo, perdoneme! - el agarre se detuvo, Soei se alejó arrastrándose despacio, con la mirada titubeante miro levemente hacía arriba, su amo tenía una mediana sonrisa pero en ella se ponía percibir malicia.

-Soei, arrodilla te - el joven obedeció la orden esperando que no lo azotara al menos por hoy.

-Lo siento, amo. Se que hace lo posible p-por educarme, me e-esforzaré más... Así que p-por favor... - el lord camino despacio mirando detenidamente a Soei, acariciaba su espalda tocando a propósito sus heridas.

Entonces sintió el primer latigazo...

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Un grito se escuchó por toda la mansión, Yamaiko quién dormía plácidamente se despertó de golpe, alarmada corrió hacia donde se encontraban los esclavos.

Bajo torpemente las escaleras hasta darse cuenta que los sollozos provenían del sótano, con sus llaves de bolsillo abrió el candado oxidado. Entonces pudo darse cuenta, el resto de sus sirvientes están allí tratando de dormir entre el frío y la humedad.

-¿¡Qué sucede!? - no pudo disimular su preocupación al imaginar que alguno que sus chicos estuviera herido de gravedad.

-¡Señorita! - Ukaru se acercó a la peli púrpura - l-lo sentimos, nosotros... N-no fue nuestra intención despertarla - el rubio tenía lágrimas de cocodrilo tratando de retener.

-¡Eso no es importante! - grito con preocupación sorprendiendo a Ukaru -¿Están todos bien?.

-Ama.. - Rantaro habló captando la atención de Yamaiko - nos encontramos bien... Solo fueron pesadillas sin importancia.

-¡L-lamentamos despertarla por algo así! - chilló Kei nerviosamente.

-No es algo sin importancia - susurró la fémina aún siendo audible para los esclavos - Si duermen en un lugar así... Es razonable que tengan pesadillas, ni siquiera me di cuenta... - un hilo de tristeza podía percibirse en su acogida voz.

-Por favor. - Soei apareció por fin, pasando a un lado de sus hermanos - ama, no sea tan severa consigo misma, nosotros tenemos toda la culpa de su sentir, por favor discúlpenos.

Los esclavos de la señorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora