Especial: Té

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Al amanecer las nubes negras de una noche lluviosa quedaron atrás, los rayos del sol comenzaron a inundar todo a su paso, las gotas de agua resplandecian en el pasto y en las hojas de los árboles, era una mañana perfecta en la mansión Egón, entre ventanales y cortinas unos curiosos ojos lavanda miraban el hermoso exterior con... impotencia.

Correr libremente, respirar el aire fresco de afuera o si quiera sentir el cálido sol acariciar su rostro, nada de eso le interesaba a Luke, él estaba desesperado por algo más importante, su hermano.

La noche anterior, su amo, Lord Egón había decidido castigar su incompetencia con algo más doloroso que simples azotes, está vez deseaba hacerlo llorar de verdad, en medio de la tormentosa noche arrastró a su hermano pelirrojo y ordenó que lo ataran al árbol más cercano, lo dejo allí por el restó de la noche, y ahora en esa hermosa mañana, continuaba en el mismo lugar.

El desvelo se podía notar en la mirada cansada del esclavo, no había pegado ojo en toda la noche, quería correr a su lado y pedirle perdón, pero si hacía eso, su amo... Quién sabe que más podría hacerles, así que se limitaba a observar... Y observar, Rantaro tenía la cabeza gacha y ya no se movía, estaba agotado, demasiado para seguir implorando.

Las puertas de la cocina se abrieron de golpe, Luke se estremeció cuando escucho miles de pasos aproximarse, sirvientes pasaban a un lado de él, uno tras otro con tazas, agua y todo tipo de frutas, salieron al jardín, movieron la mesa de té cerca del árbol donde estaba su hermano y con cuidado acomodaron toda la comida en la pequeña mesa redonda, entonces su amo, Lord Egón bajo las escaleras de la mansión, tranquilamente camino hasta el hermoso jardín, tomo asiento mientras los sirvientes le servian té en una taza.

Los ojos de Rantaro se abrieron momentáneamente, su visión era borrosa y solo podía distinguir la silueta de su amo, por supuesto... Podía oler la comida.

— A-amo... — logró articular, sin embargo, su maestro se veía más concentrado en disfrutar de la mañana que en su presencia, lo ignoró completamente.

Mientras tras los ventanales de la mansión, Luke sentía las lágrimas traicionarlo, se resfalaban rápidamente una y luego otra, sus uñas se clavaron en el marco de manera, ¿Por qué tenía que seguir torturandolo?.

Lord Egón chasqueo los dedos, llamando a una de sus sirvientas la cuál se acercó lentamente hacia él, su amo susurró algo al oído de la mujer, ella asintió dió una leve reverencia y se retiró hacia la mansión, cruzó los pasillos hasta acercarse a Luke.

— Lord Egón te llama — dijo secamente, sin mirar al esclavo púrpura a los ojos.

Luke tembló visiblemente, no quería ir ahí, su cuerpo no respondió y sólo se quedó estático.

— ¿No me oyes?, muévete repugnante esclavo — pronunció con desprecio — de otra forma, le diré al amo que te rehusaste, ¿Quieres que él venga por ti?

— ¡No! — dijo rápidamente — y-yo iré, por favor...

Luke bajo la mirada, sin embargo logró visualizar la sonrisa que decoró los labios de esa mujer, todos al igual que el amo disfrutaban de verlos sufrir, no había diferencia, eran todos iguales.

Camino tembloroso hacia donde estaba su lord, podía oír su corazón latiendo fuerte y su mirada perdida en el verde pasto debajo de sus pies, quería hablar pero... Las palabras se atoraron irremediablemente en su garganta.

— Luke — Lo llamó — siéntate y come conmigo.

Los ojos del esclavo se abrieron con sorpresa, volteó a ver a su amo, incrédulo.

— Lord Egón — intervino una sirvienta con  ojos de miel — si me permite, el es un esc— un fuerte sonido retumbó, la mujer cayó al suelo sujetando su mejilla enrojecida.

Los esclavos de la señorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora